Cazadores de Sombras: Ciudad de Cristal (yeongyu)

Capítulo 14: En el bosque oscuro

- Vaya, ¿qué os parece? - Dijo Yeonjun, todavía sin mirar a Beomgyu; en realidad no lo había mirado desde que él y Jake habían llegado a la puerta principal de la casa en la que habitaban ahora los Kim.

Estaba recostado contra una de las altas ventanas de la sala de estar, mirando al exterior en dirección al cielo que se oscurecía rápidamente. 

- Uno asiste al funeral de su hermano de nueve años y se pierde toda la diversión.

- Yeonjun. - Intervino Kai, con una voz que sonaba cansada. - No.

Kai estaba tumbado en uno de los sillones desgastados y rehenchidos que constituían los únicos asientos de la habitación. La vivienda tenía la curiosa y extraña atmósfera de las casas que pertenecen a desconocidos. Estaba decorada con tejidos de estampados florales, recargados y de tonos pastel, y todo en ella estaba ligeramente raído o deshilachado. Había un cuenco de cristal lleno de bombones sobre una pequeña mesa auxiliar cerca de Kai; Beomgyu, muerto de hambre, había comido unos cuantos y le había parecido que estaban secos y se desmigajaban. Se preguntó qué clase de gente había vivido allí. "La clase de gente que sale huyendo cuando las cosas se ponen difíciles", pensó agriamente; merecían que les hubiesen requisado la casa.

- ¿No qué? - Preguntó Yeonjun.

En el exterior estaba lo bastante oscuro ya como para que Beomgyu pudiese ver el rostro de Yeonjun reflejado en la ventana. Sus ojos parecían negros. Llevaba ropas de luto de cazador de sombras; ellos no vestían de negro en los funerales, ya que el negro era el color del equipo para el combate. El color para la muerte era el blanco, y la chaqueta blanca que Yeonjun llevaba puesta tenía runas escarlata entretejidas en la tela alrededor del cuello y los puños. A diferencia de las runas de combate, que eran todas de agresión y protección, estas hablaban un idioma más benévolo de curación y pesar. Llevaba abrazaderas de metal batido alrededor de las muñecas, también, con runas similares en ellas. Kai iba vestido del mismo modo, todo de blanco excepto las mismas runas en un dorado rojizo trazadas sobre el tejido.

Por otra parte, Yeonjun, todo de blanco, parecía un ángel, pensó Beomgyu. Uno de los ángeles vengadores. 

- No estás furioso con Beomgyu. Ni con Jake. - Dijo Kai. - Al menos... - Añadió, con una leve crispación preocupada en el rostro. - No creo que estés furioso con Jake.

Beomgyu casi esperó que Yeonjun replicara enojado, pero todo lo que este dijo fue:

- Beomgyu sabe que no estoy enfadado con él.

Jake apoyó los codos en el respaldo del sofá y puso los ojos en blanco, pero se limitó a decir:

- Lo que no entiendo es cómo Jinki consiguió matar al Inquisidor. Pensaba que las proyecciones no podían afectar a nada.

- En principio, no. - Respondió Kai. - No son más que ilusiones. Una cierta cantidad de aire coloreado, por así decirlo.

- Bien, pues en este caso, no. Metió la mano dentro del Inquisidor y la retorció... - Beomgyu se estremeció. - Hubo gran cantidad de sangre.

- Como una bonificación especial para ti. - Le dijo Yeonjun a Jake.

Jake le ignoró.

- ¿Ha existido algún Inquisidor que no haya muerto de un modo horrible? - Se maravilló en voz alta. - Es como ser el batería de Spinal Tap.

Kai se frotó el rostro con una mano.

- No puedo creer que mis padres no lo sepan todavía. - Dijo. - No me entusiasma nada tener que decírselo.

- ¿Dónde están tus padres? - Preguntó Beomgyu. - Pensaba que estaban arriba.

Kai negó con la cabeza. 

- Siguen en la necrópolis. En la tumba de Taehyun. Nos han enviado de vuelta. Querían estar allí solos un rato.

- ¿Qué hay de Niki? - Preguntó Jake. - ¿Dónde está?

El humor, lo que quedaba de él, desapareció del rostro de Yeonjun. 

- No quiere salir de su habitación. - Dijo. - Cree que lo que le sucedió a Taehyun fue culpa suya. Ni siquiera ha querido venir al funeral.

- ¿Habéis intentado hablar con él?

- No. - Respondió Yeonjun, irónico. - Hemos optado por darle de puñetazos sin parar en la cara. ¿Crees que funcionará?

- Sólo preguntaba. - El tono de Jake era afable.

- Bueno, explícale que Jisung no era en realidad Jisung. - Dijo Kai. - Quizá se sienta mejor. Cree que tendría que haberse dado cuenta de que había algo raro en Jisung, pero si era un espía... - Se encogió de jombros. - Nadie advirtió nada extraño en él. Ni siquiera los Park.

- Yo pensé que era un imbécil. - Indicó Yeonjun.

- Sí, pero eso era simplemente porque...

Kai se hundió más en el sillón. Parecía exhausto; su tez mostraba un gris pálido en contraste con el blanco riguroso de las ropas.

- Apenas importa. Una vez que se entere de las amenazas de Jinki, nada lo animará.

- ¿Creéis que lo hará realmente? - Quiso saber Beomgyu. - ¿Enviar un ejército de demonios contra los nefilim? Es decir, él todavía es un cazador de sombras, ¿no? No puede destruir a su propia gente.

- Ni siquiera le importaron lo suficiente sus hijos como para no destruirlos. - Dijo Yeonjun, trabando la mirada con la de él a través de la habitación. - ¿Qué te hace pensar que iba a importarle su gente?

Kai los miró a los dos y Beomgyu se dio cuenta por su expresión de que Yeonjun no le había hablado de Ithuriel todavía. Parecía desconcertado, y muy triste.

- Yeonjun...

- De todas maneras, esto explica una cosa. - Dijo Yeonjun sin mirar a Kai. - Soobin estuvo intentando ver si podía usar una runa de localización en alguna de las cosas que Jisung había dejado en su dormitorio para ver si podíamos localizarlo de ese modo. Dijo que no conseguía ninguna lectura interesante de nada de lo que le dimos. Simplemente... una señal plana.

- ¿Qué significa eso?

- Eran cosas de Han Jisung. El falso Jisung probablemente las cogió donde lo interceptó. Y Soobin no consigue nada de ellas porque el auténtico Jisung...




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