Equipo "A"
Al final, la única pista que obtuvieron en México fue que aparentemente un sujeto con la descripción de Nataniel. Había sido visto por última vez en la zona de Argentina, Córdoba. Para ninguno de ellos tenía sentido que haya huido hasta allí, sin embargo, a falta de cualquier otro dato, se vieron obligados a viajar.
Llegaron aproximadamente a las 10 de la mañana, todos tan agotados como el brujo que los había transportado. Hicieron una breve pausa para comer y recuperar fuerzas.
Florencia apareció pronto emocionada con una bebida llamada "mate" la cual Kengel consideró extraña y a diferencia de su parabatai Byron, se negó a beberla, parecía tener césped o algo similar.
— ¿Y qué dices que es esto? —Byron observó el vaso de metal en sus manos que contenía la bebida y luego sorbió la bombilla, o sorbete, como Lizzie le llamaba.
— Ya te dije, mate: agua caliente, yerba... —empezó a enumerar con lo dedos, pero Byron la interrumpió escupiendo el líquido.
— ¿Dijiste yerba? —miró horrorizado hacia su vaso.
Florencia soltó una carcajada.
— Yerba mate —completó—. No esa cosa rara que los mundanos usan para drogarse ¡qué mal pensado! —explicó un poco furiosa y le arrebató el mate de las manos, al tiempo que agarraba su termo y se levantaba— ¿Nicolas vos si queres mate? —le ofreció mientras servía otro.
— Sí, muchas gracias —le recibió el vaso con una sonrisa. Después de tomar, se lo devolvió y le informó—. Le falta burrito.
— ¿Qué es eso? —Megan preguntó curiosa.
— Un yuyo, y no tengo —contestó mientras seguía realizando el cebado de mate.
— ¡Te lo dije es césped! —gritó Kengel triunfante, señalando de forma acusadora a la bebida.
— Sí, claro. Estoy tomando pasto con agua caliente —ella rodó los ojos—. Veo que el dulce de leche y las pepas no te desagradan —ella echó un vistazo a su plato. Ross y Megan compartían unas medialunas y Lizzie untaba manteca en un pan.
— Porque no es césped —insistió él.
— Qué necio —susurro Lizzie.
— Este "pastelito" si es rico —Byron que estaba sentado atrás, alzó un trozo de masa crujiente relleno de dulce de batata—. Florencia...me das otro mate —pidió amablemente y su parabatai lo desaprobó con la mirada.
— No. Seguro lo queres porque comiste tan rápido que te atragantaste, ese no es mi problema —se negó cruzándose de brazos, a pesar de eso, un rato después le alcanzó uno y el asintió en agradecimiento.
— El mercado fue movido —anunció Perfume volando hacia ellos.
— ¿Cómo? —Nicolas se sorprendió, jamás se le ocurrió pensar en que las cosas evidentemente habían cambiado en los muchos años que pasaron desde que visitó el lugar— ¿Dónde está ahora? ¿y por qué?
— Los mundanos lo descubrieron y se convirtió en centro turístico —respondió a la primera pregunta y aleteó sus alas—. Ahora el mercado está en Uritorco, qué también fue descubierto —Perfume pareció reprimir una carcajada por la paradoja.
— ¿A qué se refiere con que fue movido? —Ross preguntó.
— Lo que pasa es que antes el mercado estaba en una cueva —hizo un gesto de desagrado—. Bastante excremento de murciélago a veces, pero salvo eso, era muy pintoresco —aseguró.
— Me imagino...—respondió, sin sonar muy convencida.
— ¿Esas eran las "cuevas de oro"? —fue Florencia quien habló esta vez, refiriéndose al antiguo lugar en dónde el mercado se encontraba— ¿Y ahora el nuevo lugar están dentro del Uritorco o encima?
— Están en los Terrones, y hay que pagar entrada prrr —continuó el ave, luego se puso cerca del oído del brujo para seguir hablando más bajo.
— ¿Se paga para entrar a un Mercado de Sombras? —Megan estaba confundida.
— Sí, si los mundanos creen que es un centro turístico —murmuró el brujo sacudiendo su pie izquierdo en el suelo.
— Bueno, tendremos que pagar, no vamos a entrar por la fuerza —Lizzie se encogió de hombros.
—¡No! ¡Vamos a ir de noche! —gritó rápido y propuso— Ahí ya no va a haber mundanos, sino seria muy raro que nos desaparezcamos en medio de una visita guiada.
— Otra forma de decir que sos rata y no queres pagar —agregó Perfume.
* * *
Si era un lugar muy visitado era obvio que de noche no se notaba. Se encontraron frente a unos enormes pedazos de tierra colorada con distintas formas. Y siguieron en silencio al brujo, según explicó él, ese lugar ya tenía cierta "fuerza" como si se tratara de una línea de la ley o algo similar pero sin tanto poder. Cuando pusieron el mercado allí, pusieron tantos glamoures que sin darse cuenta, concentraron tanta energía que atrajeron a los mundanos y se convirtió en un parque nacional.
Al llegar frente a una enorme figura de roca llamada "cabeza de indio", Nicolas insistió en que lo sigan dentro, con un poco de duda lo hicieron.
Entonces todos quedaron maravillados.
— ¿Pero qué? —preguntó Ross, incrédula al ver el mismo lugar antes desierto, ahora cubierto de luces y submundos.
— Hay pequeños quiebres dimensionales, no lo suficientemente grande como para que pasen demonios, pero con un poco de magia..—explicó Nicolas señalando el lugar.
Por obvias cuestiones, nadie tenía un puesto en lo más alto.
Florencia y Byron pronto se adelantaron en la caminata, dejando atrás a Kengel y Lizzie. Ninguno pronunciaba palabra, pero sus ojos curiosos dejaban escapar su emoción por el Mercado de Sombras.
Exceptuando a Kengel, quien disimulaba mucho mejor que sus entusiastas compañeros que parecían olvidar el detalle de mantenerse inadvertidos.
Los puestos eran de madera, algunos aprovechaban la estructura rocosa, otros tenían simples lonas como techo y unos fierros para sostener. Entre las cosas que llamaron su atención, había unos puestos que vendían "rocas de protección", aunque según ellos, solo eran piedras plateadas brillantes.