Meses después.
Miro a Darcy hablar con emoción y mi padre le sonríe, estos meses me he vuelto más cercana a ellos, visito con frecuencia a mi padre e incluso he salido de compras con Darcy, al menos esos son mis días buenos, hay días en los cuales hablar con ella me resulta un poco doloroso, me hace recordar cosas que estoy tratando de olvidar o no llorar. Mentiría si dijera que ha sido fácil y que no ha dolido, soy una persona totalmente diferente, pensé que cuando todo terminara volvería al principio pero hay cosas que te cambian, él me cambio y todavía estoy tratando de averiguar si estoy bien con ello.
Verlos hablar me recuerda a Mark en ocasiones, cuando nos divorciamos no hubieron lágrimas, no hubieron palabras de odio o de aliento, solo firmamos un papel que nos separaba y que me dejaba como divorciada. Mark se encargó de que la mitad de su dinero terminara en mi cuenta de banco, que nuestra casa fuera vendida al mejor precio y que todo el dinero fuera dividido, al final siguió siendo el hombre que es… alguien que amo demasiado a la mujer equivocada, alguien que es demasiado bueno para permitirse quedar como el malo de la historia.
En cambio, yo quede como la bruja malvada, sus padres me odian y su familia se aseguró de que todos los contactos que tenía gracias a mi apellido desaparecieran, pero teniendo tantos millones yo misma seré mi accionista. Mi local se ha vuelto un gran edificio, todavía se encuentra en remodelación, pero al menos sigo teniendo clientes que buscan mis servicios, he contratado más personal y he comprado un apartamento, he hecho más en estos meses que en toda mi vida, pero algo en el fondo de mí, ese capullo que fue sembrado llora cada día, porque lo extraña, porque quiere una historia diferente.
He leído muchos libros sobre dioses griegos y descubrí que conocí a un dios muy conocido, Iris, es un puente entre el olimpo y el mundo de los mortales, una mensajera y yo pude conocerla, al menos eso creo, también descubrí que los dioses cambian su apariencia en muchas ocasiones, pero está bien. Al principio la odie, por obligarme a sentir, pero después de un tiempo note como el mundo tenía un poco más de color, todavía soy una perra, pero tengo un límite ahora.
He llorado, he sufrido y he renacido, es un proceso que todavía no ha terminado pero peleo cada día, ese es el punto ¿cierto?
- Lo digo en serio, es hermoso, deberíamos ir.- vuelvo mi atención a Darcy.
- ¿Qué opinas?- pregunta mi padre mirándome.
¿Pregunto algo?
- No tengo idea ¿Qué?- pregunto.
- Darcy quiere ir a República dominicana.- lo escucho decir.
- No.- respondo de inmediato.- no tengo tiempo.- digo.
La sonrisa de Darcy desaparece, mira a mi padre con lastima tratando de convencerlo de alguna manera y termina haciéndolo, irán a una hermosa isla caribeña y espero que lo disfruten, porque yo no estoy lista para salir de la zona de confort que he creado, no todavía. Me pongo de pie y tomo mi bolso, sus ojos me miran de inmediato, estamos cenando en un costoso restaurante y en todo lo que puedo pensar es en entrar en mi nuevo apartamento, dormir después de ahogarme en vino y despertar mañana.
- ¿Te vas?- pregunta mi padre.
- Tengo una reunión mañana temprano.- miento.
- Está bien, conduce con cuidado.- me dice con una sonrisa.
Es obvio que no me cree, pero no quiere arruinar su noche. Últimamente ha actuado más cariñoso de lo que mis ojos pueden soportar, verlo besar a Darcy es raro y no creo acostumbrarse cuando la chica luce como una universitaria de primer año.
Acomodo mi silla en su lugar y los miro una última vez antes de empezar a alejarme, el restaurante se encuentra lleno y eso me dificulta llegar a la entrada, ya no quiero socializar, lo he hecho demasiado por hoy. Cuando logro salir, suspiro por culpa del frio, veo nieve ligera caer desde el cielo, entro mi mano en mi abrigo y le entrego mis llaves al Valet, mientras espero camino por la acera alejándome un poco de la entrada, me detengo al ver un auto conocido llegar al restaurante, mierda…
Dicen que es incómodo ver a tu ex esposo, lo es y cada vez se vuelve peor, paso mis manos ligeramente por mi cabello queriendo lucir bien, no sé porque, pero no quiero que sepa que a veces lo extraño, estaba acostumbrada a él y eso no era justo, no lo ame nunca, solo estaba acostumbrada a su presencia y en cómo me facilitaba mi vida.
Lo veo salir de su auto y como un valet toma sus llaves, sus ojos me encuentran de inmediato, ni siquiera tuvo que intentarlo. Me ve con sorpresa por unos segundos y luego camina hacia mí, su cabello no ha crecido y luce como el hombre que firmo el divorcio, aunque me sienta culpable todavía, mi corazón no se sacude por él, nunca lo ha hecho.
- Tu cabello ha cambiado.- dice mirándome detalladamente.
Mi cabello sigue siendo el mismo, debo lucir igual, pero él se encarga de recordarme que estábamos casados cada vez que nos vemos, no ha pasado tanto tiempo, pero quiero fingir que no estuve siendo una hija de puta por años con un hombre que no lo merecía, maldita culpa. Le sonrío por unos segundos hasta que veo que llega el valet con mi auto, me apresuro en caminar y luego me giro.
- Disfruta tu cena.- digo simplemente y entro a mi auto.