Parpadeé más veces de las que es pretendía y quedé atónita al escuchar lo que estaban diciendo en la reunión. Mis piernas temblaban y mi garganta estaba tan seca que no lograba pronunciar ni una sola palabra.
-No hay trato. Y todo es culpa de su personal. -Decía aquel hombre bajo con tes blanca y lentes que enmarcaban su cara, él se notaba molesto y me observaba mientras hablaba- Al parecer han ocurrido problemas desde su estancia en este hotel y sólo han sido 24 horas. Lo siento pero decir que no es mi decisión. Nuestro convenio podía haber sido exitoso, pero el factor que me ha hecho declinar su propuesta fue el incidente ocurrido ayer, no puedo tolerar algo así. Gracias por todo pero no se firmará ningún contrato .
Su voz me paralizó y sus ojos recorrieron mi cara con una mirada despectiva la cual me dejó sin aliento. Finalmente se retiró, y entonces todo se aclaró para mi, me estaban echando la culpa. No podía ver a nadie a la cara y mis mejillas ardían a tal forma que no había sentido antes ante la oleada de vergüenza que me invadía.
Fabrizio se notaba consternado y yo no podía voltear a verlo, no sería el fin para él. Pero si para mi.
De este contrato dependía el último proyecto del año y era el más importante. Mis pensamientos pasaban con rapidez y salí del lugar con más prisa de la esperada. No logro distinguir ninguna cara mientras camino porque sin darme cuenta las lágrimas ya rodeaban mis mejillas. Intentaba salir con lo poco que me queda de tranquilidad, pero era casi imposible.
Me dirigí como pude a mi habitación y empecé a acomodar mis cosas con rapidez, saqué mi teléfono y llamé a la primera persona que vino a mi mente. Rose.
Ella contestó al tercer tono.
-No puedo.. Rose- Mi voz salía entrecortada- Yo... lo he arruinado todo, mi carrera, he fracasado-Sollozaba mientras respiraba agitadamente, entonces me aparto el teléfono de la cara, tratando de tranquilizarme.
-¡¿Qué ha sucedido?! Emma ¿Estás bien? contéstame por favor -Su voz era temblorosa y me demostraba el temor que sentía en aquel instante y ese hecho me hacía sentir más culpable.
-No han firmado el contrato por mi culpa y yo... no... apenas hice algo- Mi corazón se aprieta en mi pecho. Ni siquiera entiendo que hice mal- Ha sido mi culpa Rose, no puedo ver a Fabrizio a la cara, me lastima verlo. Esto era tan importante y lo arruiné, me siento muy mal, no sé que hacer.
-Tranquila, respira, ¿Fallaste en algo? ¿Eso crees tú? Emma no sé que pudo haber sucedido, pero amor estas cosas ocurren más de lo que piensas, tu carrera no está destruida- creó un silencio antes de continuar diciendo- es posible que tenga un impacto en la empresa, pero somos familia, no creo que vayan a destruirte la carrera por seguramente un mal entendido.
Mis ojos se cierran por un momento mientras intento procesar cada palabra, mi culpabilidad crece con cada segundo que pasa.
-Lo siento tanto Rose...- es lo único que alcanzo a decir mientras un sollozo sale de mi boca.
-Tranquila, tranquila...-dice con voz suave- ¿Dónde está Fabrizio?
-No... no lo sé.
-Búscalo e intenta aclarar las cosas, vamos tú puedes.
-Confías en mi más de lo que yo misma lo hago.
-Si confías en ti, sólo que dudas, y anda, no llores e intenta buscar soluciones este es sólo un obstáculo más.
Yo asentí con la cabeza como si ella pudiera verme y finalmente le dije.
-Si, gracias Rose.
Ella se despidió de mi y yo limpié mis lagrimas frente al espejo, mi cara muestra derrota y mi mirada se ve apagada.
Limpio mi cara de todo el maquillaje, salgo del baño, me siento en la cama y entonces mi mente se nubla. Es difícil, mis piernas tiemblan y cada vez que intento respirar profundamente me embarga un sentimiento de culpa, realmente puede ser mi culpa. Es poco profesional, pero soy humana, y ya estoy tan cansada. Tengo tantas responsabilidades y no sé hasta que punto podré aguantar, casi no tomo un respiro y todo gira alrededor de otras personas. Y me doy cuenta, no puedo seguir así, estas cosas tienden a debilitarme, pero eso no me hace débil, sino humana.
No es que no sea capaz, sólo necesito un respiro, recuesto mi cabeza sobre la suave almohada buscando entre la oscuridad que arribaba mi alma, en desolación y el sentimiento de fracaso, aquello que me daba esperanza y amor. Dios. Es a lo que sé que puedo aferrarme, realmente sé que la vida no será fácil, pero me duele mucho. Quizás en el fondo sigo siendo la misma niña con inseguridades y un gran temor a todo.
Cierro mis ojos e intento llevar las cosas con calma.
Y sin darme cuenta, me quedo dormida intentando buscar consuelo.
Despierto al escuchar unos toques en la puerta algo apagados.
Me levanto con cuidado y abro la puerta lentamente. Finalmente, lo veo. Sentado frente a mi puerta con su corbata algo desatada y su mirada fija en mi. Se levanta y yo sólo agacho la cabeza, estaba avergonzada.
Y entonces espero algo de frialdad, mal humor o incluso odio, el cual no llega. Me mueve suavemente dentro de la habitación y me abraza, me tomó por sorpresa. Berlín es muy fría de noche pero su contacto era muy cálido. Todo era tan real y a la vez, no lo era.
-No pasa nada-Dijo mientras colocaba su mentón sobre mi cabeza y suspiraba suavemente- Pensé que podríamos cerrar el trato, pero no fue tu culpa, era una negociación imposible, mi padre ya lo sabía y pensó que yo podría hacerlo. Pero Emma, llegamos muy lejos, juntos. Gracias.
-Yo...- Lo miré mientras trataba de que las palabras salieran de mi boca- Igualmente lo siento mucho, sé que debí haber llevado mejor la situación, me dí cuenta que aún no estoy tan preparada...
-Para.
-Yo... quizás debería...
-No. Emma nos hemos caído pero nos levantaremos, juntos. Hey, no es el fin del mundo- Él me mira sonriendo intentando sacarme una sonrisa también.
-Lo sé, sólo es muy frustrante, sentí como me desvalorizaba con cada segundo que me miraba despectivamente. No quisiera volver a pasar por una situación así.