Cazadora

Capitulo VII

Un pequeño zumbido me despertó por al noche.Gracias al entrenamiento que había recibido desde niña, pude localizar el origen de este. Abrí los ojos y me topé con la pared, sabía que el sonido provenía de mis espaldas por lo que cerré los ojos, relajé mi cara y me giré de al cama como si aún estuviera dormida. Al otro lado divisé al figura de mi compañera dormida gracias a unos tenues haces de luz provenientes de la ventana. El rostro de Megara estaba plácidamente dormido. Al notar un nuevo zumbido, cerré los ojos de nueve y sentí que aquel sonido se parecía al de la electricidad. Segundos después de que cerrara los ojos dispuesta a fingir estar dormida, la puerta de la habitación se abrió ligeramente. Por esta, entraron tres personas y cerraron la puerta de nuevo. Las personas estaban hablando en susurros intentando no despertarnos. Cosa que ya habían hecho. Se acercaron a Megara. Bajo mis sabanas, mi cuerpo se tensó. Un encapuchado se puso delante de mi amiga recitando algo. De golpe, con una mano me quité la sábana de encima y con la otra cogí una daga de debajo del colchón y la lancé a la persona delante de Megara que tapaba mi visión. Los tres se volvieron hacia mi en el momento que quité la sábana. Desgraciadamente, el que estaba delante mio desapareció en una nube negra dejando que la daga impactara en la pared encima de la cabeza de Megara. Esta, al oír el impacto, se despertó de golpe. Abrió desmesuradamente los ojos al toparse con aquella escena. La figura apareció a mi derecha intentando darme en la cabeza. Me agaché por puro instinto y le lancé una patada pero la persona desapareció de nuevo en una nube y volvió a aparecerse al lado de uno de sus compañeros.

-Fracasamos. Pero, estad atentas. Volveremos. -dijeron al unísono para después desaparecer de nuevo. sin darle tiempo a mi amiga a reaccionar, rebusqué otra vez debajo del colchón hasta dar con un frasquito con un líquido verde dentro. Lo destapé rápidamente y antes de que Megara se diera cuenta, se lo arrojé encima de la cabeza. Ella se desplomó encima de la cama de inmediato. Suspiré y volví a meter el frasquito, vacío, de nuevo debajo del colchón después de cerrarlo. Suspiré de nuevo y me apresuré a acomodar a Megara en la cama y rezar para que los efectos de la poción funcionasen. Le había arrojado un Borrador de Memoria creado específicamente a mi pedido. Sabía que aquello tarde o temprano pasaría por lo que mejor era estar preparada. Cuando estuve segura de que Megara estaba completamente dormida, y que a la mañana siguiente no recordaría nada, saqué la daga de la pared y la guardé de nuevo. Sin inmutarme, volví a la cama intentando volver a conciliar el sueño. Mientras, pensé en una buena excusa para explicar el agujero de la pared.

 

 

Al día siguiente, tal y como esperaba, Megara se despertó sin recordar nada de la noche anterior. Sonreí internamente y también di las gracias al alquimista que había preparado aquella mezcla. Entre la clase de Lengua y Historia. Me escabullí y fui en busca de Carla a su habitación. No tardé en entrar en esta, y sin mirar los adornos de esta, le expliqué lo sucedido anoche.

 

Cuando acabé, ella se me quedó mirando y segundos después cogió el móvil y mandó algún mensaje.

-¿Pero que haces? -pregunté rápidamente tensa.

-Esto se nos está saliendo de las manos. Necesitamos ayuda. -al ver mi mirada de reproche, agregó. -Tranquila, solo he llamado a Lauren. Creo que la necesitaremos por aquí cerca. -expiré y me relajé notablemente al saber que tan solo había llamado a Lauren.

 

Diez minutos después salí de la habitación de Carla y me dirigí hacia Historia. Bufé antes de entrar en la clase y sentarme en penúltima fila. Me puse los auriculares y me comencé a navegar por Internet ya que sabía que el profesor no se enteraba de nada.

 

 

Cuatro días después, el sábado, fui a devolver unos libros a la biblioteca. Sin nadie alrededor, le tendí los libros al bibliotecario mientras este hacia recuento de estos. Cuando volvió, me quedé helada ante lo que me dio. Un sobre blanco.

 

Un sobre con una daga y una corona en el medio. El sello real de los cazadores.

 

Lo miré asombrada apunto de saltar sobre la mesa que nos separaba y noquearlo.

-Su padre me lo dio, princesa. -dijo él haciendo una pequeña reverencia y se arremangó la manga mostrándome su tatuaje de cazador. Asentí y me fui totalmente anonadada.

 

Aquella noche, cuando estuve segura de que Megara estaba dormida, abrí el sobre. Debía ser muy importante si contenía el sello real y mi padre no me lo había dicho ayer.

La pulcra letra de mi padre escrita con tinta fue lo primero en lo que me fijé.

 

“La semana que viene, el sábado, habrá cacería fronteriza. Quiero que estés a cargo. Llevate a Carla y a Lauren si quieres. ”

Aquella noche no pude dormir gracias a aquella carta. El dia siguiente, el domingo, me levanté temprano y me dirigí a la habitación de Carla, quien la tenía individual, para decirle sobre las noticias. Tuve que llamrla tres veces para que me abriera la puerta. Cuando lo hizo, tenía cara asesina.

-¡Más te vale tener una buena razón. Son las ocho de la mañana de un domingo y esta belleza necesita descansar! -rei levemente mientras entraba y le tendía la carta.




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