Cazando el Heredero Millonario

9- LA ENTRADA TRIUNFAL



VICTORIA 
Luego de poner al heredero descarriado en cintura, nos dedicamos a conocer la ciudad e ir de compras a las tiendas más famosas del Strip, también hicimos el recorrido en un mini tren turístico. Arthur hizo mala cara todo el tiempo, pero se mostró muy colaborador cuando lo hice posar para las fotos que subiríamos a las redes sociales y que enviaríamos de forma anónima los portales en internet de chismes. Sabía que aunque lo negara, en el fondo él odiaba a su madre por lo que sucedió hace unos años y quería cobrarse por lo que le hizo sufrir, así que poco a poco fue  participando más activamente del plan. 
Luego de superar las primeras 48 horas sin matarnos, pasamos el resto de nuestra estadía de forma  agradable en nuestra falsa luna de miel; con todo lo que el principito gastó en mí, ahora tenía toda la indumentaria para parecer una gran señora  ante los ojos del mundo, incluso cambié el color de mi cabello por un tono mas claro, siempre soñé con ser rubia, pero no hice un cambio tan radical. Arthur había bajado un poco la guardia, tanto, que hasta me llevó al gran cañón sin que yo se lo pidiera, me sorprendió con un  paseo en helicóptero donde descendimos en el fondo del cañón, además de llevarme a caminar por el Skywalk y tomarnos la icónica foto sobre la presa Hoover al volver a las vegas. Por las noches íbamos al casino del hotel y me enseñaba a jugar BlackJack; no ganamos nada, pero nos divertimos mucho, la última noche, volvimos muy borrachos a la habitación, dando por cerrado nuestro viaje, ya que a la mañana siguiente debíamos volver a enfrentar al mundo. 
—¿Estás nerviosa por llegar a casa?. — me preguntó desde el sofá donde lo desterré desde la segunda noche. 
—Mentiría si te dijera que estoy tranquila y que no me importa la reacción de tu madre. — Olga Mitchell es malvada con ganas, es una mezcla de la bruja de los cuentos y Hitler. 
—Va a estar muy enojada, espero que no nos asesine. 
Nos reímos a carcajadas de eso, pero en el fondo sabíamos que la mujer era capaz de hacerlo; luego nos miramos fijamente a los ojos por unos segundos,  hasta que tuve que apartar la mía  avergonzada. Llevaba días notando que Arthur era realmente muy guapo y que tenía una sonrisa que por momentos se veía un poco inocente, no quería que me gustara porque al fin y al cabo nuestra relación era solo un acuerdo comercial con fecha de caducidad, pero me pregunté esa noche si, ¿no sería posible que hubiera entre nosotros algo más que eso? ¿sería tan malo?, alejé los pensamientos de mi cabeza y me dormí, pero tuve sueños inquietos toda la noche donde me perseguían y por mas que corría  tratando de esconderme, al final venían por mi. 

Me desperté sobresaltada y nerviosa, debía prepararme para lo que se venía, no podía mostrar debilidad ante la gran matrona, ahora éramos iguales y no le permitiría que me hiciera sentir que no encajaba en su mundo. 


