Cazando el Heredero Millonario

17- NO SOY UNA ARRASTRADA

VICTORIA

 


Tuvimos un día realmente ajetreado y al salir de la empresa en la tarde, nos encontramos con una pila de fotógrafos luchando por conseguir la exclusiva de nuestra historia o para el caso tomarnos una buena foto en la entrada del edificio, casi que no dejan que el auto avance cuando obstruyeron el paso, seguridad tuvo que intervenir antes que ocurriera algo realmente malo.

—¡Arthur! ¿Es cierto que tú esposa trabajaba de sirvienta en tu casa?— escucho gritar a uno de ellos y lo miro mal, aunque los vidrios están cerrados y son polarizados, eso no evita que los escuche y vea el flash de las cámaras disparando hacia nosotros.

—¡Arthur! ¿Ya sabes que llaman a Victoria la cenicienta de Luna de Plata. 
—¡Arthur danos la exclusiva! 

No me había sentido abrumada con la atención que generó nuestra boda como en este momento y eso que es apenas el principio del escandalo; con un poco de esfuerzo, seguridad logra quitarlos del camino para que podamos avanzar y cuando al fin logramos irnos, saco mi móvil y busco en las redes cualquier información  nueva sobre nosotros, me sorprende cuantos artículos amarillistas encuentro sólo del día de hoy, incluso algunos son de hace poco menos de una hora; veo fotos de los dos por todos lados y también unas donde solo estoy yo y son antes de casarnos, me llaman cenicienta, trepadora, caza fortunas y un montón de cosas mas, no es que me moleste del todo porque ya sabía que sucedería, pero las fotos que usaron son algunas de cuando estaba en la escuela y otras de fiestas en el barrio mugroso donde me crie, me veo horrible y pobretona, eso es lo que me tiene descompuesta.

Debo contactar los portales de chismes y que me entrevisten como se debe porque la verdad lo que están difundiendo me hace quedar como una muerta de hambre mal vestida y fea.

—Al fin se destapó la olla, dicen que soy una trepadora y que no hay manera que una muerta de hambre, maleducada como yo te haya pescado sin que haya algo detrás de eso, que de seguro estoy embarazada.

Digo con amargura, a pesar de que quería ser el foco de atención de los medios, no era pareciendo que mi marido me rescató de un hospicio.

—No leas eso o te vas a volver loca.

Miro de nuevo las fotos con desagrado y quiero gritar de frustración, esparcí fotos hermosas de los dos en Las Vegas ¿por qué usaron estas tan feas?

—Hay que dar una entrevista y sacarlos de su error, no quiero que me destruyan mas en redes.

Mi marido debe organizar una rueda de prensa lo mas pronto posible y que me conozcan como se debe, puedo apostar que fue mi suegra quien armó todo el alboroto en venganza por lo de esta mañana.

—¿Qué quieres que diga?

Pienso en que puede ser lo mas adecuado y de inmediato tengo una idea.

—Esa mierd que le dijiste a mis padres sobre que me amaste desde que me viste, mientras, debo investigar quien les dio esas fotos tan vergonzosas, estoy casi segura de que fue la maldit Sasha.

Voy a averiguarlo y no importa quien haya sido y eso  incluye a la desgraciada de mi ex mejor amiga, va a pagar muy caro por haberme hecho quedar en ridículo.

Al llegar a casa no quiero ver a nadie estoy demasiado molesta para tener otro enfrentamiento con la víbora y que se burle por lo que está pasando, así que me encierro en nuestra habitación a compadecerme de mi misma, tía Sonya me lleva algo de comer y me consuela por un rato diciendo que pronto se olvidaran de mi, que me tranquilice, pero solo puedo pensar en que soy una mujer en una misión, destruir a mis enemigos. 

Cuando Arthur viene a dormir se cambia a su habitual pantalón de pijama y me mira preocupado donde estoy acostada refunfuñando en el sofá, creo que no procesa verme tan afectada.

—Ven a dormir en la cama, deja ese sofá incomodo. 
Ofrece condescendiente, pero me niego a dormir con el. 

—No, estoy bien aquí.

Respondo cruzada de brazos planeando mentalmente mi próxima jugada.

—Ven y deja que te ayude a sacar toda esa tensión que cargas. 
Ruedo los ojos, el idiota todo lo quiere solucionar con sexo.

—No voy a acostarme contigo, déjame en paz. 

—Sabes que quieres, déjame hacerte sentir bien, tarde o temprano vas a ceder, que mejor que expiar la ira que tienes con un par de orgasm0s.

