Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso (adaptación Yeongyu)

22: Las ruinas de Renwick

Durante un largo rato después de que Minho acabara de hablar, reinó el silencio en la celda. El único ruido era el tenue goteo del agua por las paredes de piedra.

- Di algo, Beomgyu. - Pidió él finalmente.

- ¿Qué es lo que quieres que diga?

- ¿Tal vez que lo comprendes? - Sugirió él con un suspiro.

Beomgyu notaba la sangre latiéndole en los oídos. Sentía como si su vida hubiese estado edificada sobre una capa de hielo tan fina como el papel, y en aquellos momentos, el hielo empezara a agrietarse, amenazando con hundirlo en la helada oscuridad que había debajo. Al interior de las oscuras aguas, se dijo, donde todos los secretos de su padre iban a la deriva en las corrientes, los restos olvidados de una vida arruinada. 

Alzó los ojos hacia Minho. Este parecía fluctuar, poco definido, como si lo mirara a través de un cristal empañado. 

- Mi papá. - Inquirió. - Esa foto que mi padre siempre tuvo sobre la repisa de la chimenea...

- Ese no era tu papá. - Afirmó Minho.

- ¿Existió siquiera? - La voz de Beomgyu aumentó de intensidad. - ¿O también lo inventó mi padre?

- Existió. Pero no era tu papá. Era el hijo de los vecinos de tu padre. Murió en un accidente de automóvil, tal y como tu padre te contó, pero él nunca le conoció. Tenía una foto porque los vecinos le encargaron que pintara un retrato de él en su uniforme del ejército. Les entregó el retrato, pero se quedó la foto, y fingió que el hombre que aparecía en ella había sido tu padre. Creo que pensó que era más fácil de ese modo. Al fin y al cabo, de haber afirmado que había huido o desaparecido, habrías querido buscarle. Un hombre muerto...

- No contradecirá tus mentiras. - Finalizó Beomgyu por él con amargura. - ¿No se le ocurrió que estaba mal, todos esos años, dejarme pensar que mi padre estaba muerto, cuando mi padre auténtico...?

Minho no dijo nada, dejando que encontrara el final de la frase él mismo, dejando que pensara por sí mismo aquello que era inconcebible. 

- Es Jinki. - Su voz tembló. - Eso es lo que me estás diciendo, ¿verdad? ¿Que Jinki era... es... mi padre?

Minho asintió; los dedos contraídos eran la única señal de la tensión que sentía.

- Sí.

- ¡Ah, Dios! - Beomgyu se puso en pie de un salto, incapaz de permanecer sentado sin moverse; fue hacia los barrotes de la celda. - Eso no es posible. Simplemente no es posible.

- Beomgyu, por favor, no te alteres...

- ¿No te alteres? Me estás diciendo que mi padre es un tipo que es básicamente un gran Señor del mal, ¿y quieres que no me altere? 

- No era malvado al principio. - Repuso Minho, dando a la voz un tono casi de disculpa.

- Ah, si se me permite, quisiera discrepar. Creo que era claramente malvado. Todo eso que soltaba sobre mantener la raza humana pura y la importancia de la sangre no contaminada... se parecía a uno de esos tipos repulsivos del poder blanco. Y vosotros dos os lo tragasteis por completo.

- No era yo quien hablaba sobre "asquerosos" subterráneos apenas hace unos minutos. - Repuso Minho en voz baja. - O sobre cómo no se podía confiar en ellos.

- ¡Eso no es lo mismo! - Beomgyu pudo oír las lágrimas en su voz. - Yo tenía un hermano. - Prosiguió, y se le hizo un nudo en la garganta. - También abuelos. ¿Están muertos?

Minho asintió, bajando la mirada hacia sus manos, que tenía abiertas sobre las rodillas.

- Están muertos.

- Yoongi. - Inquirió el menor con dulzura. - ¿Habría sido mayor que yo? ¿Un año mayor?

Minho no dijo nada.

- Siempre quise un hermano. - Comentó tristemente.

- No. - Repuso el mayor en tono desconsolado. - No te tortures. Puedes ver por qué tu padre te ocultó todo eso, ¿no es cierto? ¿Qué bien podría haberte hecho saber lo que habías perdido ya antes de haber nacido?

- Esa caja. - Insistió Beomgyu, con la mente trabajando de un modo febril. - Con la letra Y. en ella. Yoongi. Era por eso por lo que siempre lloraba, ese era el mechón de cabello... el de mi hermano, no el de mi padre.

- Sí.

- Y cuando tú dijiste "Beomgyu no es Yoongi", te referías a mi hermano. Mi padre me protegía excesivamente porque ya había perdido a un hijo.

Antes de que Minho pudiera responder, la puerta de la celda se abrió con un estrépito y entró Hyejin. El "equipo de curación", que Beomgyu había imaginado como una caja de plástico rígido con el emblema de la Cruz Roja sobre ella, resultó ser una gran bandeja de madera, repleta de vendajes doblados, cuencos humeantes de líquidos no identificados e hierbas que despedían un olor acre a limón. Hyejin dejó la bandeja junto al catre e hizo una seña a Beomgyu para que se sentara, lo que este hizo de mala gana.

- Eso es, buen chico. - Exclamó la mujer lobo, sumergiendo una tela en uno de los cuencos y alzándola hasta el rostro de Beomgyu para limpiar con suavidad la sangre seca. - ¿Qué te ha sucedido? - Preguntó en tono desaprobador, como si sospechara que el joven se había pasado un rallador de queso por la cara.

- Eso me preguntaba yo. - Terció Minho, observando el procedimiento con los brazos cruzados.

- Hugo me atacó. - Beomgyu intentó no hacer una mueca de dolor cuando el líquido desinfectante le escoció en las heridas.

- ¿Hugo? - Minho parpadeó sorprendido.

- El pájaro de Taeyeon. Creo que era su pájaro, al menos. Quizá pertenecía a Jinki.

- Hugin. - Murmuró Minho. - Hugin y Munin eran los pájaros mascotas de Jinki. Sus nombres significan "Pensamiento" y "Recuerdo".

- Bueno, pues deberían significar "Ataca" y "Mata" - Replicó Beomgyu. - Hugo casi me arranca los ojos.

- Eso es lo que se le enseñó a hacer. - Minho hacía tamborilear los dedos de una mano sobre el otro brazo. - Taeyeon debe de habérselo llevado tras el Levantamiento. Pero seguiría siendo la criatura de Jinki.

- Igual que lo era Taeyeon. - Repuso Beomgyu.

Hizo una mueca mientras Hyejin le limpiaba el largo tajo del brazo, que estaba recubierto de suciedad y sangre seca. Cuando terminó, la mujer lobo se puso a vendarlo pulcramente. 




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