Cazadores de Demonios

CAPÍTULO 41

 

MARA

 

-Sabes… creo que tengo una idea para tu nuevo libro.

 

-¿Ah sí? ¿Y de que trata?

 

-Trata… -Mara se detuvo un momento, apreciando la sensación que le invadía. No había ni rastro de pesadez en su pecho. No se sentía ni preocupada, ni agobiada, ni triste. Tampoco estaba enojada, cosa que no era demasiado habitual en ella. Se encontraba, simplemente… feliz.

 

Y es que sentía que muchas cosas habían cambiado en su vida recientemente. Y, sorprendentemente, los cambios habían sido a mejor. Cuando lo pensaba le entraba la risa, pues nunca lo habría creído si le hubiesen llegado a decir que la solución a todos sus problemas serían unos demonios asesinos invadiendo Greenwoods.

 

Pero los demonios ya no estaban. Los asesinos de su madre… habían desaparecido. Y, de alguna manera, ella había contribuido a ello. Lo que sintió aquella noche en la vieja iglesia de Greenwoods, aquella sensación cuando clavó la punta del arma de plata en aquellos seres que ni siquiera podía ver…

 

Aquella sensación había sido poderosa. Ella se había sentido poderosa, al menos durante un momento, y aquello le había cambiado por completo.

 

Se sentó en el sofá, sonriendo a su padre, que se encontraba en un sillón con el portátil en el regazo. Él también había cambiado, y todo había sido a causa de aquellas marcas que habían aparecido en la ciudad cuando toda aquella aventura comenzó.

 

- Trata sobre demonios- dijo la muchacha, sintiendo electricidad en su piel cuando lo pronunció en voz alta.- Creo que realmente puedes escribir un Best-seller con esto, papá.

 

Harold alzó la mirada, interesado por lo que su hija le iba a contar.

 

-Verás, todo empieza con un extraño incendio en una iglesia…

 

FIN

 




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