VICTORIA
Luego de la discusión, Olga sale de la sala de juntas azotando la puerta con todas sus fuerzas, ¡que maleducada! y eso que disque muy fina, estudiada y tal, la vieja; Arthur y yo nos miramos y sonreímos burlándonos con complicidad, hemos ganado de nuevo, pero no debemos confiarnos, estoy segura que cuando la bruja ataque, va a darnos con todo. Nos quedamos en el lugar ajustando detalles con los abogados porque no sabía que son varios de los hombres que estaban en la reunión; esto es mas grande de lo que yo pensaba, tengo mucho que aprender si quiero sobrevivir en este mundo. Mientras repasan cuales serán las funciones del principito y le asignan una oficina, estoy sentada a su lado sintiendome taaaan aburrida que creo que voy a quedarme dormida en cualquier momento; hasta que escucho que yo tendré también una oficina cerca a la de mi esposo por exigencia de este, ya que al parecer a partir de hoy trabajaremos juntos, porque van a poner en marcha mi proyecto empresarial cuanto antes; me emociono mucho porque el vago prostituto cumplió su palabra, pero me achica un poco el hecho de que soy una total inútil e ignorante, no se hacer nada, me preocupa ser un fracaso y que todo sea una gran perdida de tiempo y dinero.
—Voy a necesitar mucha ayuda, no tengo mucha experiencia.
Trato de justificar mi falta de educación y preparación para la vida, debí ponerme a estudiar como querían mis padres.
—No se preocupe señora Mitchell, tendrá un equipo que la apoyará y le enseñará todo lo necesario para que pueda a futuro hacerse cargo usted misma de su negocio.
Una de las cosas que mas aprecio es que estos hombres no me traten como idiota, por el contrario, son amables y me hablan con respeto, no como la vieja que en cada oportunidad que tiene me hace sentir cómo si fuera basura.
—Debemos comenzar de inmediato, mi esposa estará encantada de venir a diario a la oficina y formarse para convertir su idea en un negocio rentable, les advierto que es muy trabajadora y perfeccionista, así que no será problema para ella estar aquí muchas horas al dia.
Arrugo la cara con desagrado por la burla y la insinuación de que tendré que venir a trabajar a diario y quien sabe cuanto de mi tiempo, con el cambio de actitud de mi esposo, se fueron sus viejas andanzas, pero también se fueron mis ilusiones de ser una esposa florero que solo se dedica a viajar y hacer compras.
Cuando nos dirigimos a la oficina que le asignaron, en el camino nos topamos con una hermosa morena voluptuosa, de grandes pechos y cintura de avispa que me recuerda mas a una actriz porn0 que a una ejecutiva. Al ver a mi esposo se acerca demasiado emocionada para mi gusto.
—¡Arthur! Que alegría verte.
Le sonríe de oreja a oreja como si hubiera visto al mismísimo Jesucristo, ignorándome completamente, la odio de inmediato, odio su blusa a medio abotonar tan justa que parece va a explotarle en cualquier momento y debo admitir que lo que mas me molesta es que esta tal vez esta sea una de las tantas que han pasado por la cama de Arthur.
—Hola Laura, voy a comenzar a trabajar en la empresa a partir de ahora.
La saluda educado y a ella se le iluminan los ojos y amplia mas esa estúpida sonrisa de dientes perfectos que me fastidia.
—Son excelentes noticias, y sobra decir que estoy a tu entera disposición para lo que sea que necesites.
Lo dice con tono meloso, como si implícitamente le estuviera ofreciendo algo mas.
—Gracias, me vendrá bien la mayor cantidad de ayuda posible.
Arthur parece no darse cuenta del coqueteo descarado de la mujer o el muy sin vergüenza disimula muy bien.
—Sabes que estoy dispuesta a suplir cualquier necesidad que tengas.
Es suficiente para mi, ya traía los guantes puestos desde la pelea con mi suegra, al parecer comienza el segundo round del día.
—Espero que no creas que puedes suplirle a Arthur otro tipo de necesidades que no sean laborales, algunas en especifico las puedo suplir yo perfectamente.
Ella al fin deja de ignorar mi presencia y me mira confundida y un poco avergonzada.
—¿Tu eres?
Me molesta que sea tan confianzuda, a leguas se nota que es una atrevida regalada.
—Victoria Mitchell, la esposa de Arthur y desde ahora espero te dirijas a nosotros con un poco mas de respeto, nada de confianzas, Somos el Señor y la Señora Mitchell para ti.
Lagartona igualada, me faltó decir.
—Por supuesto, señora Mitchell.
Responde sonriendo nerviosa, mi primer pedido será que la reubiquen a otra área o la manden al sótano, donde sea que no tenga que verle la cara nunca mas.
—Vamos amor quiero ver tu oficina.
Lo tomo de la mano y me lo llevo lejos de esa ofrecida, Arthur es mío y no voy a dejar que ninguna mujer me aparte de su lado, estoy dispuesta a luchar con uñas y dientes por mantener mi posición hasta que me muera. Cuando nos hemos alejado, no puedo evitar preguntar enojada:
—¿Te tiraste a esa z0rra?
El solo se encoge de hombros y responde tranquilamente.
—Creo que si, no estoy seguro.
—¡Que asco Arthur! has metido el pit0 en todos lados ¿habrá alguien en esta ciudad con quien no te hayas acostado?
Estoy indignada y celosa por partes iguales.
—Tu y tu hermana.
Quiero golpearlo por su pasado lleno de putería, me siento posesiva de el, odio a cualquier mujer que lo haya visto desnudo o haya besado su boca, eso sumado a los sentimientos que estoy descubriendo que crecen en mi sin control, me hace querer darle un golpe en la cabeza con mi bolso de piel.
—Te odio mucho en este momento.
¿Que me pasa? Esto se me está saliendo de las manos y mi corazón está tratando de ganarle la partida a mi cerebro.
Editado: 21.06.2024