Cazadores de Sombras: Ciudad de Ceniza (yeongyu)

Epílogo

- ¡Beomgyu! - La madre de Jake sonrió radiante al ver al muchacho en el umbral. - No te he visto desde hace una eternidad. Empezaba a preocuparme que Jake y tú os hubieseis peleado.

- No. - Repuso Beomgyu. - Es que no me encontraba muy bien, eso es todo.

"Aunque te hayan puesto runas curativas mágicas, aparentemente no eres invulnerable". A Beomgyu no le había sorprendido despertar a la mañana siguiente de la batalla y descubir que tenía un dolor de cabeza insoportable y fiebre; había creído que se trataba de un resfriado, ¿quién no lo tendría, tras helarse con ropas mojadas en mar abierto durante horas en plena noche? Pero Soobin le había dicho que lo más probable era que se hubiese agotado creando la runa que había destruido el barco de Jinki. 

La madre de Jake, chasqueó la lengua, comprensiva.

- Seguro que era el mismo virus que tuvo Jake hace dos semanas. Apenas podía dejar la cama.

- Está mejor ahora, ¿verdad? - Preguntó Beomgyu, que ya sabía que era cierto, pero no le importaba volver a oírlo.

- Está estupendamente. Lo encontrarás fuera, en el patio trasero, creo. Ve por la verja. - Sonrió. - Se alegrará de verte.

Las casas adosadas de ladrillo rojo de la calle de Jake estaban separadas por bonitas vallas de hierro forjado de color blanco, cada una de las cuales tenía una verja que conducía a un pequeño patio trasero. El cielo era de un azul brillante y el aire, fresco, a pesar de que el día era soleado. Beomgyu podía paladear en el aire el sabor a la nieve que no tardaría en caer. 

Cerró la verja detrás de él y fue en busca de Jake. Estaba en el patio, como le había dicho su madre, descansando en una tumbona de plástico con un cómic abierto sobre el regazo. Lo apartó al ver a Beomgyu, se incorporó y sonrió de oreja a oreja. 

- Hola, bebé.

- ¿Bebé? - Se sentó junto a él en la silla. - Bromeas, ¿verdad?

- Probaba. ¿No?

- No. - Repuso él con firmeza, y se inclinó para besarle en la boca.

Cuando se apartó, los dedos de Jake se entretuvieron en su cabellos, pero los ojos estaban pensativos. 

- Me alegro de que te hayas pasado por aquí. - Dijo. 

- Yo también. Habría venido antes, pero...

- Estabas enfermo, lo sé.

Beomgyu se había pasado la semana enviándole mensajes de texto desde el sofá de Minho, donde había permanecido envuelto en una manta viendo reposiciones de CSI. Era reconfortante pasar el rato en un mundo donde cada rompecabezas tenía una respuesta científica detectable. 

- Ya estoy mejor. - Paseó la mirada alrededor y tiritó, arrebujándose mejor en el cárdigan blanco que llevaba. - ¿Qué haces tumbado al aire libre con este tiempo? ¿No estás helado?

Jake negó con la cabeza.

- En realidad ya no siento el frío ni el calor. Además... - La boca se le curvó en una sonrisa. - Quiero pasar tanto tiempo al sol como pueda. Todavía me siento adormilado durante el día, pero quiero superarlo.

Beomgyu le acercó el dorso de la mano a la mejilla. El rostro estaba caliente por el sol, pero debajo, la piel era fría. 

- Pero, ¿todo lo demás sigue siendo... sigue siendo igual?

- ¿Te refieres a si todavía soy un vampiro? Sí. Parece que sí. Todavía quiero beber sangre y sigue sin latirme el corazón. Tendré que evitar al médico, pero puesto que los vampiros no enferman... - Se encogió de hombros.

- ¿Y has hablado con Yongsun? ¿Sigue sin tener ni idea de por qué puedes salir al sol?

- Ninguna. Y parece bastante molesta, además. - Jake lo miró pestañeando adormilado, como si fuesen las dos de la madrugada en lugar de las dos de la tarde. - Creo que le desmonta sus ideas sobre cómo deberían ser las cosas. Además, le va a costar mucho más conseguir que salga por la noche cuando estoy decidido a hacerlo de día.

- Debería estar encantada, ¿no?

- A los vampiros no les gustan los cambios. Son muy tradicionales.

Le sonrió, y Beomgyu pensó: "Siempre tendrá este aspecto. Cuando yo tenga cincuenta o sesenta años, él todavía parecerá tender dieciséis". No era una idea que le gustase.

- En cualquier caso, esto será bueno para mi carrera musical. Si nos fiamos de lo que escribe Anne Rice, los vampiros resultan unas estrellas del rock fantásticas.

- No estoy seguro de que te puedas fiar mucho de eso.

Jake volvió a recostarse en la silla.

- ¿Y de qué me puedo fiar? Aparte de ti, por supuesto.

- ¿De fiar? ¿Es así como me consideras? - Preguntó con fingida indignación. - Eso no es muy romántico.

Una sombra cruzó el rostro de Jake.

- Gyu...

- ¿Qué? ¿Qué sucede? - Le cogió la mano. - Ese es tu tono de las malas noticias.

Jake apartó la mirada. 

- No sé si son malas noticias o no.

- Las noticias, o son buenas o son malas. - Repuso Beomgyu. - Sólo dime que estás bien.

- Estoy bien. - Afirmó Jake. - Pero... no creo que debamos volver a vernos.

Beomgyu estuvo a punto de caerse de la tumbona.

- ¿No quieres que sigamos siendo amigos?

- Beomgyu...

- ¿Es por los demonios? ¿Porque acabaste convertido en un vampiro por mi culpa? - Su voz se alzaba más y más. - Sé que todo ha sido una locura, pero puedo mantenerte alejado de todo eso. Puedo...

Jake hizo un gesto de dolor. 

- Empiezas a sonar como un delfín, ¿lo sabes? Para. - Dijo. Beomgyu calló. - Todavía quiero que seamos amigos. - Explico él. - Es de lo otro de lo que no estoy tan seguro.

- ¿Lo otro?

Jake empezó a ruborizarse. Beomgyu no habría pensado nunca que los vampiros pudieran ruborizarse. Resultaba sorprendente el contraste con su piel pálida. 

- Lo de novio-novio.

Beomgyu permaneció en silencio durante un largo rato, buscando las palabras. 

- Al menos no dijiste "lo de besarnos". - Dijo finalmente. - Temía que fueses a llamarlo así.

Jake bajó la mirada hacia las manos de ambos, que descansaban entrelazadas sobre la tumbona de plástico. Los dedos de Beomgyu se veían pequeños en comparación con los de él. Pasó el pulgar distraídamente sobre los nudillos de Beomgyu.



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En el texto hay: lgbt, txt, yeongyu

Editado: 30.01.2023

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