Cayendo en tu mirada

Capitulo 5

¡Al mal tiempo buena cara!

¿No? Eso decía mi abuelita, pero no estoy segura de que pueda poner buena cara a esto.

A ver les resumo lo que pasó esta mañana, al salir de casa, Fabrizio me dijo que pasará comprandole un café porque ya había llegado a la oficina y no pudo desayunar. Cuando voy llegando a la cafetería más cercana, me doy cuenta de que hay una fila larguísima para entrar. Por lo que decido ir a otra que queda un poco más lejos, no me equivoqué, está siempre vacía. Pido mi orden, mi desayuno y el de él. Cuando termino de pagar, me doy cuenta de que sólo me faltan 15 minutos para entrar a la oficina. Por lo que decido darme prisas.

Pido un taxi, pero una señora lo tomó primero. Apresuro el paso, le levanto la mano a otro que iba pasando, pero iba ocupado. Levanto la mirada, perfecto,  ¡No hay un alma por esta calle!.

Empiezo a caminar de forma rápida,  iré andando, sólo me quedan 3 calles.

Ja

Si

Ilusa.

Cuando estoy llegando al edificio, mi cabello se ha soltado,  estoy sudada y me duele la cabeza.  ¡3 calles! ¡Fueron 3, si, pero multiplicadas por 10!  Voy 30 minutos tarde.

A la basura mi intento de puntualidad.

Entro,  saludo a Elenna y paso lo más rápido posible al ascensor. Las bolsas están bien ¿es lo importante? ¿no?.

Miro mi reflejo en el espejo del ascensor. Estupendo. Parezco una loca.

Ya que, lo llevaré suelto pero lo ordeno un poco con mis manos. Todo lo hice por una buena causa.

Pim

El sonido del ascensor,  salgo de el y voy a la oficina de Fabrizio.  

Escucho risas y una voz chillona, al acercarme veo a una mujer sentada en mi asiento.

¿Qué?

Toco la puerta que estaba abierta y la mujer me mira con intriga y una sonrisa burlona. Era bonita o al menos lo fué, es una señora,  muy coqueta y digamos que.. abusó de las cirugías plásticas. Ella al instante me mira de pies a cabeza y cruza los brazos.

Fabrizio abre los ojos y rápidamente me pregunta

-¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado?-. Se mira sorprendido -. Pensaba en llamar a Rose, me habías preocupado.

Bueno.. digamos que tuve inconvenientes

-Fuí por tu desayuno y tuve algunos contratiempos - Me limito a decir, no conocía a la plástica que estaba con él, no le iba a contar que me había sucedido-. Aquí está.

Miro mi puesto de trabajo y aún lo ocupaba Señorita Plástica. Creo que ahora la reconozco.. ¡Es una nueva inversionista! Ha perseguido a Fabrizio desde que lo conoció.  Y digamos que no es muy agradable.

-Emma... -Dice Fabrizio a la vez que ve las bolsas- La señora Rizo me trajo el desayuno hace media hora. Lo siento. - ¿Qué? -. Lamento el retraso que te he causado. Prometo recompensartelo

Me mira suplicante.

Bien.

Bien. La próxima vez que ni se le ocurra pedirme que le compre su desayuno.

Ella me mira triufante y suelta una carcajada de la nada.

- Lo siento niña es que no podía dejar a Fabri sin su desayuno. Abajo hay una cafetería y tuve la gentileza de comprarselo. Oh y para la próxima sé más rápida.

La miro incrédula.  ¿En serio me ha dicho eso? Oh oh

¿Y por qué nadie me habia hablado de esa cafetería?

Me cruzo de brazos.

-Disculpe, Señora. Pero lamento interrumpir su -miro a Fabrizio- visita. Pero estamos en horario de trabajo y usted está ocupando mi puesto - Y estorbando también- puede pasar si desea en otra ocasión. Gracias

Miro a Fabrizio con una ceja levantada.  
¿En serio pensó que no me molestaría? 
Me hizo caminar muchísimo. Y eso no se lo perdonaré tan fácil.

-Emm.. - Me dice después que Arpi plasti se fue- lo lamento en serio. No sabía que La señora Rizo vendría.  Y no pude despacharla de la oficina.

- Oh vamos, te fuí a comprar el desayuno, y si, tardé mucho, pero porque la cafeteria estaba realmente lejos. ¡Mirame! Tenemos una reunión en dos horas y parezco una loca.

Si.

¿Cómo poner buena cara a esto?

-Tranquilizate, estás bien.. - Me mira dudante- no es tanto. Siempre estas preciosa

Lo fulmino con la mirada, si, preciosa. Cree que halagandome se salvará de mi furia.

Él me da una sonrisa de medio lado, y me dice que vaya al baño me ordene un poco y que desayune tranquila. Él se encargará de todo.

Lo miro por última vez y salgo.

Digamos que Fabrizio se ha vuelto un amigo cercano durante los últimos meses. Trabajar todos los dias juntos, se ha hecho agradable y no me molesta. De hecho me cae muy bien. Pero vamos, no dejaré que se salga con la suya.

Al mirarme en el espejo del baño me doy cuenta de que mi cabello está un poco enredado, así que me lo desenredo y ordeno mi vestido, hoy llevo uno negro con detalles blancos. Y menos mal que es negro, no parece para nada arrugado algo que agradezco a Dios. Hoy tenemos una reunión muy importante y no desearía dar mala impresión.

Al salir tomo mi desayuno de la mesa y me siento en mi asiento. Volteo y miro a Fabricio el cual hablaba por teléfono bastante molesto.

Termino mi desayuno, el cual estaba frío. Y me levanto de mi asiento, y me doy cuenta de que ya ha terminado su llamada.

-Viene un inversionista Alemán, Johann Müller, es muy importante. Pero no me agrada tanto. Digamos que nos conocimos hace tiempo..

-Oh, Alemán.. , super, podré practicar mi alemán después de tanto tiempo. -Sonrío -. Tranquilo todo saldrá bien.

Lo miro y sonrío. Abro los ojos como platos cuando me abraza derrepente. Puedo sentir sus latidos acelerados. Yo le correspondo el abrazo .

-Gracias por Todo Emm. -Me susurra al oido- Desde que estas aquí haces de mis días los mejores.

Se me enternece el corazón, es muy tierno.

Nos separamos y le pellizco los cachetes. Sonrío.

Siempre supe que le había caído bien.

-A mi me alegra estar aquí pequeñín, vamos, tenemos una reunión a la que asistir.

Salimos de la oficina. Tenemos que ir al otro lado de la ciudad. Tenemos que presentar nuestro proyecto. Él expondrá y yo seré su compañera.



#32991 en Novela romántica

En el texto hay: destino, romance, metas

Editado: 06.05.2021

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