Caza Zabat

Capítulo 21

Corro tras él, pero es muy rápido.

El sigue corriendo hasta que se detiene y lee lo que hay dentro, se gira lentamente con una expresión seria. Me acerco a pasos lentos hasta quedar frente a frente.

Sabes dónde están—no lo está preguntando, me afirma—quiero ir contigo.

No, creo que...

Debo ir, ellos mataron a mi madre.

No estás en condiciones para enfrentarte a ellos, puedes morir...es mejor que te quedes fuera de esto—se queda en silencio pensativo.

Le quito la libreta y la vuelvo a guardar, abro la boca intentando decir algo, pero la cierro viendo que sigue perdido en sus pensamientos. Me doy la vuelta para dirigirme a mi clase cuando siento que sujeta mi brazo, me giro y veo sus verdes ojos mirándome con intensidad para luego decir:

Entréname.

¿Qué?

Entréname, aprendo rápido... ¿necesitas dos semanas? en dos semanas aprendo, pero necesito ir contigo.

Vamos a mi casa después de clase—asiente con frenesí—debo ir a clases—me despido de él, pero antes de irme se abalanza a mi dándome un abrazo.

Gracias—me susurra en el oído.

Al escuchar eso no sé cómo lo convenceré para que no lo haga, está determinado a ir conmigo. Entiendo muy bien que debe hacerlo por su madre, pero no está listo para arriesgar su vida así.

///

Felipe conversa con Alonso amigablemente, mientras yo conduzco alerta a cualquier cosa que suceda en el camino. Cambiamos de ruta por protección, aunque tardamos una hora más en llegar de lo usual.

Nos dirigimos directamente a la agencia donde me imagino están mis padres o solo mi madre, ya que mi padre no está casi nunca y ya han pasado varios días en lo que no duerme en casa.

Mi madre está más enojada que nunca y trata de no demostrarlo, pero la conozco tanto que sé que quiere matarlo. No entiendo que tanto esconde mi padre, ya estoy empezando a sospechar de que está engañando a mi madre, quiero darle el beneficio de la duda, pero esa duda no me deja estar tranquila.

Lucia, necesito hablar contigo—sale mi madre cargada en papeles, debe de haber muchos casos. Se detiene al verlo—hola Alonso—él se sorprende—es un gusto conocerte, por fin.

¿Me conoce? —mi madre sonríe, tocándose la sien con el dedo.

Soy Aura, la madre de Lucia—estrechan sus manos—Alonso, no creo que sea buena idea que participes en el enfrentamiento con los Zabat—me sorprendo y ella me mira—ya no escondes lo que piensas, sé todo Lucia e iremos contigo, ya no podemos escondernos o retrasar las cosas porque pasarán de todas formas. Tu padre...

No lo sabe—niega.

Dejamos a los chicos solo y nos dirigimos a la oficina, cerrando con seguro.

Ayer llegó y apenas me habló, no sé que sucede Lucia—se sienta en la silla con los ojos rojos—lo estoy perdiendo, no sé que hacer—la abrazo—sé que tú crees lo mismo—suspiro acariciando su espalda.

Es muy difícil guardarle secretos a mi mamá que tiene la habilidad de leer la mente. Quería darle palabras de aliento, pero es muy tarde.

Se seca las lágrimas y se acomoda en el asiento.

Si mi padre la engaña, no sé que haré, pero no se lo voy a perdonar por hacerla sufrir.

///

Alonso aprende rápido, entrena conmigo y con los chicos. En su último entrenamiento descubrimos que levita, no salía de la impresión y lo dominó en menos de una semana.

Bajo las escaleras encontrándome con mi padre tratando de hablar con mi mamá. Ya estamos listos para enfrentarnos a los Zabat, pero ellos no han arreglado sus problemas.

Hace unos días le comenté a mi papá lo que haría y se lo tomó muy bien, lo que me sorprendió, pero agradecí porque me lo hace más fácil sin la necesidad de pelear para convencerlo.

Mi mamá no le ha dirigido la palabra desde que llegó y mi padre no ha querido decirnos nada lo que me hace enojar su forma de esconder las cosas.

Nos tele-transportamos a la agencia donde todos los que están dispuestos a ayudarnos están listos y esperando para partir. Todos tienen claro que pueden morir en la lucha, pero eso no les impide retractarse de luchar.

Mis primos llegaron junto a mis tíos. Ellos quieren ir, pero sus tíos están decididos en no participar.

Me acerco a ellos y los abrazo.

Gracias por todo—los abrazo con fuerza.

Te queremos—se me aguan los ojos, pero trato de no llorar.

Me despido de mis tíos porque quizás sea la última vez que los vea.

Perdónanos cariño—dice mi tía Marlyn.

No hay nada porque perdonarlos, entiendo sus razones—le sonrío—los quiero.

Mis padres se acercan a mis tíos para despedirse, mi padre se para frente al tío Darío con una sonrisa triste.




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