Cazando el Heredero Millonario

19–¿A QUIEN DIABLOS QUIERO ENGAÑAR?

VICTORIA

 

Luego de pasar un fin de semana de terror esquivando a la bruja para no tener que verle su cara de perro a punto de morderme, sumado a que, tal vez vaya a querer envenenarme en cualquier momento; volvemos por fin a la oficina a reanudar nuestras labores, cosa que agradezco infinitamente a Dios. Mi esposo como siempre me lleva al trabajo y por primera vez en mi vida me alegro de tener un empleo, aunque cómo está mi situación agradezco por cualquier cosa que me mantenga fuera de la mansión. Porque después de lo sucedido con la vieja, que debe estar respirando por la herida ya que no soportó que la haya rechazado cualquier cosa puede sucederme; desde ese día la evito lo mas que puedo, porque enserió no exagero cuando digo que no me siento segura estando bajo el mismo techo que ella.

Unas cuadras antes de llegar a la empresa mi esposo se desvía y luego de un corto trayecto, estaciona frente a un pequeño edificio de 3 pisos en una de las calles mas top del sector, me siento confundida porque no sé a que vinimos aquí, a lo mejor me va a llevar de compras por el coraje que me hizo pasar.


—Arthur, ¿que hacemos aquí?

Pregunto con curiosidad.

—Esta, será la sede principal de nuestro negocio, conoce el que será como nuestro primer hijo.

Responde con una sonrisa de satisfacción, estoy confundida hasta que caigo en cuenta a lo que se refiere y suelto un chillido de felicidad que creo se escucha hasta el ultimo rincón de la ciudad.

—¡Oh por Dios! Esposo esta es la mejor sorpresa que puedes darme.

Me bajo del auto y corro hacia la entrada mirando emocionada por las grande vitrinas el local vacío que será mi negocio de modas.

—Aquí habrá una tienda física en el primer piso, las oficinas de la tienda online quedarán en el segundo y una bodega en el tercero.

Me informa llegando tranquilamente donde estoy mientras va insertando la llave en la puerta para que entremos.

No hemos ingresado del todo y yo estoy impactada con lo que veo, el sitio es amplio y hermoso, aun a pesar de que necesita arreglos y de estar completamente vacío, es perfecto y se nota a leguas que será un lugar muy elegante.

—Parece una galería de arte de las que salen en la televisión.

He visto lugares cómo este solo en películas.

—Lo fue, y que sepas que tuve que gastar mis ahorros y hacer un préstamo bastante grande para poder obtenerlo.

Abro mucho los ojos sorprendida porque lo compró, debió salirle por un ojo de la cara.

—¿Es tuyo?

—Nuestro, estará a nombre de los dos, los abogados me ayudaron a poner la empresa como aval, así que mas vale que ganemos dinero con esto y paguemos o mamá podría quitárnoslo si le diera la gana y tomarlo como un activo de la empresa.

No puedo contener la emoción y salto a sus brazos dándole un gran abrazo de agradecimiento, este hombre es mi héroe absoluto.

—Gracias Arthur, eres el mejor esposo de todo el universo, hasta siento que te quiero un poquito.

Digo con la cara en su pecho, debo resaltar que huele divino y está muy bien formado así que puede que sea verdad que siento muchas cositas por el.

—Amas que te de cosas, y puedes agradecerme mas tarde en nuestra cama.

Ruedo los ojos y me separo de su pecho, tenía que arruinarlo todo de nuevo con sus cometarios.

—No puedes evitarlo ¿no es así?

—No, molestarte es mi pasión — aunque es un idiota por momentos, no puedo dejar de sentirme inmensamente feliz y satisfecha sabiendo que el principito es mas que un amago de playboy, es muuuuy en el fondo, un hombre de buenos sentimientos. —¿Como quieres llamarlo?

Me toma por sorpresa su pregunta, porque con las emociones recientes, no se ni que es lo que quiero.

—No estoy segura, es que estoy abrumada y no puedo pensar.

Mil cosas pasan por mi mente, pero lo que mas deseo es que mi negocio sea el mejor de todos y que no parezca un lugar ordinario.

—Que te parece… "La Petite Vitto, Luxury fashions"

Arrugo la cara, no se de inglés o francés, pero estoy segura que Petite es algo pequeño y no me gusta como suena, así sea llamativo.

—Me gusta, pero quiero llamarlo mejor; “Casa de modas, Victoria la grande”

Porque mi reinado en la familia Mitchell será épico como el de la reina que fue apodada de ese modo.

—Para nada un cliché. —dice con ironía. —Eres muy egocéntrica.

Suelto una carcajada porque, mira quien me viene a llamar egocéntrica, el narcisista más grande que el mundo ha visto. 

—Le dijo el comal, a la olla.

A pesar de que nuestra unión no fue la mas ortodoxa en el mundo de las historias de los matrimonios, realmente estoy feliz de haberme casado con este sin vergüenza, nunca pensé que las cosas con el serían de esta manera o que sería tan feliz. —Gracias por esto Arthur, estaré eternamente agradecida contigo.