Tomamos el vuelo de vuelta a Luna de Plata y llegamos a la mansión pasado el mediodía en el auto de Arthur que estuvo estacionado en el aeropuerto mientras nos fuimos. Al llegar una de las sirvientas notó que él llegó acompañado y corrió a avisarle a su mamá. Creo que no me reconoció porque ahora me veo como toda una dama vestida con ropa cara, pero no me importó, Olga vino muy rápido como una estampida de elefantes con toda la intención de armar un escándalo. 
—Madre. —Saludó Arthur a la mujer que lo miró echando fuego por los ojos, yo me escondí detrás de él esperando el momento preciso para hacer mi entrada triunfal. 
—¿Se puede saber donde diablos te metiste todos estos días, Arthur? — me molestó que lo tratara como si fuera un adolescente, muchas cosas cambiaran en esa casa a partir de este momento. 
—Estuve en las Vegas, de luna de miel, madre. — ¡joder! Con el principito, resultó no ser tan cobarde como yo pensaba. 
—¿De que demonios hablas? — el me tomó de la mano y me puso a su lado antes de hablar de nuevo. 
—Madre, esta es Victoria Mitchell, mi esposa. — creo que la mujer sufrió varios infartos de la ira ahí de pie, pero lo disimuló solo para no parecer afectada. 
—¿No es esta mujer una de las sirvientas de la casa? — sonreí con malicia y asentí para que viera que tenía razón. — ¿¡que mierda es lo que te pasa Arthur!?, cuando pensé que no podías ser mas estúpido vas y haces esto. — casi le aplaudo al hombre, que por más que la mujer gritó y gritó rabiosa, no reculó ni un centímetro, permaneció en su lugar agarrándome la mano sin titubear. — ¡Se largan ambos de esta casa!, ¡ninguno de los dos es bienvenido!.— ruedo los ojos y miro a mi marido quien sonrió antes de hablarle a la bruja de su madre. 
—Te recuerdo que esta casa me pertenece por derecho, así que no lo creo, madre, aquí nos quedaremos mi esposa y yo. — la mujer se acercó hacia donde yo estaba, con intenciones de hacerme daño, pero Arthur se interpuso en medio y evitó que me tocara. 
—No voy a permitir que esta sirvienta viva en mi casa, ¡vete antes de que te saque a patadas!. — comenzó a gritar hacia donde estoy cubriéndome detrás de su hijo. 
—¡Nuestra casa suegrita!, ¡nuestra!, Arthur es mi esposo, nos amamos con locura, estamos unidos ante los ojos de Dios y de la ley, ahora hago parte de esta familia, te guste o no. — grito escondida en la espalda de su hijo, creo que no debería provocarla porque con mis palabras se puso como loca y trató de golpearme mientras Arthur la sostuvo con fuerza para que no me hiciera daño, pero ella siguió gritando a todo pulmón: 
—¡Nunca voy a aceptarlo!, ¡ahora mismo voy a llamar a los abogados para terminar con esta ridiculez!. — debo darle crédito a mi esposo por no dejar que se suelte y me  mate con sus propias manos. 
—Ve a nuestra habitación mientras hablo con mi madre. — asiento y comienzo a caminar hacia las escaleras pero en medio del camino mi tía sale de algún lugar al escuchar los gritos y nos encontramos frente a frente.  
—¡Victoria!, ¿¡que fue lo que hiciste!? — olvidé que tenía dos luchas en esa casa. 
—Hola tía querida, estoy bien, Arthur y yo estamos muy enamorados y decidimos casarnos, eso fue lo que pasó. — no puedo continuar hablando porque Arthur que sigue sosteniendo a su madre  para que no vaya tras de mi, me grita enfadado. 
—¡Te dije que fueras a nuestra habitación! — asiento mientras él  empuja  a su madre camino al despacho; mientras yo agarro a mi tía del brazo y la llevo conmigo a lo que  será mi habitación a partir de ahora. 
—Tía, no puedo darte muchas explicaciones, pero simplemente el destino quiso que él y yo termináramos juntos. — le explico cuando ya estamos en la seguridad de la habitación y donde nadie puede escucharnos. 
—No tienes una idea del problema que te has buscado, esa mujer es el mismísimo demonio, va a destruirte y mi también, voy a quedarme sin trabajo, ¡no se que va a ser de mi! ¡y todo por tu culpa!. — me regaña preocupada por su destino. 
—Te olvidas que MI esposo es el heredero de esta familia, por lo tanto como su esposa tengo todos los privilegios de una Mitchell y tu eres parte de mi familia, solo tienes que estar conmigo de forma incondicional, enfrentemos juntas a Olga y enseñémosle a no meterse con nosotras, ¿estás conmigo tía?   
No es fácil pero logro tranquilizarla, entiendo que ella pensaba que le debía algo de lealtad a la bruja mayor, pero yo soy su sobrina y eso nunca va a cambiar y la sangre es más espesa que el agua, necesito aliadas en la mansión y ella lleva mucho tiempo trabajando para la familia Mitchell, nadie mejor para que me ayude a apoderarme del reino, pero sospecho que no será fácil cambiarle el chip. 
Un par de horas más tarde Arthur viene por fin a nuestro dormitorio, mi tía fue a ver como estaban las aguas y cuando me quedé sola las empleadas que antes eran mis compañeras de trabajo, subieron el equipaje de ambos y me miraron con asombro y curiosidad, mientras yo sonreía triunfante porque estaba al fin en el lugar que me correspondía; aproveché luego para acomodar mis cosas en el gran vestidor de Arthur, satisfecha porque me gustaba como se veían nuestras cosas mezcladas, no se por qué, pero desde que volvimos de Las Vegas la idea se que realmente somos la pareja perfecta se arraigo dentro de mi mente, no había planeado que él fuera realmente mi esposo, pero la idea no me disgusta del todo. 
Salí de ducharme y lo encontré sentado en el sofá con la cabeza entre las manos, creo que la cosa se puso color de hormiga en la conversación con su madre y eso que todavía no sabe que mientras el libraba su batalla, yo aproveché para subir todas nuestras fotos a  y grité al mundo mi nuevo estatus como su esposa en las redes sociales, además de enviar fotografías a todo el que quisiera saber que el playboy más deseado del país se había casado con una completa desconocida hacía apenas unos días. 
—Así de mal eh. — le dije sentándome a su lado. 
—No tienes ni puta idea. — responde cerrando los ojos y recostando la cabeza ahora en el espaldar el sofá. 
—¿Qué quieres hacer? — me preocupa que ceda ante las exigencias de su madre y quiera deshacerse de mí. 
—No iremos a ninguna parte, nos echó y le dije que primero se iría ella, que esta casa me la dejó mi abuelo y ni yo, ni mi esposa iríamos a ningún lugar. — sonreí feliz porque al parecer el principito los tiene bien puestos. 
—Sabíamos que esto sucedería, tenemos que mantenernos firmes Arthur, a ambos nos conviene permanecer juntos, seré tu aliada incondicional, para lo que sea que quieras hacer, lo prometo, pero lo único que te pido, es que no flaquees ni te dejes convencer, yo no pienso hacerlo. — le doy la mano y él la  toma apretándola sin dudar; siento que ahora hay un nuevo trato entre los dos, somos mas que cómplices de asesinato, somos un maldito equipo y estoy decidida a ser la ganadora en la guerra con la bruja, Olga Mitchell no va a interponerse en mis planes, voy a acabar con ella. — Si insiste en que nos vayamos, nos iremos, pero te juro que antes de salir por esa puerta, voy a destruir la imagen que tanto protege ante la sociedad. — la bruja aún no conoce mis alcances. 

