Caza Zabat

Capítulo 3

Las luces se encuentran apagadas. Felipe, Fátima y yo encendemos las lámparas con telequinesis, viendo lo hermosa que es la casa ahora que está habitada.

Se nota la diferencia de cuando estaba deshabitada, antes había telarañas por todas partes y olía a viejo, pero ahora se nota lo pulcro y acogedor que es el lugar. Es tan grande como lo recuerdo.

Rápidamente se apagan las luces y una brisa recorre nuestros cuerpos haciéndonos temblar.

Empezó la fiesta—sonríe Leonardo, ansioso por cazarlos.

Siento como me jalan a una velocidad increíble, estrellándome contra la pared; el cuadro que estaba colgado cae al piso ocasionando un gran estruendo.

¿Estás bien?—pregunta Andrea, sorprendiéndome porque ella no se preocupa por mí en ningún momento. 

Me tiende la mano y yo la acepto.

Estoy bien, gracias—asintió, vimos a un fantasma traspasar las paredes, nos miramos sabiendo que hacer.

Ambas nos tele-transportamos a esa habitación, justo frente al fantasma, con un hechizo que nos enseñaron nuestros padres pudimos agarrar al fantasma que en caso de que desaparezca, lo haremos con él.

¿Lista?—asiente.

Zure denbora da, beste mundura gurutzatu—ambas repetimos el hechizo y el fantasma desaparece.

En ese instante escuchamos a Fátima gritar y corrimos donde ellos, presenciando como Fátima está en el aire prácticamente. El fantasma la ha levantado y no la ha bajado, los chicos han intentado golpearlo en la zona donde murió que es en la cabeza, pero es fuerte y cuando es fuerte solo significa una cosa...

¡Es un espíritu negro!—corrimos rodeándolo, todos nos tomamos las manos e íbamos a pronunciar el hechizo, pero un fantasma me empuja ocasionando que rompa la cadena humana que hemos creado.

Para poder ayudar a Fátima debemos acabar con el otro fantasma que no me permite acercarme a ellos.

¡Traten de decir el hechizo!—les digo mientras yo me encargo de este fantasma del demonio.

Corro detrás del fantasma que me permite ver que le sucedió. Era una familia de la época colonial, una familia muy importante y respetada por el pueblo, a la vez que eran muy temidas por querer dominar a los pueblerinos.

La señora fue asesinada por este hombre que estoy persiguiendo, fue la primera que expulsamos; él la mató por tener un amorío con el joven y enemigo de este en esta misma casa, en su cama y bajo la presencia de todos los miembros de la familia.

Terminó muriendo por una enfermedad pulmonar y no ha dejado la casa desde entonces.

El fantasma intenta atacarme, pero soy más rápida y lo golpeo en el área pulmonar dándome cuenta de que es otro espíritu negro. Va a ser difícil expulsarlo yo sola.

¡Iluntasuna arimak!—pronuncio, pero nada, es muy fuerte.

Nada perdía con intentarlo. Debo intentar usar mi habilidad.

Intento con todas mis fuerzas clonarme, pero no lo logro. Lo he hecho varias veces, pero no intencional. Cuando intento hacerlo no puedo y en este momento necesito hacerlo o sino nunca podré ayudar a los chicos.

Cuando estoy a punto de rendirme siento que de mi cuerpo se desprende algo, en ese instante veo a otras dos personas igual a mí. Intentamos rodearlo y repetimos el hechizo.

¡Iluntasuna arimak!—el espíritu negro desaparece por los aires.

Vuelvo con los chicos que siguen en la misma posición que cuando me fui, pero no está el fantasma. Me acerco a ellos y descubro que rodean a un chico, enciendo las luces con la telequinesis y me doy cuenta de que es el chico nuevo.

¿Qué haces aquí?—sonríe levantándose con las palmas a la vista.

Yo-yo...

¡Qué haces aquí?!—gritó por la exasperación que me causa su nerviosismo.

¡Yo vivo aquí!—grita de igual manera, los chicos se acercan a él enojados por haberme gritado, los detuve calmándolos.

Tu padre nos llamó, se supone que no iba a haber nadie ¿Por qué estás aquí?

Solo quería verlos en acción y ¡vaya que los vi!—sonríe con emoción—son increíbles, como desaparecieron—nos mira a Andrea y a mí—como usaron sus poderes para que la chica no cayera, es ¡alucinante!—en sus ojos se nota la impresión y emoción que causamos en él.

Hay que borrarle la memoria—se alarma cuando escucha la sugerencia de Felipe—lo siento, me caes bien, pero no debes saber sobre esto.

¡Aguarda...! no lo hagas, prometo no decir nada a nadie—apura a decir.

No quiero arriesgarme—me acerco a él, pero se aleja, volviendo a poner las palmas a la vista.

Por favor, solo soy un joven que no ha tenido diversión desde que nació, vivo mudándome de casa en casa por el trabajo de mi padre, prácticamente no tengo amigos y esto para mí ha sido lo mejor que me ha sucedido en toda mi aburrida vida.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.