Mi nuevo plan de cazador extra-oficial será iniciar por lo básico, rastrear al demonio que me hizo perder el legado familiar, tuve la suerte de recuperar parte de la segregación del demonio antes de que limpiaran todo el lugar. Junto con algunos artículos más secretos y privados, incluido un libro lleno de invocaciones poco usadas, por si preguntan son la mayoría de las existentes, casi no usamos muchas por los lujos y armas que tenemos. Necesito a un experto en rastrear a seres por medio de sus fluidos y quién mejor para eso que el experto en fluidos corporales y líder vampiro de Pedderton View, Valentine Ajax. Tras dar mis clases y renunciar a mi trabajo por ahora (tengo dinero suficiente para mantenerme un mes, además, mis padres me envían dinero en caso de emergencia), camino sin mi uniforme ahora oficial al bar “Sangris Rosie”, una traducción confusa de sangre rosa, un guiño interesante a quienes viven en este bar nocturno.
Una regla importante de este bar es no aceptar un trago gratis de los empleados a no ser que quieras ser un vampiro o ser un alimento para estos, en solo dos minutos rechazo casi 10 tragos seguidos de chicos y chicas enseñando sus colmillos, de paso les enseño mi marca de habilidad, suficiente razón para ignorarme. No tengo autoridad de encargarle trabajos pesados o darle información, así que utilizo uno de los tantos favores debidos, los reservo especialmente para casos como este. Su oficina está en la parte más lejana a la entrada, primero es la pequeña recepción con un contrato sobre ser victimad de vampiros hambrientos, que nadie se toma enserio si no es parte del lado oscuro del mundo, luego está la pista de baile con poca ventilación y olor a perfume viejo combinado con sudor, después los pasillos con baños y trampas para ebrios o drogados por su cuenta (dejan ir a las víctimas de algún tarado con ganas de coger a toda costa y en cambio lo consumen a él) y tras pasar los baños o cuartos privados se encuentra la lujosa oficina del líder vampiro resguardada por dos lacayos. No han cambiado de apariencia en meses, jeans desgastados con posibles décadas de existencia, camisas blancas marcando que son parte de la protección y chaquetas negras delineadas con estoperoles capaces de sacarle un ojo a alguien, ha sido posible hacerlo si su alimento trata de escapar.
— No se admiten la entrada de clientes, solo amigos y ayudantes —y siguen siendo igual de olvidadizos, si no les dan la suficiente sangre se confunden al punto de olvidar días enteros o a personas, Valentine debería mejorar el trato de sus empleados o conseguirse cámaras de seguridad, llevar 500 años vivos no le da excusa de seguir viviendo en el pasado.
— Nick Starkthorne, cazador y líder…. Ex-cazador y líder anterior de cazadores de Pedderton View —me presento actualizando el título más triste del mundo, teniendo todo y teniendo nada de lo que quería fuera de mis amigos y familia al final.
— Nombre —me exige el lacayo izquierdo ignorando mi respuesta anterior, ¿Cuándo fue la última vez que se alimentó?
— ¡Valentine, abre la puerta ya! —le grito a ese vampiro bien alimentado y está consciente, si sigo haciéndole caso a sus lacayos olvidadizos tardaré más en conseguir entrar con ellos que en cazar al marcado—. ¡Necesito ayuda y me debes un favor, y lo sabes!
En un inicio no recibo respuesta del otro lado de la puerta, solo quejidos de molestia de su parte, para deducir lo irritado que estoy y las grandes posibilidades de tumbar esa puerta se lo toma con tranquilidad. En caso de ser ignorado, mi mejor opción es seguir tocando la puerta hasta que salga a recibirme, y lo hace tras 10 minutos de insistencia. Detrás de él me encuentro la razón de no querer abrir, tiene a un adolescente 17 tumbado en su escritorio con una manguera conectada de su cuello a una copa que se llena lentamente.
— Y por eso no me gustan los favores —me contesta igual de irritado, interrumpí su momento de saciar su hambre, en vez de llevar un traje negro muy viejo con la camisa manchada de sangre y la parte de arriba de la camisa abierta lleva su pijama de la edad media (en su caso no sería sorpresa que la comprara en la edad media o en el siglo XIX) el camisón suelto lleva de todas formas unas manchas de sangre de ese adolescente.
— Y yo odio que voten en mi contra, necesito un favor urgente y en vista de no contar con la ayuda del consejo es hora de cobrar favores —le replico fuertemente en su cara dejando claro la razón de mi visita.
— Cuando te haces viejo sin arrugarte aprendes lo banales de esas decisiones. Pasa, solo no toques a ese chico —vuelve a usar esas mismas excusas justificando lo egoísta de su decisión, sí moriré y todo, pero eso no le da derecho a querer adelantarlo.
Me siento en uno de sus sillas hechas de piel falsa de lagarto mientras él toma la copa llena de sangre y la reemplaza por la vacía, este lugar es una combinación exacta del tiempo de su infancia y el actual, muchos de sus cosas personales antiguas están en vitrinas elegantes exhibidas como tesoros para los comerciantes que vienen a verlo y tiene su computadora, luces y un equipo excelente de sonido acompañado de luces led para variar.
— Estos jóvenes idiotas están creciendo, encontré al mocoso intentando violar a una chica y eso no me gustó, no tiene la dedicación de llevarla a conocerse y dedicarle su amor a la chica o ir al prostíbulo de la calle 56, que chiste tiene obligar a alguien a un acto sin su consentimiento si solo muestras que eres un cerdo, tú y yo sabemos la emoción de lo satisfactorio que tiene al haber emoción de ambas partes —Valentine continúa con su monólogo sobre la emoción del sexo y la sangre, entiendo el punto y está en lo cierto, los violadores acaban en su mesa sirviendo como recipiente de la bebida favorita de un vampiro, la sangre.
Editado: 02.03.2024