Catherine
Me sentía extraña, como si nada en mi encajara, como si algo faltara, mi humanidad. Estaba exhausta, quería acostarme y dormir eternamente; mi cabeza no dejaba de dar vueltas, estaba sintiendo cosas que nunca había experimentado. Supongo que después de años de no poder expresar lo que sentía y de pronto tener un huracán de emociones, me iba a afectar de alguna manera.
Ahora me encontraba, nuevamente, en la Sala del Trono frente a mi "madre". Estaba parada frente a ella como su súbdita, yo debería estar en un trono igual al de ella, pero parece que me lo tendré que ganar. Sakharov y Nazneen estaban a mi lado. También había otras criaturas, la mayoría parecían ser vampiros y otras se asemejaban a humanos.
-Bien, te explicaré brevemente porqué estás aquí- Ravette se acomodó en su trono como una clara señal de que esto tomaría un rato largo-. Cuando un vampiro es recién transformado, su cabeza se vuelve un remolino de pensamientos, como claramente debes estar experimentando.
Al fin, se daba cuenta de algo.
-Así que le damos misiones o actividades para que se entretengan durante un rato hasta que se acostumbren a su nuevo "yo". Generalmente se los hace limpiar los pisos o servir a alguien de mayor poder, pero como tú eres mi hija no dejaré que eso te pase...
-No necesito que me trates diferente al resto solo por ser de una categoría mayor- la interrumpí, prefería estar limpiando los baños antes que demostrar que yo era la mejor, antes pudo haber pasado eso, pero ahora ya no.
-No me dejaste terminar- dijo con una notable cara de asco-. Porque sé que como eres una buena y experimentada cazadora te asigné la tarea de ir, junto con Sakharov, al Territorio Escamoso para atrapar a Káiser y hacerlo confesar sobre la maldición a los inguinois.
"La maldición a los inguinois", finalmente sabría en qué consistía esa misteriosa maldición que Sakharov se esmeraba tanto en ocultar.
- ¿En qué consiste esa "maldición"? - pregunté ansiosa de información.
- ¿Que me ves que tengo cara de inguinois? Pregúntale a uno; Sakharov te lo puede explicar más tarde. -La verdad no esperaba ese comentario tan seco y descortés; me giré hacia Sakharov, parecía sorprendido, sus ojos estaban abiertos como platos y sus orejas estaban bien paradas. Al parecer la decisión de mi "misión" fue puramente idea de Ravette sin siquiera preguntarle al pobre lobo si se atrevía a ir a cazar a un vampiro salido del mismo infierno-. Pero por el momento nos concentremos en otras cosas: ahora irás con Mazknét a conocer a los hechiceros para que te den información más confiable sobre la maldición y sus descubrimientos sobre ésta-. Me lo dijo echándole una mirada despectiva a Sakharov, como si cualquier palabra que saliera de su hocico fuera deshonesta-. Y luego vendrás conmigo al comedor para que conozcas al resto de la familia- lo último tenía un toque de asco en el tono, como si la mera idea de reunir a toda su supuesta familia le generara nauseas.
Sin darme cuenta, una mujer llegó a mi lado, era alta, tanto que me sacaba tranquilamente dos cabezas; llevaba puesto un vestido celeste muy elegante que tenía un cinto marrón en la cintura que contenía un conjunto pequeño de flores de diferentes colores. Su cabello castaño estaba tan perfectamente peinado debajo de una boina del mismo color que su vestido que su cabello llegaba hasta sus orejas, que, extrañamente eran como las de un humano.
Ravette se levantó de su trono y se acercó a nosotras.
-Catherine, ella es Mazknét; y Mazknét, veo que ya conoces a la niña- todo lo que salía de su boca tenía un tono despectivo-. Mazknét solo habla Regron, se niega a aprender nuestro lenguaje porque piensa que es algo arcaico e incumpliría con sus creencias, así que Nazneen será tu traductora.
Conocía algunas palabras en Regron o como lo llamamos en el Territorio de los Humanos: "el idioma de los monstruos". Un lenguaje muy complejo constituido por diversos símbolos para su escritura; sabía que si se llegaba a pronunciar mal una palabra se podía cambiar completamente el significado de una oración. Admiraba a aquellos humanos que lograban aprenderlo, yo, simplemente aprendí a escribir las letras.
-¿Y qué están esperando? Lárguense ya- nos dijo Ravette luego de que nos quedamos unos segundos sin decir nada.
Nazneen comenzó a caminar para irse y yo la seguí, noté que Mazknét se había quedado parada unos segundos más antes de seguirnos.
Estuvimos caminando en un silencio casi incómodo hasta que Sakharov anunció que se debía dirigir hacía otro lugar. Mientras que él se dirigía en el sentido contrario, nosotras ingresamos a un pasillo de piedras sin muchas decoraciones a excepción de los candelabros que iluminaban el camino.
Mazknét dijo algo en Regron y rápidamente Nazneen comenzó a traducirme.
-Ella dice que hace tiempo los hechiceros estuvieron investigando sobre la maldición, incluso desde que surgió y todas nuestras sospechas apuntan a que Káiser es el culpable de todo esto, ya que, hasta donde sabemos, él es el más poderoso para extender tal maldición por todo un continente.
- ¿Pero podrías explicarme de qué trata esta maldición? - Nazneen le tradujo lo que le pregunté.
Mazknét no dijo nada, simplemente siguió caminando como si no le hubieran dicho nada. Abruptamente, se detuvo frente a una puerta de madera y dijo algo que Nazneen me lo tradujo como "ya hemos llegado". Luego de eso, abrió la puerta y nos hizo entrar.
El interior era muy espacioso, contra las cuatro paredes había mesadas repletas de papeles, lo que parecían ser frascos con diferentes embutidos, pociones de varios colores y en algunos lugares incluso había animales disecados, además, en el medio del lugar había otra mesada igualmente repleta de cosas. Y había criaturas de todo tipo trabajando por todos lados, desde inguinois de diferentes especies hasta hechiceros que se parecían mucho a los humanos.