Saliendo de un sueño de sangre y luz solar, Jake despertó de improviso con el sonido de una voz que pronunciaba su nombre.
- Jake. - La voz era un susurro sibilante. - Jake, levanta.
Jake ya estaba en pie -en ocasiones, la rapidez con la que podía moverse ahora le sorprendía incluso a él- y se había dado la vuelta en la oscuridad de la celda.
- ¿Sandara? - Susurró, clavando la mirada en las sombras. - Sandara, ¿eres tú?
- Date la vuelta, Jake. - Ahora la voz, levemente familiar, tenía un dejo de irritabilidad. - Y acércate a la ventana.
Jake supo inmediatamente de quién se trataba y miró a través de los barrotes de la ventana para encontrar a Yeonjun arrodillado en la hierba del exterior, con una piedra de luz mágica en la mano. Miraba a Jake con una expresión crispada.
- ¿Es que pensabas que tenías una pesadilla?
- Quizás aún la tengo.
Jake notó un zumbido en los oídos; de haberle latido el corazón, habría pensado que era la sangre corriéndole por las venas, pero era algo distinto, algo menos corpóreo, pero más cercano que la sangre.
La luz mágica proyectaba un mosaico de luz y sombra sobre el rostro pálido de Yeonjun.
- O sea que es aquí donde te metieron. Creía que ya no usaban estas celdas. - Echó una mirada de soslayo. - Me he equivocado de ventana la primera vez. Le di a tu amiga de la celda contigua un buen susto. Una chica atractiva, con los andrajos Me recordó un poco a los vagabundos que tenemos allí en casa.
Y Jake se dio cuenta de qué era el zumbido en sus oídos. Cólera. En algún lejano rincón de su mente notó que tenía los labios tensados hacia atrás, con las puntas de los colmillos arañándole el labio inferior.
- Me alegro de que consideres que todo esto es divertido.
- ¿No te alegras de verme, entonces? - Dijo Yeonjun. - Debo admitir que me sorprende. Siempre me han dicho que mi presencia iluminaba cualquier habitación. Uno pensaría que eso aún sería más evidente cuando se trata de húmedas celdas bajo tierra.
- Sabías lo que sucedería, ¿verdad? "Te enviarán directamente de vuelta a Seúl", dijiste. "No hay ningún problema." Pero ellos jamás tuvieron la menor intención de hacerlo.
- No lo sabía. - Yeonjun se encontró con sus ojos a través de los barrotes, y su mirada era clara y firme. - Sé que no me creerás, pero pensaba que te decía la verdad.
- O estás mintiendo o eres estúpido...
- Entonces soy estúpido.
- ... o ambas cosas. - Finalizó Jake. - Me siento inclinado a pensar que ambas.
- No tengo motivos para mentirte. No ahora. - La mirada de Yeonjun permaneció firme. - Y deja de enseñarme los colmillos. Me están poniendo nervioso.
- Estupendo. - Dijo Jake. - Si quieres saber el motivo, es porque hueles a sangre.
- Es mi colonia. Eau de Herida Reciente.
Yeonjun alzó la mano izquierda. Era un guante de vendajes blancos, manchados en los nudillos, donde la sangre se había filtrado.
Jake frunció el entrecejo.
- Pensaba que los de tu clase no podían tener heridas. No de las que duran.
- Atravesé con él una ventana. - Explicó Yeonjun. - Y Kai me está obligando a curarme como un mundano para enseñarme una lección. ¿Ves? Te conté la verdad. ¿Impresionado?
- No. - Dijo Jake. - Tengo otros problemas mayores que tú. El Inquisidor no deja de hacerme preguntas que no puedo responder. No deja de acusarme de obtener mis poderes como vampiro diurno de Jinki. De ser un espía suyo.
La alarma chispeó en los ojos de Yeonjun.
- ¿Woosung dijo eso?
- Woosung me dio a entender que toda la Clave lo pensaba.
- Eso es malo. Si deciden que eres un espía, entonces los Acuerdos no son aplicables. No si pueden convencerse de que has violado la Ley. - Yeonjun miró a su alrededor rápidamente antes de devolver la mirada a Jake. - Será mejor que te saquemos de aquí.
- ¿Y luego qué?
Jake casi no podía creer lo que estaba diciendo. Quería salir de aquel lugar tan desesperadamente que podía paladearlo, pero no pudo impedir que las palabras brotaran de su boca.
- ¿Dónde planeas ocultarme?
- Hay un Portal aquí en el Gard. Si lo encontramos, puedo enviarte de vuelta por él...
- Y todo el mundo sabrá que me ayudaste. Yeonjun, La Clave no sólo anda tras de mí. De hecho, dudo que sientan el menor interés por un subterráneo. Están intentando demostrar algo sobre tu familia... sobre los Kim. Están intentando demostrar que están conectados con Jinki. Que nunca abandonaron realmente el Círculo.
Incluso en la oscuridad, fue posible ver cómo el color afloraba a las mejillas de Yeonjun.
- Pero eso es ridículo. Pelearon contra Jinki en el barco. Jonghyun casi murió...
- El Inquisidor quiere creer que sacrificaron a los otros nefilim que lucharon en el barco para proteger la ilusión de que estaban en contra de Jinki. Pero aún así perdieron la Espada Mortal, y eso es lo que le importa. Mira, tú intentaste advertir a la Clave, y ellos no te hicieron el menor caso. Ahora el Inquisidor busca alguien a quien cargarle todas las culpas. Si puede tachar a tu familia de traidores, entonces nadie culpará a la Clave por lo que sucedió, y él podrá llevar a cabo cualquier política que desee sin oposición.
Yeonjun hundió la cabeza en las manos; los largos dedos tiraban alocadamente de los cabellos.
- Pero no puedo dejarte aquí. Si Beomgyu lo descrubre...
- Debería haber sabido que era eso lo que te preocupaba. - Jake lanzó una áspera carcajada. - Pues no se lo digas. Está en Seúl, de todos modos, gracias a... - Se interrumpió, incapaz de pronunciar la palabra. - Tenías razón. - Dijo en su lugar. - Me alegro de que no esté aquí.
Yeonjun alzó el rostro de las manos.
- ¿Qué?
- La Clave ha perdido el juicio. Quién sabe lo que le harían si supiesen lo que puede hacer. Tenías razón. - Repitió Jake, y cuando Yeonjun no dijo nada en respuesta, añadió: - Y será mejor que disfrutes lo que acabo de decirte. Probablemente no volveré a decirlo.
Editado: 21.05.2024