Fue una noche complicada, Arthur pidió que nos trajeran la cena a nuestra habitación para evitar otro encuentro desagradable con su madre, luego nos acomodamos para dormir  igual que lo hicimos en el hotel, yo dormí en la cama y él en el sofá, lo observé igual que en Las Vegas y mordí mi labio inferior demasiado fuerte, porque sentí un estremecimiento en mi abdomen bajo al mirarlo de esta manera, no quiero que el hombre me guste, pero es que de verdad es demasiado lindo, cuando esta sobrio y se comporta como un verdadero hombre y no como un mocoso inmaduro, es demasiado sexy, además de tierno y dulce, cuando fuimos al gran Cañón lo vi sonreír de una manera que no creí posible y me encantó, cuando estábamos en el helicóptero y yo gritaba emocionada por experimentar algo tan genial, el detrás de sus Ray Ban sonreía con esos dientes perfectos como si le pareciera súper divertido lo que yo estaba haciendo, me gustó también cuando jugamos en el casino y lo paciente que fue al enseñarme a jugar, parecía realmente un hombre diferente y me gustó mucho esa versión de él que no conocía, siempre pensé que era un niño mimado e inservible, pero nunca creí que debajo de esa fachada podría encontrar algo más. 
Nos levantamos temprano, nos arreglamos y bajamos a desayunar con toda la familia solo por picar a mi suegra, Olga no va a relegarnos a un rincón, tendrá que aceptar mi presencia más temprano que tarde porque yo no voy a ningún lugar. Llegó al comedor y al vernos sentados tomando café no pudo evitar volver a molestarnos. 
—Veo que insisten es seguir con esta ridiculez de matrimonio — habla entre dientes como tratando de contener la ira. 
—Olga querida, recuerda lo que hablamos más temprano. — le dijo su marido quien apareció de repente la tomó de la mano y besó la palma tratando de mantenerla calmada. 
—No vamos a ningún lugar, Arthur es mi marido y nos amamos, no pienso separarme de él por nada del mundo. — respondí altiva con mi sonrisa maliciosa disfrutando de amargar a la bruja. 
—Veamos cuánto va a durarte el amor cuando tu amado se quede sin dinero, porque voy a cortarle todas sus entradas. — ya me temía que haría algo así y me preparé para ello. 
—Supongo que tendré que volver a trabajar para mantener a mi marido, puedo preguntar por el barrio si necesitan una sirvienta. — respondo burlona, lo haría solo para provocarle una ulcera. 
—No te atrevas a jugar conmigo maldita arribista. — iba a responderle pero mi marido intervino evitando la pelea. 
—¡Basta ya las dos! — lo dejé estar solo porque me moría de hambre. 

