Cazadora

Capitulo IV

Al día siguiente, tras las clases, fuimos de nuevo a la habitación del hermano de Megara, Daemon.

Cuando Megara abrió la puerta ya que tenia una copia, vimos a los dos chicos de hacía unos días  tirados en sus respectivas camas. Al oír el sonido de la puerta abrirse, se giraron para mirarnos. Mi compañera se paseó por la habitación como si fuera la suya propia y se acostó al lado de su hermano mientras cogía su móvil y lo revisaba.

-¡Oye, es mi cama! ¡Privacidad! ¡Acoso! -exclamó indignado. Como respuesta, mi amiga le dio una colleja. Dereck y yo nos quedamos mirando la escena divertidos. De pronto, la puerta que segundos antes había cerrado, se abría de nuevo.

-Daemon, ya deja de gritar que se te oye desde afuera. -escuché que decía la persona que acababa de entrar mientras cerraba la puerta. Me giré y, tal y como esperaba, me encontré a mi hermano rascándose el interior de la oreja.

-Oh, parece que tenemos a una invitada. ¿Incluso así chillas como una niña, Daemon? -se burló- Soy Liam Amery.-se presentó haciendo una pequeña reverencia. Sonreí e hice lo mismo.

-Hola,yo Freya Charson. Un gusto.

-Dejad de ligar y vayámonos. Y tú, deja de intentar tirarme de tu cama! -dijo Megara. Al girarme, vi como los hermanos Vrands se estaban peleando por un hueco en la cama. Negué con la cabeza divertida.

-Dejad de pelear como niños y vayámonos. Que los únicos que faltáis sois vosotros. Supongo que encontraremos a la tal Carla en los jardines, no?- dijo Dereck. Tenía el ceño fruncido pero supe que estaba intentaba contener una carcajada por lo apretados que estaban sus labios.

-Supongo. Pero creo que creerá que la hemos dejado plantada como Megara y Daemon no levanten sus pesados culos. -dijo mi hermano. Tras aquello, finalmente los dos dejaron de pelearse y pudimos irnos. Al llegar a los jardines, Carla ya estaba allí con su móvil a punto de llamarnos.

 

Juntos, salimos de la universidad, mientras los pocos estudiantes que quedaban nos miraban extrañados ya que era martes y pocos eran los que salían esos días, y nos dirigimos a la heladería más cercana que estaba a un kilómetro. Por el camino,supe la relación de Liam con los dos chicos y Megara. Mi cuerpo se tensó al escucharlo. Mi hermano me echó un mirada por el rabillo del ojo. Tuve que hacer un gran esfuerzo para que los demás no se enteraran, especialmente Carla. Si esta notaba mi tensión sospecharía que había gato encerrado y no tardaría en comenzar a investigar. Lo último que necesitaba era tener a alguien investigando sobre mi a is espaldas.

Por lo que supe, se conocían desde pequeños. Sus madres eran amigas de la infancia. Es decir, si sus madres eran amigas de la mía, la reina, estas debían tener una alta posición como para poder serlo. Aquello conducía a que Megara,Daemon y Dereck debían ser de la alta nobleza. Con aquello rondando por mi cabeza, llegamos a la heladería y, mientras comprábamos nuestro helado, vi a una sombra deslizándose por un callejón a la derecha. Pensé que habría sido mi imaginación pero alguien me tocó el brazo. Era Carla. Al captar mi atención, ella movió levemente la cabeza hacia el callejón confirmando mis sospechas.

-Creo que se me ha caído algo en el camino. Iré a buscarlo. Freya, acompáñame porfa. -asentí levemente y nos despedimos rápidamente para ir hacia la derecha. Cuando los demás dejaron de seguirnos el paso, metí a Carla de un tirón al callejón y nos escondimos en las sombras. Tardamos unos segundos en darnos cuenta de que no había nadie. Tan solo unas bolsas de basura en el fondo y una pared. Era el típico callejón sucio, maloliente y vacío. Pero al adentrarnos un poco en él, sentí una muy suave brisa atrás mio. Tiré de golpe a Carla al suelo justo cuando una daga pasaba por encima de nuestras cabezas. Nos levantamos rápidamente y al girarnos, vimos a una mujer de unos treinta años rubia observándonos mientras sus ojos relucían. Me giré para ver donde estaba la daga que nos había lanzado pero esta había desaparecido. Al girarme de nuevo vi otra daga salir disparada hacia mi. Rodé rápidamente hacia la derecha pegándome a la pared. Mientras giraba, saqué la daga que llevaba en el bolso y se la lancé. En la pared izquierda, Carla hizo lo mismo. Por un instante, las dos armas se cruzaron en su objetivo pero esta desapareció dejando las dos dagas suspendidas en el aire para después caerse causando un pequeño estruendo al chocar contra el suelo. Lentamente, con la guardia alta, nos levantamos hacia los dos cuchillos y los guardamos en nuestros bolsos de nuevo. Tras confirmar que no había nada más, salimos del callejón como si no hubiese ocurrido nada y volvimos con el grupo. Pero antes, nos quitamos la pequeña capa de polvo de encima nuestro.

-¿Lo habéis encontrado? -preguntó Dereck mientras se acababa su helado de fresa y nata. Negué con la cabeza y os demás se callaron.

-Da igual. Tan solo era un paquete de clinex. -aclaró Carla rápidamente. No insistieron y volvimos a la universidad tras comprar nuestros helados, el de Carla y el mio, y comérnoslos en el camino de vuelta.

 

Al llegar, inventé una excusa y me llevé a Carla a la biblioteca. En un esquina de esta, segura de que nadie nos pudiera escuchar, hablé:

-Era un bruja de aire.

-Lo sé. Lo que no sabemos era lo que hacía aquí. Parecía que sabía que la seguiríamos y nos hubiese tendido una trampa. Claramente, ha fallado. Pero, sabía nuestras identidades o, fue pura casualidad? -dijo Carla exponiendo todas mi dudas.




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