Cazadores de Demonios

CAPÍTULO 30

JENNA

 

Era doloroso ver a Kyle en aquel estado. La manera en la que se retorcía, tirando de las cadenas, y apretando con fuerza todos los músculos del cuerpo como si un horrible dolor lo estuviese consumiendo por dentro. Faltaba poco para las nueve, la hora que Gabriel escribió en una de sus notas. Se suponía que el ritual se completaría hacia medianoche, que es cuando ocurrió el accidente, pero parecía que Kahla quería llevarse a Kyle antes.

 

Ojalá simplemente pudiese abrazarlo. Atravesar la gruesa barrera de cenizas de saúco, y rodear su delgado cuerpo con mis brazos, como si así pudiese aliviar algo de su oscura angustia. Pero no podía.

 

Aquella era una batalla que él debía liberar sólo, una lucha consigo mismo en la que era imposible no salir herido.

 

- Estamos aquí- le dije, tras varios intentos de abrir y cerrar la boca sin que ningún sonido saliese de ella.- Estamos aquí, Kyle. Resiste.

 

En respuesta, él tiró con fuerza de sus brazos, estirando la cadena hasta que esta llegó a su limite. Él jadeó, con la piel cubierta de sudor, y volvió a tirar de los amarres provocando un desagradable ruido metálico.

 

- Maldita sea…

 

- Kyle…

 

- ¡Cállate!

 

Noté que Mara se sobresaltaba junto a mí cuando él soltó aquel gruñido. Di un paso hacia atrás, frotándome los ojos que, inevitablemente, se habían llenado de lágrimas.

 

- A lo mejor necesita un poco de intimidad- murmuró la muchacha junto a mí.

 

- Eso es exactamente lo que necesito- siseó él con voz dura, mirándonos a ambas con los ojos entrecerrados.- Que me dejéis en paz de una maldita vez…

 

- No- negué con la cabeza rápidamente.- No pienso irme, digas lo que digas. No te dejaré sólo, Kyle. Lo combatiremos juntos.

 

Ante mis palabras, una mueca de desagrado cubrió el rostro sudoroso del muchacho, y noté que un escalofrío me recorría la columna vertebral.

 

- Combatirlo- escupió.- Como si pudieseis… combatirlo- sacudió de nuevo la cabeza, estremeciéndose mientras forcejeaba con las cadenas.- No podéis… combatirlo. ¡Ja! No podéis combatirme.

 

Y fue ahí cuando se produjo el cambio. El exacto momento en el que Kyle dejó de luchar, y permitió que aquel ser tomase las riendas de su consciencia, e identidad.

 

- Qué bonita, la pequeña prisión que me habéis construido- comentó entonces, sonriendo con frialdad. El rostro de Kyle había cambiado por completo, y parecía otra persona, aunque siguiese siendo él.- Una pena el dolor por el que habéis hecho pasar a Kyle, ¿no creéis? Todos esos rituales, todas las esperanzas que le dabais para después arrebatárselas de las manos…

 

- Estábamos intentando salvarlo de ti- escupí, molesta, señalándolo con un dedo.- Tú eres el que quieres hacerle daño, no nosotras.

 

- Sólo quiero reunirme con mi otra mitad. Como las medias naranjas que vosotros los humanos os pasáis la vida buscando- se burló Kahla.- El culpable principal aquí es Gabriel, con sus tontas notitas. Sólo lo complicó todo, y convirtió la vida de Kyle en un verdadero infierno. Si no llegáis a saber que el ritual ocurriría esta noche, le habríais ahorrado todo esto a Kyle- señaló las cadenas, que tintinearon cuando él movió los brazos.

 

- Esto es absurdo- resopló Mara junto a mí, rodando los ojos, y comenzó a alejarse hacia la cocina mientras yo me limitaba a mirarlo con perplejidad.

 

- ¿Acaso te paraste a pensar en algún momento en lo que Kyle sentía, cada vez que lo usabas como un conejillo de indias en tus rituales?- soltó entonces él, y por un segundo su expresión cambio, y me miró con los ojos cristalinos.- ¿Acaso… pensaste en lo que yo sentía?

 

Me eché hacia atrás, alejándome de golpe. Él no era Kyle, ya no era Kyle.

 

- Tienes ese defecto, Jenna. Cuando una idea se te mete en la cabeza sigues hacia adelante, la persigues, y te da igual lo que les ocurra a los demás. Los aplastas, los dañas y los destruyes, pero no eres capaz de verlo.

 

- Eso no es cierto.

 

- Estás ciega, Jenna. Sólo te importa tu objetivo, y aunque crees que lo haces por los demás…

 

- Cállate…

 

- ...sólo lo haces por ti- siguió, con voz envenenada.- Sólo lo haces intentando llenar ese vacío que te ahoga por dentro, intentas llenarlo de cualquier manera, pero…

 

- ¡Cállate!- exclamé, negando con la cabeza.- Sé lo que intentas. Sé que quieres hacerme daño, pero no lo vas a conseguir.

 

- Claro que quieres que me calle- asintió él. - Quieres ignorar mis palabras, porque te duelen. Y te duelen, porque sabes que son ciertas. Sabes que en el fondo tengo razón, Jenna. Te preguntas por qué los pierdes a todos, ¿verdad? Por qué, aún cuando te esfuerzas tanto, aún cuando lo das todo, las cosas siguen torciéndose.

 

-N-no…

 

- ¡Mírame!- exclamó de pronto, con fuerza, y me sobresalté. Pese a intentarlo, pese a tratar de ser fuerte, su influencia era demasiado grande. Me vi a mi misma alzando la mirada, dirigiéndola a él, encontrándome con su rostro cruel y frío. En aquel momento, aunque eran sus brazos los rodeados con cadenas, aunque era su cuerpo el atrapado en las cenizas de saúco, era él quien tenía todo el poder.- Kyle nunca debió confiar en ti. Le prometiste la salvación, le prometiste ayudarlo, pero, como siempre, fallaste.

 

- N-no, n-no es cierto…. -sabía que no debía escucharlo, que aquellas palabras no las decía Kyle si no el estúpido demonio, pero no por eso dolían menos. ¿Acaso no tenía razón? Había vuelto a fallar. Después de todos los intentos, de todo lo que busqué, nunca llegué a encontrar una manera de salvarlo.

 

Mientras sentía las piernas débiles y la presión crecía en mi pecho, escuché como Kahla reía con desagrado. Lo estaba disfrutando. Gozaba con mi sufrimiento, sabiendo que, aunque estaba atrapado, me había ganado.




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