Caza Zabat

Capítulo 18

Despierto en mi habitación, poco a poco recuerdo lo sucedido y corro en busca del libro Zabat, sin encontrarlo en su escondite.

Un compartimiento en el último cajón de mi gaveta.

Se lo llevó el muy maldito.

Me doy una ducha y vuelvo a la cama, me siento muy cansada, ni siquiera cené. Me imagino que Grace está con sus padres porque no está aquí.

///

Me siento fatal, ni siquiera estudié y ya inicia la semana de exámenes finales, después el dichoso baile y ¡pum! Irse a una universidad.

Me he sentido débil desde hace días, no sé que me ocurre, yo siempre he sido una chica sana. Mi tío Jason nos llevó al colegio por lo que llegamos algo temprano.

Te ves cansada Lucia—asiento desganada.

No sé que me ocurre.

¿Y si usas uno de los hechizos? —me susurra Fátima, la miro agradeciéndole la buena idea que acaba de tener.

Me despido de ellos y me dirijo a mi salón de clases a fracasar mi primer examen.

Historia.

Me siento y la profesora me entrega el examen, lleno lo único que me sé ¡mi nombre!

Inventa—escucho un susurro a mi lado y es un chico, le sonrió para no insultarlo ya que le leí la mente y no sabe nada, esperaba su ayuda.

Intento ver si recuerdo algo de mis clases, pero nada, es como si justo hoy perdiera la memoria o tengo una especie de laguna mental.

La diez es 1492—levanto la mirada y Grace está frente a mí, le sonrío agradeciéndole que esté aquí.

Señorita Vance...no se distraiga—asiento volviendo a mi examen.

La cinco es la Guerra Fría—y así llené casi todo el examen gracias a ella, de verdad no me acordaba de nada.

Camino nuevamente a casa junto a Felipe y Andrea que terminaron sus exámenes temprano. Van hablando de cosas las cuales no les presto atención hasta que mencionan al director Rous, giro mi cabeza con rapidez prestando atención.

Envió su carta de renuncia y el ministerio educativo está muy sorprendido y decepcionado porque no quiso quedarse hasta estas últimas dos semanas que faltan—habla Andrea.

¿Tú cómo te enteraste de eso? —le pregunta Felipe.

Un chico de mi salón es hijo de la secretaria.

Corro a casa como puedo por respuestas de parte de mis padres, según ellos iban a confrontar al director.

Llego a casa agotada y mi padre se encuentra picando unas verduras.

Papá—se gira sonriendo.

Hola Luci, mira haré sopa de verduras para ti—sigue picando las verduras con una sonrisa en el rostro que me causa felicidad.

Rápidamente recuerdo porque corrí a casa.

Papá ¿Qué sucedió con el director Rous? —deja de picar para mirarme.

Se gira sentándose en la barra, me acerco sentándome en la silla de la cocina.

Fuimos a su casa y no estaba, no había nada de sus pertenencias personales, además dejó una carta diciendo que cuando menos lo esperemos ahí estarán.

Nos encontraron.

Tengo miedo—admito bajando la mirada, él se baja de la barra y se acerca envolviéndome en un abrazo que me hizo recuperar fuerzas.

Yo también pequeña, no quiero que nada te suceda—acaricia mi cabello—eres mi pequeña y lo que menos quiero es que algo te pase—soltó un largo suspiro—ahora ve a cambiarte mientras te hago tu sopa—asiento y me da un beso en la frente para luego dejarme ir.

Subo las escaleras en busca del libro de hechizos y le doy una ojeada hasta encontrarlo.

Bizitasun—instantáneamente me sentí con energía.

La sopa de mi padre estaba riquísima, mi madre y yo se lo dijimos haciéndolo sentir orgulloso de sus artes culinarias.

Mi padre es un buen cocinero, desde pequeña los he visto a ambos cocinar juntos y turnarse para preparar la comida. Gracias a ellos puedo decir que soy una experta en la cocina.

Mi sopa la ha revitalizado—mi madre soltó una risilla—¿Qué? —pregunta confundido.

Antes de que mi madre le dijera la verdad hablé.

Si papá, fue tu sopa—mire a mi madre guiñándole un ojo.

Pasamos un rato agradable en familia, conversando y recordando momentos buenos. Lo extrañaré si llego a morir.

Dentro de mi siento que algo va a cambiar ya sea para bien o para mal, pero va a cambiar y afectará a todos los involucrados.

///

Regresé de clases con Grace riendo de algo que vio en el colegio, me cambié y me puse a practicar con los chicos que se escaparon sin que mis tíos lo sepan. Por más que digan que nos quieren ayudar y que es su deber, no quiero preocupar a mis tíos si algo les llega a suceder.




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