Cazadores de Demonios

CAPÍTULO 20

HERMANOS

 

El coche chirrió cuando Frey pisó el freno con brusquedad. Salieron disparados con las dagas en las manos, pisando con fuerza el suelo de grava que rodeaba el lugar donde se encontraba el motel.

 

Desde lejos Jenna había visto el coche llegar, y emprendió una carrera acelerada hacia allí, alejándose del ‘Hostal Reina’, donde el resto de alumnos (aunque desgraciadamente, no todos) aún cenaban en tranquilidad, ajenos a todo lo que ocurría a su alrededor.

 

- ¡Frey, Kaleb! ¡Gracias a Dios que habéis llegado!- la chica recorrió la distancia que le separaba de sus hermanos, y se lanzó a los brazos del menor de ellos para darle un rápido abrazo. Su respiración era acelerada, y se encontraba muy alterada.- Todo es una locura, Kahla tiene a Kyle, y los Shinigami… Dios- Jenna se llevó las manos a la cabeza.

 

- Ya estamos aquí-le tranquilizó Kaleb, mientras Frey observaba a su alrededor con semblante preocupado, analizando la situación en busca de peligro.

 

- Detendremos a Kahla- aseguró el mayor de ellos, pero Jenna negó con la cabeza, frotándose los ojos como si se secase las lágrimas.

 

- Lydia… Lydia está en la azotea- jadeó al fin, con la respiración aún acelerada. Muchas cosas habían pasado en el tiempo que la muchacha pasó atrapada en el comedor.- Está con un Shinigami, tenemos que detenerla, no sé qué puede…

 

- Iré yo- Kaleb no esperó respuesta, y preparando su daga para lo que fuera necesario, echó a correr hacia el edificio.

 

- ¡Ten cuidado!- le pidió Jenna con voz aterrada y temblorosa.- Todo es una locura, Frey, menos mal que habéis llegado, estaba en el comedor, no conseguía salir, no podía…

 

- Tranquila- le interrumpió él, poniéndole una mano en el hombro. Pese a que desease consolar a su hermana, pues veía la aflicción en su rostro, había cosas más importantes en ese momento.- ¿Kahla tiene a Kyle?

 

Jenna asintió con la cabeza.

 

- T-te guiaré hasta ellos…

 

Frey dio un paso adelante, tensando sus músculos a punto de echar a correr, pero algo lo detuvo en seco, como si acabase de golpearse contra una invisible pared. Jenna también se detuvo, girándose hacia su hermano, y una sonrisa se extendió por sus labios al ver que él alzaba la daga con el semblante cubierto de confusión.

 

Los ojos de Jenna Emerson eran dos pozos negros sin fondo.

 

***

 

 

KYLE

 

No tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado desde que Kahla entró a la habitación y cerró la puerta tras de sí. Podían haber sido minutos, podían haber sido horas. Lo único que Kyle sabía era que dos Shinigami andaban sueltos por el hostal- y no era algo que se hubiese imaginado, si no algo que el mismo Gabriel le había confirmado-, y que, en ese mismo momento, mientras él se encontraba sentado en el borde del colchón con el cuerpo entumecido, podían estar haciendo miles de cosas horribles.

 

-Es realmente triste hablar y que no me respondas, ¿sabes? - comentó con voz apenada Gabriel, haciendo una mueca con los labios. Pero Kyle no alzó la mirada del suelo. No la había alzado desde hacía mucho tiempo, ni pensaba hacerlo, al menos, por voluntad propia. Se sentía asustado por la situación, pero también notaba muchas otras sensaciones que le revolvían el estómago; asco, rabia, impotencia.

 

Quería ponerse en pie, pelear con aquel hombre, derrotarlo, y salir de allí, pero no era capaz, y eso lo asustaba. Le daba miedo de que Kahla lo estuviese obligando a estarse sentado, pero le producía aún más terror el hecho de que Kahla no estuviese haciendo nada, que no se levantase porque era un cobarde, un inútil incapaz de ayudar a sus amigos cuando más lo necesitaban.

 

- Sé que estás preocupado por tus amigas- comentó entonces Gabriel.- Deben estar pasando un buen rato con mis dos pequeños Shinigami.

 

Kyle apretó mucho las manos cuando escuchó eso, notando como el corazón se le disparaba y retumbaba en su pecho y en su sien.

 

- Los matarán- escupió, entrecerrando los ojos.- Y después, te matarán a ti. No permitiremos que…

 

- Relájate- suspiró el hombre, interrumpiendo al muchacho.- Te estás adelantando a los acontecimientos, Kyle; aquí nadie va a matar a nadie. Al menos...- una sonrisa curva torció el gesto del mayor- de momento.

 

- Ya acabamos con tres, ¿o lo has olvidado?- Kyle aún no se atrevía a alzar la mirada. Se notaba extraño, y temía que sus ojos hubiesen cambiado de calor, mostrando el control que el demonio tenía sobre él.

 

- Sí… es cierto. Créeme que aquello me sorprendió, y que me hizo replantearme muchas cosas. Necesitaba otro plan… y la versatilidad de los Shinigami me permitió desarrollarlo.

 

Kyle apretó mucho la mandíbula, sin poder evitar que sus rodillas temblasen, chocando una contra la otra.

 

- ¿Y qué significa eso?- siseó, sabiendo que era lo que Gabriel quería, y que el hombre no seguiría hablando si no lo hacia.

 

Y, en efecto, el hombre sonrió con satisfacción, pasándose la lengua por la brillante dentadura.

 

- Tuve un gran dilema cuando buscaba la manera de fortalecerme. Necesito alimentarme de muerte para obtener energía, para crecer. Muchos demonios podían matar, muchos dispuestos a hacerlo por mí… pero ninguno tenía tantas ventajas como los 5 hermanos Shinigami. Su capacidad de cambiar de forma e imitar otros cuerpos humanos es realmente… conveniente, ¿no crees?- Gabriel volvió a sonreír cuando notó cómo el cuerpo de Kyle se tensaba.

 

El muchacho al fin alzó los ojos, húmedos por las lágrimas que se acumulaban, y los clavó en el hombre con un rictus de rabia. Estaba aterrado, sí, pero no dejaría que aquel asqueroso demonio lo controlase.




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