Cazadores de Sombras - El Dorado 1: Sueños Buscados

Prólogo

ITALIA, JULIO DE 2002

Instituto de Roma

Ella había vuelto a soñar lo mismo.

PERÚ, DICIEMBRE DE 2007

Instituto de Cuzco

Evangeline corrió descalza desde su dormitorio con toda la velocidad que ella podía, su propio aliento escapándose de sus labios y el temor calando por sobre su propia piel. A lo lejos se escuchaban los gritos de lucha de los Cazadores de Sombras en la parte inferior del Instituto, las paredes retumbando como tambores de guerra en plena cumbre, anunciando la muerte inminente.

Los padres a lado de ella, se gritaron asustados.

—  ¿Dónde están los Battlewine? —preguntó Diana a su esposo, cargando de inmediato a su hija Evangeline en brazos para apresurar el paso.

— Los vi convertirse en personas diferentes —pronunció Victor Salvatore con un dolor indescriptible en su pecho, él había perdido a su parabatai frente a sus ojos—. Logré rescatar a la hija, y  la entregue a los Bluedale para que se la llevaran al Instituto de Sao Paulo. Nicolas nos está esperando con el portal abierto en la azotea, iremos también allí. 

Evangeline trataba de no llorar, le gustaban su tíos Battlewine. No podía imaginar como Carolina se sentía. Lo que ella estaría atravesando en estos momentos.

Recordó la primera impresión que tuvo sobre ella cuando llegó por primera vez al Instituto con sus padres a los 4 años; rara y demasiada optimista para su gusto. 

Conforme el tiempo pasó, supo ganarse su confianza hasta convertirse en su única amiga. 

Le resultaba difícil a Evangeline imaginar el rostro dulce y precioso de Carol, demacrada y perdida en el vacío. 

— ¡Por fin aparecen! —exclamó Nicolas, el llamado Brujo sin residencia. Siempre lo había recordado como alguien  que vestía con trajes de gala, ahora parecía recién salido de la cama, con un par de pantalones de pijama y unas pantuflas de cuero marrón. Su rostro transmitía temor e impaciencia. A lado de él estaba un portal verde en forma de espiral con vista y rumbo al Instituto de Sao Paulo— Entren rápido, no tenemos mucho tiempo.

BRASIL

Instituto de São Paulo

Victor y Diana habían dejado a su hija protegida en una de las salas del Instituto que contaba con protecciones; suficientes para proteger a su hija y a los otros niños Cazadores de Sombras. Cuando estuvieron seguros de dejar a su hija, se fueron para irse en busca de información sobre lo ocurrido y de pelear si era necesario.

Evangeline se quedó sola, congelada y asustada entre tantos niños, los únicos con los que podía sentirse cómoda eran con Carolina y Eliezer, por lo que caminó nerviosa entre todos ellos, abriéndose paso entre niños de diferentes edades que lloraban y se susurraban asustados: "Es el fin". 

Ella intentó hacer oídos sordos, pero el miedo corrompiendo a su cuerpo la venció. 

Evangeline se ocultó junto a otro niño que lloraba en un rincón, se sentó a su lado y se hizo un ovillo. Ya no lloraba, solo sentía un nudo doloroso en su garganta ¿Cómo pudo dejar a sus padres? ¿y si les ocurría algo? ¿y si no volvían? No les había dicho que los amaba ¿Era este el fin? 

No, pensó ella. Siempre hay una esperanza. 

Y se aferró a ese pensamiento mientras el tiempo transcurría lento y desgarrador con rumores yendo y viniendo en el aire.

Todo vuelve. Todo vuelve. 

Sin darse cuenta de cuanto había dormido, despertó exaltada. Alguien había tocado su hombro derecho. Alzó su pesada cabeza soñolienta, con el cabello negro cayéndole por sobre su rostro sudoroso y entonces observó a la persona frente a ella.

—  ¿Evangeline? —le preguntó consternada Carolina, el alborotado cabello castaño de ella estaba hecha un lío, tenía la pijama puesta, una pantufla de unicornio le faltaba en el pies izquierdo, y no estaba sola. Eliezer estaba a su lado parado de pie con el rostro sombrío de siempre, pero esta vez con una mezcla de susto como el de todos. 

Evangeline asintió con lágrimas en sus ojos, agarró toda la fuerza que tenía y batallando contra la gravedad, se puso de pies y los abrazó.

Temió de que no fueran reales y que solo fueran un sueño. 

Pero tan pronto como supo que eran reales, por fin, por fin pudo llorar bajo sus hombros.

  — Shhhh —susurró Carolina en su oído, el suave toque de ella palmeando su espalda y como si le leyera la propia mente de ella le dijo: — Estamos aquí, siempre estaremos para ti. 

***

PERÚ, ENERO DE 2012  

INSTITUTO DE CUZCO

— No es solo un sueño Carolina,lo he estado soñando una y otra vez con mucha claridad—insistió Evangeline aferrándose a su vaso de agua. Los tres estaban en la cocina, sentados al borde de la barra—. La misma ciudad deslumbrante, siempre desapareciendo antes de poder alcanzarla, pero créeme que esta vez fue diferente. Logré entrar y es más pude saber su ubicación, no estoy segura de nada, no puedo prometer nada, pero encontraré a "El Dorado".

Carolina no llevaba la cuenta de cuantas veces Evangeline le había comentado sobre el mismo sueño, tenía que tomar una decisión sobre aquel asunto rápido, a su lado vislumbró el rostro de Eliezer que también parecía sentir lo mismo. 

Los dos lo habían discutido un millón de veces, incluso se enojaron el uno con el otro sobre el asunto de el "sueño", sin que Evangeline se diera cuenta, claro.

Al final, el enojo de ambos no duraba mucho tiempo, porque cuando te enfrentaba a demonios constantemente para proteger la ciudad, necesitabas comunicarte con tus compañeros de caza.

— Estás segura sobre ¿dónde encontrarlo? —cuestionó Eliezer a Evangeline, la cuál lucía ofendida sobre su pregunta.

—  Definitivamente, no estoy loca  —aseguró ella a sus dos amigos, la mirada profunda y decisiva hacia ellos. A lado de Carolina, Eliezer le susurró algo como: "Eso es lo que dicen las locas". Felizmente para él, Evangeline no lo escuchó y siguió hablando—. Y lo demostraré. Si ustedes dos no me ayudan, lo haré yo sola.




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