No sería mala idea, acostarme con él y embarazarme a propósito, sólo para que nunca pueda deshacerse de mi, eso volvería loca a la vieja.

—Tal vez ceda, pero eso no pasará hoy.

Respondo decidida a llegar hasta lo último por lograr mi objetivo, el sonríe satisfecho, al saber que va a tenerme en cualquier momento y por voluntad propia.

—Mientras, podemos divertirnos, soy muy bueno con las manos, puedo relajarte.

Arrugo la cara como si estuviera asqueada, no es que no quiera, es porque su proposición me gusta demasiado y estoy luchando fuerte para negarme y no quiero que se de cuenta y se le infle el ego.

—Eres un idiota, no dudo que puedas hacer maravillas, pero no quiero sobre mi tus sucias manos que quien sabe donde han estado.

Creo que son los celos los que no me permiten avanzar al plan B, solo pensar a cuantas le metió mano antes de mi, me llena de ira y hace que la sangre me hierva de envidia.

—A eso le llamo experiencia, solo para tu beneficio querida esposa.

Lo miro por unos segundos y simplemente corto con el tema.

—Ya duérmete y no me molestes mas. 

**** ***** 

Los días pasan y no vuelve a insinuarseme, lo que me tranquiliza y me molesta a ratos. Cada mañana establecemos nuestra rutina diaria en la que nos levantamos temprano, nos arreglamos y vamos al trabajo; en efecto, estamos trabajando mucho, y aunque esta no era esta la vida que imaginé cuando me casé con él, no me disgusta del todo, quien diría que me gustaría ser productiva y aprender cosas.

Me topo con mi suegra de vez en cuando por los pasillos, la saludo con mi mejor sonrisa falsa, pero esta solo me mira mal y me gruñe, parece un chihuahua.

Estoy en la oficina de mi esposo esperando para que me lleve a casa, cuando la susodicha entra sin anunciarse.

—Arthur, necesito hablar contigo, en privado.

Ni un saludo, ni por favor y todavía dice que la maleducada soy yo.

—Hola Olga, buenas tardes, yo estoy bien, gracias por preguntar.

Digo con ironía, ella es una snob prejuiciosq; ni siquiera me mira cuando vuelve a hablarle a su hijo.

—Arthur, debemos reunirnos, a solas, sin interrupciones indeseables.

El respira profundo y asiente, no estoy de acuerdo en que esté solo con ella, podría usar cualquier artimaña para dividirnos. 

—Vitto, ve a casa y nos vemos mas tarde. 

Me levanto de la silla molesta tratando de evitar que me aleje, esto no me gusta nada.

—Pero, ¿como voy a irme a casa?

No puedo permitir que se vaya con la vieja, esto me huele muy mal.

—Toma un taxi, hablamos cuando llegue.

No se lo pienso poner tan fácil y menos al ver la cara de satisfacción  de Doña Chihuahua.

—No confío en un taxista, necesito un chofer o un auto propio, sabes que dependo de ti, no puedes dejarme botada como reciclaje, ¿que tal y me secuestran?

La mujer pierde la paciencia y me reta. 

—Ya vete trepadora, estás haciendo estorbo, ten dignidad.

Quiero agarrarla de los pelos y arrancárselos todos de un tirón, pero me contengo, porque eso me haría quedar como una salvaje y ella ganaría.

—Muérase, vieja desgraciada.

Respondo con rabia, no le tengo miedo y si me insulta voy a responderle peor.

—Victoria, ¡basta!

Me voy en contra de mi voluntad y es muy tarde cuando mi marido vuelve a casa; al entrar en la habitación de lejos me doy cuenta que está borracho, apesta mucho a alcohol y camina a trompicones, esto está muy raro, sospecho que la reunión con su madre solo fue una táctica para devolverlo a sus viejas andanzas y aprovechar para sacarle información.

—Arthur, apestas a destilería y perfume barato, por tu bien espero que no hayas estado con ninguna mujerzuela. 

Necesito que me cuente que sucedió con detalles, pero en su estado no podré sacarle nada.

—No podría aunque quisiera, estoy obsesionado contigo, no se me para con nadie mas.

Aunque un poco grosera su declaración del lealtad sexual me hace sonreír, pero que ni crea que le voy a dejar pasar esto,  mañana el idiota y yo vamos a tener una larga conversación a cerca de irse de juerga, sabe que eso me molesta en gran manera y mas si pone en peligro nuestra sociedad. 

 




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