VICTORIA
Estamos en la mesa del comedor desayunando a gusto mi esposo, mi tía y yo como solemos hacer casi a diario, nos reímos de las nuevas publicaciones en redes sobre nosotros; los artículos hablan de nuestra historia de amor parecida a un cuento de hadas y como siendo una chica de escasos recursos logré robarle el corazón al soltero mas codiciado del país, obviamente gracias a las declaraciones que dio Arthur a cerca de nuestro supuesto flechazo a primera vista y mi muy grande y puro corazón. Sonrío satisfecha porque al menos ya no dicen cosas horribles y las fotografías son realmente bonitas, miro otros sitios en la web donde muestran imágenes de Arthur cargándome y besándonos fuera del edificio donde nos vemos muy íntimos, las observo por un buen rato y quedo maravillada de lo bien que nos fotografiaron, pueden decir lo que quieran de nuestro matrimonio, pero el y yo, lucimos como la pareja perfecta.
—Necesito contactar a quien tomo la estas fotos, son hermosas, quiero tener una copia en alta resolución de cada una.
—Te ves preciosa mi niña, se ven muy enamorados.
Asiento en acuerdo con tía Sonya, en las fotos parecemos una pareja realmente enamorada, cualquiera que las vea no dudará que estamos locos el uno por el otro.
—Porque nos amamos con locura, eso es lo único que debe importarle al mundo.
Respondo muy segura, nadie debe dudar de nuestro amor, por lo pronto hemos superado los obstáculos que se nos han atravesado y acallado los malos cometarios, de ahora en mas, nadie pondrá en duda de la autenticidad de nuestro matrimonio, lo que evita sospechas y la verdad de como llegamos a estar juntos.
—¡Buenos días!
Saluda mi suegra quien llega al comedor un poco, (demasiado) emocionada mostrando una sonrisa tan resplandeciente que me da un poco de miedo; olfateo lo que estoy comiendo cerciorándome que no huele a arsénico o a otro veneno. Es muy extraño su actuar, o bien anda borracha o debe haberse embutido todo el frasco de calmantes antes de venir a reunirse con nosotros, porque esa actitud no es normal.
—Tengan cuidado, Olga está muy amable, revísala que no traiga un arma y nos mate a todos.
Se burla mi tía al ver que se sienta en su lugar habitual sin meterse con nosotras.
—Buenos días querido hijo; trepadora, sirvienta.— ahora si parce ella, no puedo evitar reírme de su saludo porque en el fondo disfruto mucho nuestros enfrentamientos, de una forma retorcida disfruto que me llame por apelativos feos y que trate de molestarme, porque ella es la reina de esta ciudad y aunque sea por las malas, hago parte de su familia y tengo su atención, un día va a amarme, lo prometo.
—Hola suegris.
Respondo con mi sonrisa mas petulante.
—Me alegra que podamos reunirnos de nuevo a la mesa como la gran familia que somos.—dice como sin no fuera gran cosa.
Mi tía y yo nos miramos haciendo una mueca de incredulidad por sus palabras, definitivamente se metió algo antes de venir a desayunar.
—Me alegro que pienses así, madre.
Tal vez mi esposo sea tan ingenuo de creerle, pero nosotras no caemos tan fácil en las artimañas de la buja.
—¿Que te traes Olga?
Pregunto sin rodeos, que este tan tranquila es una señal de que está tramando algo malo.
—Nada, es que tuve una epifanía…
—¿Una que?
Preguntamos al unísono mi tía y yo.
—Una revelación, ignorantes. — nos responde con desagrado. — En fin, ya que ustedes dos insisten en estar juntos y se niegan rotundamente a separarse, he pensado que no soy quien para oponerme a su relación.
Una gran bandera roja se iza delante de mi, desconfió de su actitud condescendiente, no puede ser que haya cambiado de opinión de un día para otro, ¿nos acepta? Eso no se lo cree ni ella misma, se debe traer algo bien grande, estoy muy escéptica, pero ella parlotea ignorando nuestros gestos de desconfianza.
—Por lo tanto he decidido que voy a organizar una fiesta de bodas por todo lo alto, invitaré a toda la crema y nata de nuestra sociedad para presentarte ante todos como mi nuera ¿que te parece, trepadora?
Mi mente se va a la imagen de mi esposo y yo, vestidos de gala entrando por unas grandes puertas en el lugar mas lujoso de la ciudad, tomados de la mano como el príncipe y su princesa llegando a su primer baile, he soñado con ese momento por mucho tiempo y por supuesto que quiero ser presentada en sociedad como se debe.
—No confíes en ella, eso es muy sospechoso.
Susurra mi tía sacándome de mis pensamientos.
—¿Por qué el cambio de actitud?
Pregunta mi esposo con recelo.
—Si no puedes contra tu enemigo, únetele, creo que la trepadora ha sido una buena influencia para ti. — abro mucho los ojos sorprendida por el cumplido. —Así que el hecho de que estén juntos puede que sea algo positivo, por lo tanto voy a aceptar su matrimonio.
La quijada me cae en la mesa, ¿estoy escuchando mal o mi suegra acaba de darnos su bendición?
— Pero a cambio de mi apoyo, Arthur deberá esperar a que se cumpla el tiempo pactado en el testamento para asumir la presidencia de las empresas, o sea hasta después de cumplir sus 29, no antes.
Ya sabía yo que tanta amabilidad era una treta, Olga solo está haciendo tiempo para encontrar la manera de postergar la entrega de la empresa a mi esposo o evitarla para el caso, es una víbora hambrienta de poder, no quiere arreglar nada con nosotros, solo busca retrasar su salida de la presidencia.
—Pero faltan casi 2 años para eso y según la clausula, mi esposo puede exigir lo suyo desde ya.
Le recuerdo, porque estoy segura que tanta consideración simplemente ha sido porque hará lo que sea por no ser derrocada.
—Es una buena oferta la que les hago para dejarlos en paz, ¿que vale mas?, ¿su tranquilidad o llevarme la contraria?
Arthur y yo nos acercamos agachando un poco la cabeza muy cerca uno del otro para que nadie nos escuche porque debemos tomar una decisión importante.
Editado: 21.06.2024