Cazadora

Capítulo II

Al entrar vi que tan solo estaba el hermano de Megara acostado en su cama mirando el móvil.

-Hola -mi amiga habló nada más entrar en la habitación. El chico levantó la mirada al notar que su hermana estaba aquí. Y sonrió.

-Hey, hermanita.- Aún no se había percatado de mí. En cuanto lo hizo, su sonrisa se agrandó. Pareciendo alegre de verme. Pero en sus ojos se veía la desconfianza. Al parecer, Megara también lo notó y le envió una mirada suplicante creyendo que no me daba cuenta. Su hermano, asintió muy levemente y me dedicó una sonrisa algo más cálida.

-¿Y tú eres? Bueno, guapa, yo soy Daemon Vrands. -arqueé una ceja ante lo directo que era. En respuesta, me sonrió. Megara negó con la cabeza.

-Daemon... Es mi amiga, no ligues con ella. -lo fulminó con la mirada.

-Uf, hermanita, estás insoportable. ¿Acaso te ha bajado? -los ojos de Megara parecían dos llamas de fuego ardiendo a punto de dejarlo carbonizado. Antes de que la universidad acabase incendiándose, me apresuré a responder. Pero su hermano se apresuró a preguntarme ignorando a su hermana.

-Bueno, querida, te vas a presentar?

-No soy tu querida. Y si, me llamo Freya Charson. -le dije cortante. No me gustaba que me llamasen "querida". Especialmente los desconocidos. Daemon sonrió, por enésima vez en cinco minutos, enseñando todos sus dientes. ¿Pero que le pasaba? ¿Acaso estaba intentando ligar conmigo? Que siga soñando. Estaba por darle un puñetazo, Megara me estaba animando con la mirada para que se lo diese, pero el sonido de la puerta abriéndose me detuvo. Nos giramos para observar quien había entrado y había me detenido.

Era el amigo del hermano de Megara. Dereck. El chico con sucesos extraños alrededor de él.

-Hola, Mega.

-Hola Dereck. -Megara sonrió nada más verlo. Le di un suave codazo que hizo que dejase de sonreír tontamente. Vi por el rabillo del ojo a su hermano rondando los ojos. Dereck, tras guiñarle un ojo a Megara, dirigió su vista hacia mi.

-¿Y tú eres?

-Freya Charson. Un placer. -dije extendiendo la mano hacia él. Oí como Daemon bufaba.

-El placer es mio Freya. Yo soy Dereck Hyres. -me dijo sonriendo cautelosamente mientras tomaba mi mano. Satisfecha, asentí y le devolví la sonrisa. Cualquiera diría que me había caído bien. Pero, la verdad, toda la presentación había sido un mero teatro para mí.

-Que pena que no hayas visto a Liam. Ya te lo presentaré. -me dijo nada más cerrar la puerta de madera tras una hora hablando. Desgraciadamente, teníamos clases optativas y no nos la podíamos saltar. Tras la despedida, me dirigí a química.

Al día siguiente, después de almorzar, nos tocaba Deporte. Menudo aburrimiento. No me hacia falta hacer más deporte. Ya había tenido suficiente con la práctica especial de la élite el viernes pasado en casa de mi padre. Además, sería algo demasiado flojo. Ni me serviría para calentar. Para perder tiempo, prefería dar un paseo por los jardines y la universidad. Megara estaba en su clase de Literatura para después tener Historia. Tras una hora completamente aburrida sentada en uno de los bancos de los jardines mirando el móvil, fui hacia Geometría. Al lado mío se sentó una chica rubia y ojos de un marrón tocando a negro.

-Buenos días, está ocupado? - me preguntó amablemente.

Negué con la cabeza. Se sentó y comenzamos a hablar.

-Soy Carla Swan.

-Freya Charson. -me estaba comenzando a hartar de dar mi nombre cada dos por tres. Ella me miró boquiabierta. Al verlo, una chispa de desconfianza se encendió en mi interior.

-¿Podrías hablar cinco minutos antes de tu siguiente clase en la biblioteca? -me preguntó, intentando parecer desinteresada. Aunque, se le podían ver los nervios que tenía.

-¿Si? -dubitativamente acepté. Si resultaba alguien que intentaba intimidarme, acabaría desapareciendo inexplicablemente.

-Perfecto. Gracias -me sonrió. Aquello era extraño. No tenía sentido. No pude evitar estar pensando sobre aquel extraño suceso durante toda la hora de clase. Al lado mío, Carla me lanzaba miradas de vez en cuando para después fingir que no existía. Comenzaba a exasperarme cuando por fin la clase acabó y seguí a Carla hacia la biblioteca. Al entrar, asintió hacia el bibliotecario. Algo demasiado extraño. La seguí sin rechistar mientras ella giraba hasta llegar a un lugar recóndito en donde habían unas sillas con unas mesas de estudio. Debía admitir de que la biblioteca era gigante. Cuando se aseguró que estábamos solas, habló de nuevo:

-¿Qué hacéis aquí? - me tensé de inmediato. ¿Qué quería decir? La miré desconfiada pero me obligué a responder.

-¿Qué quieres decir? -pregunté tranquilamente, tranquilidad que no sentía en absoluto.

-¿Que hace aquí la hija del Rey Cazador en una universidad del mundo mortal? -preguntó sin parpadear siquiera. La miré boquiabierta lista para sacar la daga que llevaba en mi bota.

-¿Quién eres?- pregunté demandante mientras la miraba desconfiadamente.

Rápidamente se arremangó la manga de la camisa blanca y me enseñó un tatuaje. Retrocedí impresionada al ver la imagen. Después la miré y vi que me sonreía. Me permití soltar el aire que estaba conteniendo y sonreír de vuelta. Estaba delante de una cazadora de élite. Su s con la daga con la rosa en el centro la delataba. En el mundo sobrenatural, los tatuajes significaban algo. En lso9 cazadores, una daga era el tatuaje de un cazador normal. Una daga con una flor o un círculo en medio significaba cazador de élite.

-¿Cómo me has reconocido? -pregunté curiosa. Estaba segura de que jamás la había visto y viceversa. Ella se encogió de hombros.

-Os parecéis a vuestro padre.

-Trátame de tú, por favor.-le pedí. No me sentía demasiado cómoda con ese trato en una universidad.

-¿Y que tú haces aquí? -seguí preguntando. Di rienda suelta a mi curiosidad. No cada día veías a una cazadora de élite en tu misma universidad.




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