Cazando el Heredero Millonario

29–AMOR EN EL AIRE

VICTORIA


Mentiría si les dijera que sus palabras no me afectan de forma significativa, tengo un ejercito de hormigas caminándome en el estomago y me siento como una chiquilla ilusionada por primera vez en mucho tiempo, mis sentimientos están descontrolados y temo que el note todo lo que estoy sintiendo, así que lo que hago es separarme de su cuerpo y guardo un poco de distancia para que no se de cuenta de como me tiene de loca por sus huesos. 

—¿No estás decepcionado por lo que sucedió anoche? Te dejé con las ganas.

Estoy curiosa por saber como se sintió con nuestra interacción intima fallida, no sé mucho de hombres, pero estoy casi segura de que la parte física es muy importante para ellos, por lo que hay que reconocerle su buena disposición; el hombre aguantó mis impertinencias de borracha, me recogió del piso y encima lo dejé con tremenda erección en mitad de la cama para luego provocarlo por no querer hacerme el amor y sin embargo cuidó de mi con dedicación y ternura.

—No todo en la vida es sex0, además, cuando te dormiste fui al baño y me hice cargo de mi mismo.

Arrugo la cara con desagrado, pero luego pienso en él dándose placer y me caliento un poco al imaginar su cara al llegar al orgasmo.

—Es un poco retorcido, pero creo que eso es algo que me gustaría ver alguna vez.

Digo para provocarlo.

—Lo siento, me niego a seguir jalándomela, la próxima vez que me venga, va a ser dentro de ti.

—¡Arthur!

Me sonrojo por su manera cruda de hablar del sexo y aunque lo reprendo, la verdad es que no me molesta realmente porque son mas grandes mis ganas y mi curiosidad, que mi vergüenza.

—¿Qué? No quieres.

Pregunta cómo siempre que le recrimino su forma grotesca de decir las cosas.

—Si, pero no seas tan vulgar.

—Y tu no seas remilgada ¿cómo te sientes?

Examino mentalmente mis malestares y respondo exagerando un poco porque quiero mas de sus cuidados.

—Terrible, la cabeza me va a explotar, no creo poder salir de la cama en una semana.

—Es una lastima que te sientas tan mal, porque me habría encantado cumplir con mi promesa de inmediato, para que te quejes luego de que te duele todo, pero porque te di hasta cansarme.

Mi vientre se contrae por la anticipación.

—¿Siempre tienes que buscar la manera de incomodarme?

El muy sin vergüenza sólo se ríe de mi y sale de la cama rumbo al baño, me encanta la imagen de su culo prieto y desnudo moviendose al ritmo de sus pasos, me imagino rodeándolo con mis piernas mientras clavo las uñas en su carne y mi centro se vuelve liquido. Luego escucho correr el agua en la ducha y unos minutos mas tarde sale cubierto de la cintura para abajo con una toalla blanca y me siento decepcionada por no poder seguir disfrutando de la imagen de todo su cuerpo desnudo. Busca una botella de agua y me la trae junto con unas pastillas.

—Tomate esto, te sentirás bien en poco tiempo, tenemos mucho que hacer hoy.

Le recibo el agua y las pastillas que me tomo de inmediato porque necesito aliviar la jaqueca, pero me niego a salir de esta cama.

—No pienso dejar esta habitación, quiero dormir todo el día.

No sé cuanto tiempo vamos a quedarnos aquí, pero por ahora solo quiero recuperarme de la cruda.

—Lo siento, vas a levantarte y a arreglarte porque vamos de paseo, ponte ropa cómoda.

No me agrada mucho la idea, pensé que nos quedaríamos en la cama y terminaríamos haciendo el amor por fin.

—¿A dónde piensas llevarme? No tengo ganas de salir, estoy muriendo lentamente.

Me quejo para intentar persuadirlo. 

—Te traje para que conozcas París y una tonta resaca no va a truncar mis planes, vamos vomitona.

Ruedo los ojos por su desagradable recordatorio del incidente de anoche.

—No estoy avergonzada por nada. 

—Me sorprendería que supieras lo que es eso, además estamos casados, supongo que hay que amar lo bonito y lo feo de tu pareja.

No pasa desapercibida para mi la manera en la que se refirió a los dos, ¿será posible que lleguemos a amarnos de verdad? ¿será posible que Arthur me ame? Nos miramos a los ojos y siento una energía diferente, definitivamente mucho ha cambiado y ya no somos solo cómplices y socios, ahora tenemos un vinculo que viene de adentro de nuestras almas. El rompe la conexión y se aclara la garganta antes de volver a hablar.

—Apúrate, vamos a explorar la ciudad. 

—Está bien… 

Aunque de mala gana, igual hago lo que me dice, uso ropa y zapatos cómodos porque no se a donde vamos o si vamos a caminar mucho. Hacemos un corto recorrido en el auto y llegamos al Louvre, luego de estacionar y bajarnos del vehículo me toma de la mano y me lleva a la entrada de la imponente edificación, me quedo impactada al tener frente a mi uno de los museos mas icónicos y llenos del mejor arte y cultura en todo el mundo; desde la venus de milo hasta el cuadro de la Gioconda, es un festival increíble de arte; mi esposo me va explicando cada obra maestra y yo sonrío como una tonta escuchándolo con atención porque adoro lo guapo, inteligente y culto que es. No me suelta ni un momento, y al terminar el recorrido vamos a la salida todavía tomados de la mano, nos hacemos unas fotos en la pirámide y luego caminamos por los alrededores hasta llegar al “jardín des Tuileries”. Todo el malestar que sentí por la resaca se ha ido por completo, hacer esto con el ha devuelto la energía y la felicidad a mi vida, observo atenta mi entorno y veo que muy cerca hay una noria y sonrió con tristeza al pensar que nunca he subido a una. El nota mi ensimismamiento y se preocupa al verme tan callada.

—¿Por qué tan seria?, ¿te sientes mal de nuevo? 
Niego y le doy una pequeña sonrisa tranquilizadora.

—No, es sólo que acabo de darme cuenta que nunca he subido a la noria. 
Respondo restándole importancia.




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