Cazadores de Sombras: Ciudad de Ceniza (yeongyu)

12: La hostilidad de los sueños

Jake contempló a Beomgyu mientras este permanecía recostado en la nevera, mordiéndose el labio como hacía siempre cuando estaba alterado. A menudo olvidaba lo pequeño y frágil que era, lo delgados que eran sus huesos, pero en momentos como ese, momentos en los que deseaba rodearlo con los brazos, le frenaba la idea de que abrazarlo demasiado fuerte podría lastimarlo, sobre todo ahora que él ya no conocía su propia fuerza.

Sabía que Yeonjun no sentía lo mismo. Jake había observado con una sensación de náuseas en el estómago, incapaz de apartar la mirada, cómo Yeonjun había tomado a Beomgyu en sus brazos y lo había besado con tal fuerza que Jake había pensado que uno o ambos se harían añicos. Lo había sujetado como si quisiera aplastarlo contra sí, como si pudiera fusionarlos a los dos en una única persona. 

Pero Beomgyu era fuerte, más fuerte de lo que Jake creía. Era un cazador de sombras, con todo lo que ello conllevaba. Pero eso no importaba; lo que tenían entre ambos seguía siendo tan frágil como la titilante llama de una vela, tan delicado como una cáscara de huevo... y él sabía que si se quebraba, si él de algún modo dejaba que se rompiera y se destruyera, algo dentro de él también se haría añicos, algo que jamás podría arreglarse.

- Jake. - La voz de Beomgyu le devolvió a la tierra. - Jake, ¿me estás escuchando?

- ¿Qué? Sí, sí claro. Desde luego.

Se apoyó en el fregadero, intentando dar la impresión de que había estado prestando atención. El grifo goteaba, lo que volvió a distraerle momentáneamente: cada gota plateada de agua parecía resplandecer, en forma de lágrima perfecta, justo antes de caer. La visión de los vampiros era algo extraño, pensó. Su atención no dejaba de verse atraída por las cosas más corrientes: el destello del agua, las grietas que florecían en un trozo de pavimento, el lustre del aceite en una carretera; era como si nunca antes las hubiese visto. 

- ¡Jake! - Repitió Beomgyu, exasperado, y él reparó en que le estaba tendiendo algo negro y metálico: su nuevo móvil. - He dicho que quiero que llames a Yeonjun.

Eso hizo que bruscamente volviera a prestarle atención. 

- ¿Yo, llamarle? Me odia.

- No, no es cierto. - Aseguró él, aunque Jake pudo ver en la expresión de sus ojos que sólo lo creía a medias. - De todos modos, yo no quiero hablar con él. Por favor...

- Bien. - Cogió el teléfono que le ofrecía e hizo avanzar la pantalla hasta llegar al número de Yeonjun. - ¿Qué quieres que le diga?

- Simplemente cuéntale lo que ha pasado. Él sabrá qué hacer.

- Beomgyu. - Exclamó Yeonjun, que contestó el teléfono al tercer timbrazo, dando la impresión de estar sin aliento. Jake se sorprendió hasta que comprendió que era el nombre de Beomgyu el que habría aparecido en el teléfono del cazador de sombras. - Beomgyu, ¿estás bien?

Jake vaciló. La voz de Yeonjun tenía un tono que él no le había oído nunca antes, una despreocupación ansiosa desprovista de sarcasmo o sentimiento defensivo. ¿Era así como hablaba a Beomgyu cuando estaban a solas? Jake le dirigió una veloz mirada; él le observaba con los ojos marrones muy abiertos, mordiéndose con naturalidad la uña del índice derecho. 

- Beomgyu. - Volvió a decir Yeonjun. - Creía que me estabas evitando...

Un ramalazo de irritación recorrió a Jake. "Eres su hermano. - Quiso gritar a la línea telefónica. - Eso es todo. No te pertenece. No tienes derecho a sonar tan... tan..."

"Desconsolado". Esa era la palabra. Aunque él jamás había pensado que Yeonjun tuviera un corazón para poder romperse. 

- Y tenías razón. - Dijo finalmente Jake, la voz fría. - Todavía lo hace. Soy Jake. - Se produjo un silencio tan prolongado que Jake se preguntó si Yeonjun habría dejado caer el teléfono. - ¿Hola?

- Estoy aquí. - La voz de Yeonjun era fresca y fría como las hojas otoñales, toda la vulnerabilidad desaparecida. - Si me llamas sólo para conversar, mundano, debes de estar más solo de lo que pensaba.

- Créeme, no te estaría llamando si tuviera elección. Hago esto por Beomgyu.

- ¿Está bien? - La voz de Yeonjun seguía siendo seca y fría, pero había tensión en ella ahora, hojas otoñales escarchadas con una pátina de hielo duro. - Si le ha sucedido algo...

- No le ha sucedido nada.

Jake luchó por mantener la cólera fuera de su voz, y tan escuetamente como pudo, resumió a Yeonjun los acontecimientos de la noche y el estado en que se encontraba Hyunjin. Yeonjun aguardó hasta que él terminó y luego le espetó una serie de instrucciones cortas. Jake escuchó aturdido y se encontró asintiendo antes de darse cuenta de que Yeonjun no podía verle. Empezó a hablar y reparó en que lo que oía era silencio; su interlocutor había colgado. Sin decir nada, Jake cerró la tapa del teléfono y se lo pasó a Beomgyu. 

- Viene para aquí.

Beomgyu se dejó caer contra el fregadero.

- ¿Ahora?

- Ahora. Soobin y Kai le acompañarán.

- ¿Soobin? - Preguntó él, aturdido, y añadió: - ¡Ah! Por supuesto. Yeonjun debía de estar en casa de Soobin. Pensaba que estaría en el Instituto, pero claro, no puede estar allí. Es...

Un grito áspero procedente de la salita lo interrumpió. Beomgyu abrió los ojos. Jake notó que los pelos del cogote se le erizaban como alambres. 

- No pasa nada. - Dijo, tan tranquilizador como pudo. - Minho no le haría daño a Hyunjin.

- Sí que le está haciendo daño. No tiene elección. - Corrigió Beomgyu, meneando la cabeza. - Últimamente así es como están las cosas siempre. Nunca existe la menor opción. - Hyunjin volvió a gritar, y Beomgyu agarró con fuerza el borde de la encimera como si él mismo sintiera dolor. - ¡Odio esto! - Soltó. - ¡Lo odio totalmente! Siempre con miedo, siempre perseguido, siempre preguntándome quién va a resultar herido a continuación. ¡Ojalá pudiera ser todo como antes!

- Pero no puede. Para ninguno de nosotros. - Replicó Jake. - Al menos, tú todavía puedes salir a la luz del sol.



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En el texto hay: lgbt, txt, yeongyu

Editado: 30.01.2023

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