—Entiendo a que te refieres, pero no creo que sea la peor combinación de la historia... --Dice mientras que con una señal hace que le traigan una copa de vino--La verdad nuestros hijos saldrían perfectamente hermosos, tendrían una madre muy hermosa y un padre muy apuesto también, pero sé que se parecerían más a su mamá.
—¿Tan pronto hablas de hijos? Yo no quiero hijos. —Respondo un poco desconcertada.
—Sabes que en algún momento el pueblo esperará un heredero.
—No quiero un hijo contigo.
—Auch bonita... ¿Porque? Es mejor estar con alguien que conoces que con algún desconocido... Posiblemente viejo y atorrante... Ya sabes como es este mundo, como es para nosotros.
—Prefiero casarme con alguien que-..—De pronto me interrumpen.
—Sualteza... La reina desea verla en el salón del té.
—Debo irme... Es una real lástima—me despido un poco sarcástica—Y ahora la reina desea verme.. —Rio de manera sarcástica sabiendo lo que me espera en el salón del té.
—Espero verla de nuevo muy pronto mi diamante...—Responde dando una pequeña reverencia.
—Solucione lo del compromiso y ya no tendrá que verse obligado a actuar así.—Digo desviando mi mirada.
—Nadie me obliga preciosa...
Termino mirándolo un poco confusa, doy media vuelta y procedo a irme. ¿Que cree que gana diciendo eso? Yo no quiero un compromiso con él, y eso estaba por conversarlo con mi madre, sabía lo que me esperaba en el salón del té, nada es bueno en ese lugar.
Ya justo en la puerta, respiro hondo y hago la señal de que le avisen que estoy por entrar.
—Lamento haber interrumpido tu gran conversación con el rey Daniel.
—No interrumpiste nada madre.
Mientras hace la señal de que le sirvan un poco de vino se sienta en uno de sus asientos favoritos para poder darme la charla que odio de toda la vida.
—Violet, a llegado el momento para el que te hemos preparado tantos años. No es nada del otro mundo, todos los reinos lo hacen y lo sabes.
—Yo no-..
—No depende de ti, desde que naces como parte de la familia real, tus decisiones no dependen de ti, sino lo que es mejor para los que dependen de ti, osea tu pueblo, el reino de Zovaria. Si tu hermano no estuviera serías tú la futura reina, y tienes que pensar de la manera correcta.
—¿Porque no puede ser correcto solo no comprometerme? No le haría daño a nadie, hablamos del resto de mi vida, que a ti te hallan obligado a casarte con papá fue su historia, no quiero que así se la mía.
—A mi y a tu padre nadie nos obligó Violet, era nuestro deber. Y el compromiso no es una pregunta, se realizará y punto final.
Sabía que seguir allí solo empeoraría las cosas, y solo decidí irme sin decir nada más. Y por una de las ventanas del castillo pude ver como se iba el rey Daniel de regreso a Borrering.
Y para desahogarme llamé a mi habitación a Emma, mi gran amiga del castillo, la única con la que podría hablar sobre esto, hija de una de las cocineras que también ayudaba en la cocina. Habíamos crecido prácticamente juntas, teníamos la misma edad, la suficiente confianza para decirle que me podía tutear, quien mejor para escucharme en esta situación.
—No me pienso casar con él.
—Pero si te gustaba desde que eras pequeña.
—Sí pero ya no, osea es quedarme con él toda mi vida, solo me querrán para que le dé un heredero al reino de Borrering.
—Y aparte creo que también le gustas al rey Daniel.
—¿Que cosas dices Emma? ¿Yo gustarle a ese engreído total?
—No es tan engreído por lo que he escuchado, en sí es mucho más atento y claro apuesto. Tú lo viste en persona, ¿cómo es? Es realmente guapo? claro que debe serlo, las pinturas no deben hacerle justicia.
—Tampoco exageremos, si es guapo, podría decirlo así, alto, rubio, ojos celestes, el tipico Daniel de siempre.
—¿Cuando superarás lo que hizo?
—Eso fue traición, yo no quiero traidores de mi lado, no quiero casarme tampoco con uno.
—Te están poniendo a un rey muy apuesto al frente, alguien que conoces desde que eras una pequeña princesa, aparte quizás entienda que si no quieres hijos pues le puede heredar el reino a su hermana menor.
—No es tan facil, ¡él me hablo de hijos HOY!
—¡¿Que?!
—Sí, fue tan horrible, de la nada, diciendo que nuestros hijos saldrían muy guapos y un montón de tonterias.
—Pues no miente, si saldrían muy lindos los futuros principes.
Dice eso y la miro con una mirada que claramente dice "¿De que lado estás?" y rápidamente la entiende y agrega.
—Pero claramente tú ni quieres imaginarte ningún futuro príncipe, porque no te quieres casar con él. Lo sé mi princesa.
—No me llames "mi princesa" me haces recordar a lo que todos esperan aquí, que acepte ese estúpido compromiso.
—Ya sé que no te gusta, pero si mi madre me oyera me regañaría por hablarle como si fueramos iguales, tu eres la princesa de este país y yo...
—Emma, tú eres mi amiga, la amiga de oro de la princesa de Zovaria, asique no eres cualquier persona, te agradezco porque me puedas escuchar, por brindarme tu amistad y lealtad hasta el día de hoy.
—Ha sido lo más cursi que me ha dicho hasta el día de hoy.—Dice Emma mientras veo como se le cristalizan los ojos y fuese a llorar.
—No llores, porfavor no....—Voy corriendo a abrazarla—Oye de verdad, no quería que lloraras, lo siento.
—No no esta bien, soy muy llorona a veces, perdóname a mí.
Después de esa charla con Emma, llegó la hora de la cena, ese momento siempre lo sentía como una reunión familiar obligatoria. Pero quería hablar todo este tema con el mismo rey de Zovaria, mi padre, al fin y al cabo el trato era con él. Yo sabía y estaba más que segura que él si me escucharía.
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Editado: 19.12.2024