A regañadientes se sentaron con nosotros mientras las empleadas comenzaron a servir el desayuno un poco asustadas por lo que estaba sucediendo en la mesa, yo las miré fijamente para incomodarlas mas; pero de repente toda la sangre de mi cuerpo subió a mi cabeza de un solo golpe de la ira, cuando vi a mi tía poniendo sobre la mesa una bandeja con  pan vestida de sirvienta, cuando claramente le dije que ya no tenía que hacerlo,  esta mujer si que es terca, le advertí que debía olvidarse de trabajar para la familia porque ahora éramos parte de ella y no hizo caso. 
—Tía, ¿Qué haces sirviendo la mesa? Te quitas el uniforme en este momento y te sientas a mi lado a desayunar. — ella se quedó lívida sin saber cómo reaccionar, supongo que no esperaba que la pusiera a decidir frente a todos de que lado estaba. 
—¿Quién te crees para dar órdenes en esta casa aparecida caza fortunas? — me reclama mi suegra indignada, pero en este momento me importaba una mierda lo que la bruja diga, no voy a permitir que mi tía sirva un día mas es la mansión. 
—¿Arthur? — volteo a mirarlo apretando la mandíbula esperando su apoyo, es momento que me demuestre que nuestro pacto es fuerte. 
—Sonya, quítate el uniforme y siéntate a desayunar junto a mi mujer, en este momento — su madre jadea indignada y se para histérica de la mesa mascullando que es imposible que la humillen de esa forma en su propia casa, mientras su marido va detrás siguiéndola como perrito faldero tratando de calmarla. Mi tía se fue y unos minutos después volvió vestida con sus ropas de salir  a la calle, le sonrío y le indico que se siente a mi lado, Arthur ordenó a la servidumbre un plato para ella y la tomo fuerte de la mano, para que entienda que estoy dispuesta a cualquier cosa por conservar mi lugar en la mansión y que necesito de su apoyo, entre más aliados tenga, más fuerte seré. 


 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.