Vuelvo a abrazarlo y el me da palmaditas en la espalda como si lo incomodara mi toque y no supiera como corresponderme.

—Gracias por no dejarte comprar por mi madre.


—Te dije que siempre estaría de tu lado. 
Respondo levantando la mirada hacia la suya.

—Lo se.


Luego de recorrer el lugar y darle algunas ideas de lo que quiero para que las vaya socializando con con el arquitecto, mi esposo me dice que tenemos algo importante que hacer antes de poder retomar nuestras labores; nos vamos y rápidamente llegamos a la empresa, pero no subimos a nuestra planta de inmediato. Me toma de la mano y me dirige a lo que parece ser un auditorio en el primer piso, donde al entrar veo reunidas a muchas personas que luego noto que son periodistas quienes nos estaban esperando.
Al caminar por el pasillo que da al escenario, algunos de ellos nos fotografían por lo que aprovecho y doy mi mejor ángulo, a ver si se olvidan de esas horribles fotos mias que están esparcidas por todas partes en la web.

Mi esposo me presenta al jefe de prensa de la empresa y me ordena que me quede con el mientras sube al escenario donde hay un micrófono en todo el centro y luego de saludar educadamente, comienza a hablar con tono amable pero seguro. Es como si lo hubiera hecho toda su vida, está en su salsa. 

—He convocado esta rueda de prensa, en vista de que están tan interesados en mi vida personal, cosa que no entiendo, porque no soy mas que un simple mortal. — la mayoría de los presentes se ríen incluyéndome, porque todos sabemos que el y su familia son grandes celebridades en este país, no simples personas ordinarias como yo. 
— Los he invitado para aclarar dudas y que me hagan las preguntas que tengan directamente a mi, en lugar de escuchar chismes de pasillo que no son verdad y tergiversan la verdad.

Se arma un gran revuelo porque al parecer todos quieren saber el chisme de su boda con la sirvienta, pero el jefe de prensa interviene organizandolos para que hablen en orden y todo fluya mas facilmente. 
Los escucho preguntar a cerca de como nos conocimos y a mi esposo contar nuestra supuesta historia de amor al estilo disney, anhelando en el fondo de mi corazón que fuera cierta, ellos preguntan cosas bastante personales, pero el responde tranquilamente hasta que decide que el tema está zanjado.

—Quiero pedirles por último de forma muy respetuosa que dejen de molestar a mi mujer, estoy profundamente enamorado de ella y ella de mi y es lo único que debe importar, Vitto, ven.

Extiende su mano y yo camino hasta subir los 3 escalones que nos separan llegando donde está, obvio mostrando mi mejor expresión de orgullo y mi sonrisa mas encantadora.

—Les presento a mi esposa y amor de mi vida; Victoria Mitchell.

Besa mi mano y me hala hacia su cuerpo sin previo aviso, aterrizo en su pecho y sin mas toma mi cara con una mano y posa sus labios sobre los míos, esta vez no estoy sorprendida, de hecho estoy disfrutando del momento, no puedo evitar cerrar los ojos mientras correspondo al dulce y delicioso contacto de sus perfectos labios, mientras, él me besa con tanta pasión que parece que de verdad me ama, escucho el clic de las cámaras y sigo besando a mi perfecto esposo encantada de la vida, pero sin previo aviso se separa de mi haciéndome sentir huérfana de su boca, me sonríe con malicia al ver mi expresión de desagrado para luego dirigirse hacia los periodistas nuevamente ignorandome.

—No hay nada mas que decir; ahora, lo importante aquí es hablar a cerca de los proyectos a corto plazo de nuestra empresa.

Me quedo a su lado al principio sin poder creer que este hombre me puso el mundo patas para arriba y luego continuó como si nada; habla de nuestro nuevo negocio que será lanzado en un par de meses, de los proximos proyectos de las empresas Mitchell, de lo que planea como gerente general y futuro presidente de la corporación, lo miro con orgullo sonriendo de oreja a oreja porque estoy mas que feliz de estar aquí con el, orgullosa de lo que estamos logrando juntos y de lo que nos depara el futuro. Mirándolo hablar, me doy cuenta de algo realmente importante, no puedo mentirme mas, sin querer, me estoy enamorando de Arthur.

Cuando ha terminado la rueda de prensa salimos del auditorio tomados de la mano como la pareja feliz que supuestamente somos, nuestros cuerpos muy cerca del otro como si de verdad nos amaramos y no pudiéramos quitarnos las manos de encima.

—Me agarraste una nalga cuando me besaste.

Le reclamo en un susurro entre dientes para que nadie nos escuche.

—Para que no quede duda que nos morimos el uno por el otro.

A quien quiero engañar, me encanta que me manosee así que lo dejo pasar. Cuando creo que ya vamos a ir a nuestra oficina, el me dirige hasta la salida del edificio sin darme ninguna explicación y cuando estamos fuera señala justo en frente de la entrada donde veo un hermoso Mercedes plateado adornado con un moño rojo gigante, no tengo ni put4 idea de que modelo es, pero al parecer es un regalo para mi. 
 




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