Sakharov
Me encontraba sobre la amplia cama de la habitación que me habían designado hace tantos años atrás para pasar las noches.
Estaba muy ansioso, no recordaba cuando había sido la última vez que había sentido tal ansiedad.
Imaginaba que Catherine ya sabía lo de la maldición y yo ya había sido informado que tendría que acompañarla al Territorio Escamoso.
Estaba muy seguro de que en el camino me encontraría con Fenec, la extrañaba, pero no lo suficiente para estar desesperado por verla. Desde que ella no había podido romper mi maldición con sus palabras de “amor”, nuestra relación se había desequilibrado y estar juntos se volvió algo incómodo. La hubiera dejado, pero ella se negó rotundamente argumentando que solo necesitábamos un tiempo y un poco de espacio, y luego podríamos volver a estar juntos como si nada hubiera pasado.
Eso fue hace seis meses atrás.
Fenec solía enviarme cartas diciéndome que me extrañaba y que pensaba en mi todo el día y en todo momento, pero yo no lo sentía así. Si me amaba tanto ¿Por qué no volvía por mí?
Sentía que ya resultaría extraño volver a ver a alguien con quien no me hablaba hace mucho tiempo. Alguien tocó la puerta sacándome de mis pensamientos depresivos.
-¿Sakharov?- la voz de Nazneen llegó hasta mí. Ella era una de mis mejores amigas, después de todo ella también tuvo que pelear para que la notaran debido a su aspecto físico-. ¿Puedo pasar?
-Sí, adelante.
Nazneen entró cerrando la puerta por atrás y se sentó a mi lado en la cama.
-Esto debe ser difícil para ti...
- ¿Te refieres a Fenec?
-Sé que ella vive cerca del Territorio Escamoso y su relación está... complicada- dijo tímidamente.
-No... yo... le enviaré una carta y así podremos conversar un poco luego- sería un buen plan, así, si la situación se ponía incomoda tendría la excusa de que debía seguir mi camino con Catherine.
-Puedo acompañarlos... si quieres.
-No, está bien, puedo lidiar con esto.
- ¿Estás seguro? Solo debes pedírmelo y con gusto los acompañaré.
-Tranquila, estaremos bien, puedo encargarme de los asuntos del corazón- dije levantándome y bajándome de la cama luego. Nazneen me veía con una cara de preocupación y tristeza; no me gustaba verla así, era una buena amiga y su preocupación por mí era más que aceptada y agradecida, porque ni Fenec me había visto así-. Pero ahora debemos ir a una cena ¿no?
-Si, es cierto, después de todo ese es el motivo principal por el que he venido.
-Vendrá tu abuela ¿cierto?
-Sí, es insoportable- dijo claramente molesta- pero el lado bueno es que ahora tengo a Catherine ¿Podrías llevarla por mí?
-Por supuesto, estaré en el comedor en media hora.
-Bien, te veo ahí- dicho eso, se fue caminando dejando la puerta abierta en una clara señal de que me apresurara.
Catherine se veía obviamente aterrada, podía oler su miedo y su respiración estaba agitada.
Llevaba puesto un vestido corto hasta las rodillas de un color carmesí brilloso que hacía resaltar su pálida piel. Nos encontrábamos en las puertas del comedor mientras observábamos a los integrantes de una larga y elegante mesa.
-No estés nerviosa, todo saldrá bien.
-Es más fácil decirlo que hacerlo- dijo mientras se apoyaba contra la pared y se sentaba en el suelo.
- ¿Qué sucede? - le pregunté.
-Es raro que me inviten a una cena para conocerme, generalmente todos evitan asistir para evitar tener que lidiar con mi carácter.
-Pero esa es la antigua Catherine, la nueva es mucho mejor, alguien digna de querer- la miré y pude ver como su autoestima se elevó y una sonrisa apareció en sus labios.
- ¿Me acompañarás? - me preguntó con los ojos brillantes.
-Por supuesto, jamás te dejaría sola.