Catherine
Habíamos caminado por algunas horas más, hasta que, sin darme cuenta, terminamos enfrente de un portón enrejado, y para dentro se podía ver un gigantesco predio donde estaba la construcción más colosal que jamás había visto. Era un castillo gigantesco de color negro con algunos sectores de un rojo brillante, tenía un montón de torres, ventanas y balcones. Tuve que levantar mi cabeza al máximo para intentar ver donde terminaba la punta de la torre más alta que muy seguramente tocaba las nubes.
Habíamos llegado.
Y no tardé mucho en empezar a realizar un plan para matar al líder y acabar con la peste de estos seres antinaturales.
La gran reja se abrió sola ante nosotros, y no pude evitar la sonrisa malévola que se me escapó. Pero después pensé en Sakharov, que tendría que ver esa carnicería.
-Pues, adelante- me alentó Sakharov inocentemente. Pude notar que, por alguna razón, se había puesto nervioso echando sus orejas hacia atrás y poniendo su cola entre sus patas, ¿puede que a través de un poder que no conocía haya descubierto mi plan mata-vampiros? Se veía mucho más chiquito de lo que realmente era.
-Quédate aquí- le ordené y sin pensarlo más, entré.
Caminaba por un sendero de piedra cunado noté que la puerta del castillo estaba abierta. No me giré para ver si Sakharov me seguía o no, iba a terminar con esto rápido, no tenía armas, pero lucharía con lo que encontrara dentro. No estaba del todo segura quién era el que mandaba aquí, pero buscaría al vampiro que respetaran más, y basándome en las fotos que había encontrado en la caja que me había dado mi madre, la característica principal seria alguien parecido a mi...
Empujé lo que quedaba de la puerta cerrada; y lo primero que vi, fue un pasillo con una alfombra roja larguísima, al final del largo corredor se podía ver otra gran puerta de madera, en la que yo suponía, estaría el rey.
No lo dudé, comencé a correr por el corredor haciendo que el dolor de mis pies desapareciera gracias a la adrenalina y el corazón acelerado.
De pronto sentí que todo mi cuerpo empezaba a no contestarme; dejé de correr por lo que mis rodillas se doblaron y mi vista se volvió oscura nuevamente y lo último que logré sentir fue la suave alfombra debajo de mi mejilla.
Todo en verdad era muy confuso, por alguna razón la sensación de la alfombra en mi cara me hizo recordar a un día en el que era pequeña y con mi madre habíamos ido a un campo de flores, fue lo más cercano a una alegría verdadera, pues supongo que cuando somos niños lo único que nos importa es vivir y las preocupaciones llegan después; quería repetir ese momento...pero ella ya estaba muerta.
Sentía algo parecido a una soga atando mis manos, había sentido esa textura muchas veces antes, pero no usada en mí. También la sentí en mis pies, quería quejarme, pero algo también cubría mi boca, estaba sentada y escuchaba algunas voces difuminadas a mi alrededor. De pronto se me vino a la mente la imagen de esos ojos azules de vampiros y sobresaltada abrí los ojos, y tomando todo el aire que mis fosas nasales me permitían, llené mis agotados pulmones.
Lo primero que vi al enfocar la vista fue un trono de un color metálico, aunque no pude ver más que eso ya que había una hermosa mujer sentada en él, su pelo era de un rubio intenso, llevaba puesto un vestido rojo brillante con una capa negra que por el interior parecía ser roja también; sus ojos eran del azul más brillante que había visto, y todas las dudas, de qué clase de criatura podría ser, se me fueron cuando abrió un poco la boca para dejar al descubierto unos grandes colmillos blancos.
No me cabía duda ahora, ella era un vampiro.
Intenté gritar de furia por haber sido atrapada por estas ratas aladas, pero la tela lo evitó, por lo que decidí que era mejor cambiar de plan y comencé a gastar mi energía en intentar desatarme.
Miré un poco más a mi alrededor, estaba como en una especie de salón gigante, había otras criaturas que eran las que estaban hablando, aunque habían parado en cuanto desperté, pude observar algunos animales y otros que se asemejaban a humanos, aunque muy seguramente eran más vampiros y brujas, aunque la mayoría estaban ocultas entre las sombras simplemente observándome. Una luz misteriosa que se asemejaba a una gran linterna provenía de algún lugar que no alcanzaba a ver y que al mismo tiempo alumbraba a la mujer vampiro y a mí.
-Tu mente humana debe estar muy confundida en estos momentos- dijo la mujer con un extraño acento; me trataba como si yo fuera más inferior que ella, eso me enfureció aún más ¿Cómo se atrevía? Al parecer ella notó mi molestia y sonrió dejando más a la vista sus colmillos, solo pensaba en que tan bien se iba a ver su cabeza en una pica.
Me retorcí tanto que logré que la tela que tapaba mi boca se cayera.
- ¡Asquerosos animales! ¡Libérenme ahora mismo! - les grité a todos.
- ¿O si no, ¿qué? - me desafió la mujer.
-O si no traeré un ejército de cazadores para que los casen, ¡a todos ustedes!, Y pongan sus malditos corazones en cada árbol del bosque- los amenacé.
La mujer ni se inmutó ante mi débil amenaza, es más todas las criaturas largaron una pequeña risita que se escuchó bastante alto; la vampira simplemente mostró la misma cara de relajación que Sakharov solía poner ¿Acaso todos aquí tenían una maldición que los hacia verse con esa estúpida cara?
- ¿Qué tal si nos calmamos? Estoy segura de que no podrás llevar a cabo tu pequeña amenaza- dijo con una pequeña risita.
En ese momento me solté.
Había logrado que las cuerdas que ataban mis manos me liberaran.
Me paré y con la fuerza de un tirón deshice las cuerdas que estaban atando mis pies, y con un grito de batalla corrí hacia ella, pero lo único que hizo fue levantar una mano con unas uñas largas y rojas y la movió hacia mi como barriendo el aire y una fuerza invisible me devolvió a la silla evitando que me levantara de nuevo sin importar cuanta fuerza ejerciera.