—¡Ustedes lo sabían y no me dijeron nada! —Nadia exclamó caminando en círculos y jalando su cabello.
—Se suponía que te lo contaría después de la reunión —su hermano intentó explicarle.
—Yo pretendía decirles cuando estuvieran juntos —James se metió en la discusión.
—¿Desde cuándo lo sabes Aiden? —ella inquirió con dolor.
—Una semana —respondió dando un paso cerca de ella—. Quería esperar a que estuvieras mejor para contarte.
—¡Una semana y no me enteré gracias a ninguno de ustedes! ¡Odio a los mentirosos! —ella les gritó sin poder contener el dolor en su voz.
—Nadia —Aiden intentó tomar su mano, ella se alejó de golpe—. Te iba a decir...
—No quiero verte traidor, si no te importo decirme cuando estabas pasando tiempo con papi —hizo comillas con los dedos cuando pronunció lo último—. No vengas ahora con la mierda de "te iba a decir", pensé que eras más confiable. Ahora me queda claro lo egoísta que eres lobo.
—¡Nadia! No le digas esas cosas a tu hermano, él no lo hizo por egoísmo o malas intenciones —su tío intervino reprendiéndola.
—Tú eres igual. Toda nuestra niñez tomando un rol que no te correspondía —lo señaló—. Teníamos derecho de saber la verdad, y nunca dijeron nada manipulando las cosas en su beneficio.
Ella les dio la espalda empezando a caminar al bosque. En ese momento estaba demasiado enojada para entender razones, y no quería ver a ninguno de ellos. Se. Sentía traicionada no solo en el sentido de que se estuvieran burlándose de ella, en su cara. Sino también porque su hermano ya había empezado a "fortalecer los lazos con el progenitor de ambos" y en ningún momento tuvo la consideración de incluirla. Apenas tenía una semana de saberlo, pero para ella ya era demasiado tiempo para guardar un secreto que ambos deberían saber. Caminó sin rumbo por el bosque dejando salir su dolor. Podía sentir a alguien siguiéndola y sabía que era Jackson, le agradecía que mantuviera cierta distancia. Porque si no él también saldría lleno de bendiciones.
—Aiden, déjala —James lo detuvo cuando empezó a caminar con intención de seguir a su hermana—. No puedes quitarle el dolor de sentirse traicionada. Yo nunca les dije nada porque no era mi secreto y tu madre estuvo buscando a Anker por años, pero su manada desapareció. Cuando tenían catorce perdió la esperanza de encontrarlo y por eso no dijo nada, para no hacerlos sufrir con la verdad y no poder ver a su padre.
—Ella piensa que no le dije nada porque quería dejarla de lado —Aiden limpió las lágrimas que caían por sus mejillas con la manga del suéter—. Eso no es cierto, yo le iba a decir cuando arreglarámos lo del ataque del hombre al campamento la semana pasada. Ella es demasiado terca para permanecer en la seguridad de la casa y por eso tenía que esperar para que sus heridas sanarán.
La compasión invadió a James al ver a su sobrino sollozando sin apartar la mirada del bosque por donde Nadia se había ido.
—Lo sé, campeón —dijo en tono conciliador—. Ella se siente mal y por el momento es mejor darle su espacio para que recapacite. Tampoco debes sentirte mal por lo que dijo, ella no hablaba en serio. Ahora vamos tenemos que ver a tu madre.
—¿Qué pasará si ella no puede recordarnos?
James empezó a caminar hacia el hospital de la manada de Anker. Después de que Alaia tuviera una crisis y empezará a gritarle cosas horribles a sus hijos tuvieron que llamar al doctor Trevor para que la durmiera. Anker y él estaban en un difícil dilema, ¿los chicos o Alaia? Lo mejor que podían hacer era llevarla a un hospital hasta hacerla entender que sus "bebés" ya no eran lo que ella parecía recordar. Y ni Anker o él iban a permitirle acercarse a los mellizo hasta que diera señales de lucidez. Después de atacar a Nadia ella representaba el peor peligro para sus sobrinos. Ellos no se habían defendido de sus ataques, simplemente Aiden protegió a su hermana y ella lo protegió a él. De lo contrario Alaia pudo haber cometido la peor estupidez.
Anker estaba sentado en silencio mientras el doctor Trevor caminaba de un lado al otro. El viejo hombre estaba creando alguna especie de mezcla para hidratar a su mujer y añadiendo algunas vitaminas. El sedante era muy potente y por primera vez esperaba que durará unos días para que pudiera descansar, y ver algún tipo de mejoría en sus memorias.
—Lamento decirte esto, pero tienes que preparar una de las celdas. Ella no puede estar libre hasta que no podamos saber qué clase de daño recibió en cautiverio —dijo poniendo una vía intravenosa en el brazo de su cazadora—. Físicamente sus problemas son que le faltan algunos kilos de peso y está deshidratada. Su piel tenía un ligero tono marrón por exponerse al sol.
Anker rechino los dientes, pero no protestó. El viejo hombre tenía razón. En la mansión tenía un cuarto sin ventanas y con una puerta lo suficientemente resistente para mantenerla segura y no pudiera escapar por ningún lado. Era un momento muy importante para su familia y ninguno podía disfrutar de el, por diferentes razones. No pudo hablar con ninguno de sus hijos porque tenía que traer a Alaia al hospital para que la sedaran, y alejarla de intentar dañar a los mellizos. Los tres eran lo más importante para él y no podía tomar una decisión sin afectar a los otros. Nadia estaba muy afectada, él podía sentir su dolor y angustia cuando los dejó con el estúpido cazador.
—¿Cómo está mi madre? —Aiden inquirió entrando a la habitación seguido por su tío.
Anker guardo silencio mirando a su hijo tomar asiento junto a la cama de su madre. Tenía los ojos un poco rojos y la culpa lo estaba carcomiendo por dentro. Nadia había discutido con su hermano y Anker era el culpable.
—El chico no deberías estar aquí —el médico reprendió a James con la mirada—. No puede estar cerca de ella hasta nuevo aviso, ninguno de ellos puede.
—¡Es mi madre no pienso permanecer lejos de ella! —Aiden enfrentó la mirada reprobatoria del hombre.
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Editado: 16.11.2019