Cazadores de Deregron: El lobo y el vampiro

8- Territorio de lobos

Catherine

Habíamos caminado y corrido por todo el día, los pies me ardían y dolían como nunca antes, todo empeoraba con ese asqueroso vestido del funeral, afortunadamente, llevaba puestas esas botas, que de lo contrario, mis pies ya estarían sangrando.

El lobo no se detenía por nada, solo lo hacía para tranquilizarme de mis ataques de ira que me daban en ciertos momentos por cosas sumamente estúpidas; parecía que él no solo tenía energía infinita, sino también paciencia infinita, ya cualquiera me habría dejado en el camino... excepto él.

Ya era de noche cuando llegamos a otro bosque, pero este era diferente, el cielo se lograba ver y no tenía tanta maleza, además no se sentía ese escalofriante sentimiento de que alguien o algo te observa desde todas partes.

-¿Cuánto falta? Porque empiezo a pensar que solo me estás haciendo caminar para matarme- dije, sintiendo nuevamente la oscura furia que se empezaba a alzar en mi interior.

-Ya no falta tanto como antes, lo que pasa es que los humanos son muy lentos- solté un gruñido de molestia- no te alteres, por favor, no quisiera que me vieran con una Cath incontrolable.

-¿A qué te refieres?

-Me refiero a que estamos en los confines del Territorio de Lobos.

-¿Territorio de Lobos? ¿Qué significa eso?

-Significa esto, sígueme- dijo y comenzó a subir lo que parecía una pequeña colina de piedra. Eso me hizo recordar lo que había dicho Sakharov antes, de que cada gran roca, era una escama de Deregron, el rey dragón. Sin embargo, saque el pensamiento de mi cabeza, era algo muy estúpido, un dragón no podía ser tan grande para abarcar un continente entero ¿o sí?; comencé a seguirlo.

En cuanto llegamos a la cima de la colina, lo primero que vi fue una gran luna llena, y todo el bosque iluminado por esta, los arboles eran altos, pero no tanto como en el Bosque Oscuro, además de que se podía ver lo que había debajo de ellos, pude divisar vagamente algunos ciervos.

-Bien, de aquí sigues tu sola- dijo Sakharov al lado mío.

De la nada se comenzaron a escuchar aullidos de lobos por todo el bosque, parecían estar sincronizados para aullar a determinado tiempo, Sakharov también aulló, era un aullido muy alto y grave, era diferente de escucharlo a la distancia, no parecía salir de él, pero así fue.

-¿A qué te refieres con que siga sola?- le pregunté en cuanto dejó de aullar, debía estar bromeando.

-No estamos lejos del Territorio de los Vampiros- respondió y dirigió su vista hacia el horizonte, seguí su mirada, y a lo lejos se alzaba un castillo enorme bañado por la luz de la luna que hacía notar su negro y espeluznante color.

-Pero, ¿Por qué yo sola?

-Dijiste que no le temías a nada, así que tranquilamente puedes caminar unos kilómetros por un oscuro bosque.

-Está bien- dije suspirando para evitar enfurecerme nuevamente, y no solamente era un bosque oscuro, sino que estaba lleno de lobos y otras criaturas desconocidas, y sin armas seria mi fin. –Dame mis cuchillos.

-¿Qué cuchillos?- preguntó indiferente.

-¡Los que me sacaste!

-Ah, esos cuchillos, sí, sí; eso no se podrá.

-¡¿Por qué?!- ya empezaba a enfurecerme nuevamente.

-¿Acaso me viste cargarlos?- dijo con un poco de sarcasmo.

-Tal vez los ocultaste en tu forma humana, no lo sé- noté que se puso tenso, conque le incomodaba hablar de eso, interesante.

-Mejor ya no hablemos del tema- dijo en voz baja- será mejor que comiences a caminar- se dio vuelta y comenzó a bajar por la cornisa.

-El camino es desconocido para mí, debes acompañarme para guiarme- dije mientras le seguía el paso.

-¿Acaso tienes miedo?- preguntó volteando un poco la cabeza.

-¡Jamás!- me negué, pero estaba tan segura como él de que en el fondo si estaba asustada por el imponente bosque lleno de lobos y quien sabe que otras criaturas, y más miedo me daba ir sin armas donde mi final podría ser un cajón al lado de mi madre.

-No es muy complicado ir, solamente debes caminar por un único camino recto, ven- dijo y se metió nuevamente en el bosque.

Le dimos la vuelta a esa pequeña colina a la cual habíamos subido hace unos instantes. El corazón me latía a mil por hora. Cuando habíamos llegado al pequeño camino de tierra que se abría entre los árboles, un lobo aulló a lo lejos y empecé a pensar que sería una buena idea volver al Territorio de los Humanos y no salir de ahí nunca más.

-Puedo acompañarte, solamente debes decírmelo si tienes miedo- me retó, había diversión en su rostro animal.

-No- dije bufando y di un paso hacia el camino para empezar a caminar.

-¡Recuerda, siempre sigue el camino, no te salgas de él!- me recordó desde atrás.

Este sentimiento llamado "miedo" era muy fuerte en mi interior, como si lo estuviera sintiendo por primera vez en mi vida y nunca antes me hubiera percatado de que algo así existiera. Esa sensación de que era mejor volver a casa se intensificó, pero no dejaría que mi débil mente me ganara. Me di vuelta con la esperanza de ver a Sakharov siguiéndome, pero no, se había esfumado completamente, como si nunca hubiera existido. ¿Acaso lo había estado alucinando todo el tiempo, y yo seguía tirada en el suelo de aquel bosque lejano? O ¿Había llegado yo sola hasta aquí? No lo sabía, pero esperaba de que no fuera el caso, porque si no estaría en graves problemas.

Había estado caminando por un rato largo, no sabía cuánto, los pies me dolían fuertemente, estaba toda traspirada, y tenía hambre y sed.

Lo único que escuchaba eran los aullidos de los lobos; en los últimos minutos había escuchado a uno muy cerca; me daba vuelta cada tanto, pero el aullido se volvía de a poco más fuerte, para mi suerte, logré ver lo que era una rama lo suficientemente afilada como para poder defenderme.

En cuanto me agaché para agarrarla, algo me golpeó fuertemente hacia un costado y apenas logré agarrar el palo cuando me quedé debajo de un gigantesco lobo amarronado con algunas manchas blancas. Se le caía la saliva de la boca dejando ver sus enormes dientes blancos y afilados como cuchillas, parecía muy hambriento, sobre todo con esos ojos exaltados. Observándolo bien, no parecía del todo un lobo, tenía una complexión física de un humano, uno muy grande y alto...




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