Con ayuda del médico Anker tenía una habitación lista y sin nada que Alaia usara como arma.
Ella estaba profundamente dormida, su expresión era tranquila y no parecía que horas antes casi asesinó a su hijos. Acarició su rostro con suavidad como si ella fuera a desaparecer en cualquier momento. Su belleza y salvajismo fue lo primero que lo había atraído la primera vez que la vio en el bosque, dejando a un lado el hecho de que ella era su pareja destinada. Ella era su mundo cuando la conoció y todavía lo era, pero no podía evitar la culpa de su última conversación hace diecisiete años y medio. "Si sales por esa puerta, me habrás perdido para siempre" Él nunca le mintió cuando le dijo que Tania era una prima para él. Nunca hizo algo para engañar a su mujer, ni con el Hechizo de amor que Tania había usado con él. Usar la magia para manipular los sentimientos de un lobo emparejado era una de las peores condenas en su mundo. Tania fue quien destrozó su matrimonio y obligó a su mujer a abandonarlo. Obviamente ella no imaginó que los lobos tan poderosos como el resto de los Alphas bendecidos, empezarían a oler la magia en él. Ellos empezaron a detectar ciertas características de la magia oscura, como la qué la bruja a la que Tania había contratado uso en él. Ambas pagaron caro por su ambición. Tania fue desterrada y obligada a cargar con la cicatriz que Alaia le dejó en el rostro. A pesar de la capacidad de sanación de los lobos ella no pudo curarse en tu totalidad por eso. Mientras tanto la bruja perdió su derecho a usar cualquier tipo de magia, por rebajarse a hacer algo tan vil. Los dos hijos de Tania vivían en la manada con el resto de sus lobos, Tabatha y Bruce Ashton. Bruce era muy tranquilo y noble, mientras Tabatha no estaba lejos de seguir el mismo camino de su madre.
Cálidos besos despertaron a Jackson. Sus ojos permanecieron cerrados dejando que ella siguiera jugando un poco. Aunque por la manera en que se estaba comportando podría asegurar que quería marcarlo. Unas pequeñas manos estaban manoseando su torso, mientras seguía besando su cuello. Ella estaba comportándose de una manera posesiva, podía sentir sus colmillos con el fuerte deseo de marcarlo.
—¿Te sientes bien? —inquirió.
Ella se sentó a horcajadas en su torso, sosteniendo sus brazos arriba de su cabeza con sus pequeñas manos. Intentando mantenerlo en una posición sumisa. Sin una respuesta o algo que le indicase a Jackson lo que iba a hacer, ella lo marcó en la unión de su hombro y el cuello. Durante un eterno minuto ella permaneció sin moverse.
—¿Qué pasó? —ella le preguntó un poco aturdida.
Jackson hizo lo mismo con ella. La giró y la apariciono debajo de él.
—Acabas de aceptar nuestra unión, ahora ya no hay vuelta atrás.
Ella abrió los ojos desmesuradamente viendo toda la habitación como si fuera una especie de broma.
—¡Yo no hice nada!
Jackson movió el cuello mostrando la sangre fresca en esa zona.
—Tú ya me has reclamado. Oficialmente estamos casados según las leyes de los licántropos.
—¿Qué quieres decir con casados? —lo miró con atención.
—Según nuestra ley más sagrada para las parejas destinadas, si ambos son licántropos deben marcarse mutuamente por voluntad propia, para completar la unión. Y si solo una de las partes es licántropo esté tiene que marcar a su pareja y si ella lo acepta completarán la unión mediante el pacto de sangre. Eso sería igual a una boda humana con invitados y testigos del suceso.
—Ustedes son realmente extraños —ella habló sin apartar la mirada de los ojos azules de Jackson.
—Somos, lindura... —él susurró acercando sus labios para besarla—. Somos...
Aiden se paseaba como animal enjaulado por la casa de Anker. Su hermana no había regresado ni dado señales de vida desde la noche anterior. Ella podía enojarse todo lo que quiera con él, pero dormir fuera de casa, ¡No señor, eso no!
—Sabes qué si vas y la traes por la fuerza eso solo empeorará las cosas ¿No? Deberías calmarte un poco —James intentó hacerlo entrar en razón.
Aiden negó.
—¡¿Y dormir afuera es mejor?! Ella es menor de edad, y ese tipo puede aprovecharse de ella.
—Tu hermana, No es una niña indefensa. Ella puede cuidarse sola, además el tipo no parece ser de esa clase de hombre. Y es mejor que ustedes vayan acostumbrándose a verla con él muy seguido. Es parte de su naturaleza licántropa y, ni tú ni Anker pueden evitar que ella se aleje de él.
—Qué te hace pensar que simplemente voy a dejarlo acercarse a mi hermana.
—Eso mismo dije yo hace diecinueve años, y miranos... Ahora estoy hablando con el hijo de la mujer que siendo una cazadora ahora tiene dos hijos mestizos con un hombre lobo. El cuál todavía es su esposo por cierto —James se sirvió un vaso con agua—. En cuánto las dos marcas se completen no hay poder en el mundo sobrenatural que pueda revertir la unión de una pareja destinada. Ahora compórtate como un hombre porque tú también actuaras como Jackson cuando tengas a tu pareja.
—Oficialmente te declaró un mal ejemplo.
—Digo la verdad. Tal vez tu hermana te pida que le tomes una foto mientras se besuquea con su novio —James dijo en tono juguetón. Lo que dijo era la verdad.
Alaia era una prueba de eso, por más que el quiso luchar para alejarla de Anker no era suficiente para evitar la unión de ellos. Con el tiempo descubrió que nunca hubiera podido hacer que Alaia lo escuchase. Era cosa de lobos, vampiros y brujos. Todos tenían una pareja destinada y una vez que la unión se completaba en ambas partes no había vuelta atrás. Eran lo único que podían complementar al otro. Incluso Aiden en algún momento encontraría a la suya y no podría reprocharle a su hermana por su comportamiento. Él sí confiaba en su sobrina, apostaba su honor de cazador que ella no lo decepcionaría. Ella era joven, pero con una inteligencia superior a la de cualquier joven adolescent.
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Editado: 16.11.2019