Cayendo en tu mirada

Capítulo 24

Varios días después de mi incidente con Jane, llegó el día esperado. ¡Nos vamos a Berlín!
Amo Alemania, aún hay tantos países que quisiera visitar... Estoy tan emocionada que me tiemblan las piernas ¡Por fin podré poner en práctica mi alemán!

Y como siempre acostumbramos, cuando viajamos así Fabrizio me viene a buscar en su auto. Y aquí estoy yo en el lobby de mi edificio con mi maleta, un vestido formal y una sonrisa emocionada plasmada en mi cara. Miro el reloj y veo que no debe tardar en llegar, me levanto, salgo y entonces lo veo.
Su auto se estaciona frente a mi y él al verme sonríe.
Baja de forma rápida y me saluda con un abrazo, toma mi maleta y la mete en el maletero. Procede a abrir la puerta del copiloto para que suba y se lo agradezco de un gesto.

—Te ves muy linda hoy Emm.

—Gracias, aunque ya sabes que sí por mi fuera, iría en pijama.

—Lo sé—sonríe y su hoyuelo derecho se marca.

Comienza a conducir y me dice que tome las bolsas de los asientos traseros. Yo asiento dudosa y lo hago.

—¿Qué es?—Pregunto con curiosidad.

—Ábrelo.

La bolsa desprende un olor a comida y ya sé que es lo que hay en la bolsa.

—¡COMIDA!

Él ríe y asiente.

—Pasé por tu restaurante favorito pidiendo el desayuno, ya que no creo que nos dé tiempo de comer bien.

—Oh tú si que sabes—digo y saco mi sándwich favorito de queso y pollo, cuando le doy el primer mordisco no puedo evitar suspirar y bendecir las manos que cocinan estas maravillas— Menos mal ya entiendes lo de barriguita llena corazón contento.

Le sonrío y entramos en el estacionamiento del aeropuerto internacional.

Cuando estamos por bajar le ofrezco un poco de mi maravilloso sándwich y él acepta.

Se acerca a mi y le da un mordisco y yo no puedo evitar reír por su gesto al probarlo.

Bajo las bolsas y mi bolso de mano, él sale y saca nuestras maletas, yo intento ayudarlo llevando la mía pero él insiste en que no haciéndome un gesto, por lo que yo sólo me encojo de hombros. Llevo las cosas pequeñas y entramos en ese enorme aeropuerto.

El mismo que me recibió por primera vez aquí en Italia, el que me ha visto viajar y seguramente me verá crecer.

Busco a Fabrizio con la mirada y noto que le pregunta al vigilante algo, a lo que él señor asiente y le da una dirección.

Me acerco y me dice hacia dónde nos dirigiremos para poder subir al avión, y donde es la zona de espera para nuestro vuelo.

Y aquí viene la peor parte, los trámites.

Escucho unos tacones resonar por el piso frío del aeropuerto y la veo.

¿Cómo se me había olvidado el detallito de que la innombrable iba a venir con nosotros?

Trae a alguien consigo el cual la ayuda con su maleta y esta se dirige directamente a saludar a Fabrizio de forma efusiva y cercana.

Yo me limito a verlos y él sólo sonríe de forma amable.

Jane se dirige a mi y me saluda cordialmente, saludo al cual respondo de la misma forma.

El chico que la acompaña se despide y entonces es cuando veo la diferencia entre ella y yo.

Está al lado de Fabrizio y noto su figura estilizada, vestido caro, zapatos caros y su aire a europea   y chica rica que me dice "no me veas mucho que nunca serás como yo"

Genial. Ahora me hace insegura.

No tengo nada de que quejarme, soy linda en promedio, según yo. 
Mis cejas son gruesas y formadas, mis ojos son color avellana (aunque algunos dicen que son mieles) y mi figura es buena, no hago tanto ejercicio pero siempre me estoy cuidando. Además, yo tengo el sabor latino en mi sangre.

Punto para mi.

¿No?

Me cruzo de brazos y me pregunto si Fabrizio en serio no nota como le coquetea descaradamente.

Muevo mi cabeza y los saco de mi mente, es mejor que empiece a hacer los tramites para el viaje.

Fabrizio al ver la oportunidad de librarse de ella, recuerda los trámites y ella asiente. 

Es inevitable que no sienta esta opresión en mi pecho al verlos juntos, supongo que aunque lo evite mis sentimientos hacia él son opuestos a lo que intento recalcarme cada vez que estoy junto a él.

Saludo a la aeromoza con una sonrisa y ella de forma amable me indica que es lo que tenemos que hacer, sigo sus instrucciones y ellos hacen lo mismo. Como nos han indicado que el vuelo se ha atrasado debido a una tormenta tendremos que esperar un poco más, lo cual es un poco desafortunado para mi ya que tendré que escuchar a Jane hablar de sus zapatos nuevos.

Aprovecho este tiempo y le mando un mensaje de texto a Rose avisándole el retraso a lo que ella responde con: "Oh tendrás que pasar mucho tiempo con la señorita Wayles, lo siento". Al leerlo no puedo evitar sentirme un poco extraña.

Dirijo mi mirada hacia ellos y noto que ella no se le quita de encima, mueve su cabellera rojiza detrás de su hombro, cruza las piernas de forma sugerente y él muestra gran interés en su conversación, me limito a encogerme de hombros como reacción instantánea.

-¡NO TE SIENTAS MAL! Ella no es mejor que tú ni que nadie, ¿Qué te sucede?- Grita mi subconsciente. Es una pregunta a la cual ni yo misma encuentro respuesta.

Estoy tan ensimismada en mis pensamientos que no noto cuando él se acerca a mi y toma mi mano, la cual por instinto aparto de forma rápida. Él me mira y evito su mirada, estoy sensible y él lo notará al instante.

Busca mi mirada con esa mirada gris tormenta que causa un tormento en mi.

¡Dios! ¡¿Estoy celosa?!

—¿Qué ocurre Emma?— pregunta de forma preocupada.

— ¿Qué? ¿A mi? —  Cierro los ojos al notar la lógica inexistente en lo que he dicho.

— Eh no, era una pregunta retórica— Suelta una pequeña risita y toma mis manos frías en sus manos— ¿Te sientes mal?

Niego con la cabeza. 

Realmente no quisiera demostrar mis inseguridades, recuerdo aquellas veces cuando mamá me repetía que nadie es perfecto y que cada uno tenemos nuestras propias virtudes. 



#32967 en Novela romántica

En el texto hay: destino, romance, metas

Editado: 06.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.