VICTORIA
De regreso al hotel no veo la hora de llegar para tenerlo a solas y a mi merced. Aunque me siento preocupada y ansiosa, también estoy segura de lo que siento por él y su lugar en mi vida, por lo que sonrío feliz por estar a su lado; me gusta como Arthur me hace sentir, por eso lo que mas deseo es que hagamos el amor y cerrar por fin nuestra conexión. Estoy decidida a meterme en sus pantalones esta misma noche y nada podrá detenerme.
Al entrar en nuestra habitación, salgo corriendo directo al baño y cierro con seguro, recuesto la espalda en la puerta comenzando a hiperventilar porque esto en realidad está sucediendo; nunca he estado con nadie y quiero que sea una experiencia muy especial para ambos, así que me desnudo, me doy un baño y verifico que las partes mas importantes de mi cuerpo para el sexo, luzcan bien. Entonces me seco, me perfumo, voy al vestidor y me pongo un conjunto de ropa interior bastante sexy de encaje blanco muy apropiado para la ocasión, aunque es algo atrevido, el color también me hace ver un poco inocente.
Salgo sin ponerme nada mas, caminando decidida a su encuentro, me paro muy cerca de donde él está recostado en la cabecera de la cama viendo algo en su móvil, hasta que me nota y levanta la vista, entonces me mira de arriba hacia abajo con ojos brillantes, como una fiera que encontró su presa, se lame y mordisquea el labio inferior y extiende la mano para que me acerque mas él, estoy segura de que le gustó lo que ve.
—Vitto…
Me acerco quitándole el aparato de las manos y poniéndolo sobre la mesa de noche.
—Quiero acostarme contigo, ahora.
Exijo sin titubeos.
—¿Estás segura?
—Si
Ya he esperado demasiado, quiero estar con el esta noche, que me haga el amor cuanto quiera y si al final de todo esto, no terminamos juntos, al menos me quedará el hecho de que lo tuve y fue mio.
—¿No vas a salir corriendo de nuevo?
Pregunta pasando el dedo índice por la costura de mi sostén.
—Estoy muy sobria y saludable en este momento, no hay riesgo de enfermarme de nuevo.
Sin aviso me subo a horcajadas sobre el y poso mis labios sobre los suyos, por supuesto que me corresponde de inmediato, el deseo me invade y muero por sentirlo dentro de mi, que me tome y se adueñe de mi cuerpo y mi ser. Arthur acaricia mi piel mientras su boca me consume y yo me caliento mas, amo que me toque, amo sus labios suaves y dulces, ansío que me tome de una buena vez y por todas. Me muevo sobre el rozando mi entrepierna con la suya, mientras nuestras lenguas exploran nuestras bocas, me acaricia con sus manos por todas partes y yo disfruto de su tacto. Gruño molesta cuando tenemos que separarnos un momento para tomar aire y el aprovecha para apartarme, levantarse y quitarse la ropa, luego vuelve a mi lado y acaricia mi piel con sus labios. Me acomodo de espaldas en la cama con la cabeza en la almohada mientras el recorre mi cuerpo con sus manos y su boca.
—¿Va a dolerme?
Pregunto un poco tímida, porque aunque estoy llena de lujuria y ganas, sigue preocupándome el acto en si.
—Probablemente, pero voy a tratar de hacer el mayor esfuerzo para que lo disfrutes.
Responde con la voz ronca por el deseo, asiento nerviosa y el mete las manos debajo de mi cuerpo para desabrocharme el sostén mientras yo comienzo a temblar, más por la expectativa que por los nervios.
—¡Oye! cálmate, voy a hacerte sentir bien, te prometo que no voy a lastimarte.
Luego que me he quitado la prenda, acaricia mi pecho primero con el dedo y luego con su boca, yo me erizo por su toque, mientras él sigue poniendo besos tiernos en mi pecho y mi cuello de forma lenta y suave; luego me mordisquea el lóbulo de la oreja haciendo que me retuerza por el contacto, sonríe a sabiendas de que estoy disfrutando el juego previo. Besa de nuevo mi cuello y va a acariciando con su boca mi piel en dirección a mi zona sur, en el momento en el que llega al ombligo mete la mano en mis pantis y acaricia mi sexo con sus dedos, sigue bajando con su boca y de inmediato se lo que quiere hacer, lo que hace que me ponga roja como un tomate por la vergüenza.
—¿Que haces? no irás a besarme ahí abajo, eso me avergüenza. — trato de detenerlo agarrándolo por el cabello, pero el hace caso omiso y soltándose de mi agarre. —Arthur ¡No!
—¡Arthur, si! Arthur va a besar el coñ0 de Victoria muchas veces esta noche.
Algo que he descubierto de mi esposo es que disfruta llevar las riendas en la cama y también hablar sucio, dos cosas que para nada me molestan, pero aunque no lo crean soy bastante tímida en el ámbito sexual así que cuando me baja las bragas por las piernas el corazón me late tan fuerte que creo que va a salirseme del pecho. Me reprendo a mi misma mentalmente, porque soy una adulta y lo que está sucediendo es la ley natural de la vida y… —¡Hijo de puta!—Exclamo cuando siento que su lengua acaricia mi botón de placer, un gemido escapa de mi garganta cuando me da un segundo lametazo, el sonríe con malicia sabiendo que me gusta lo que me está haciendo, así que sigue acariciando mi centro caliente con su lengua y todos mis sentidos se nublan.
—¿Te gusta?
Pregunta levantando la cabeza de mi entrepierna para mirar mi reacción.
—Si.
Respondo jadeante.
—Relájate y deja que yo haga el resto.
Asiento acomodando la cabeza en la almohada de nuevo y cierro los ojos entregándome al placer y dejándolo que siga trabajándome, el no pierde tiempo y continúa con su tortura oral, lame y chupa mi centro que está ultra sensible, todo es tan intenso e indescriptible porque él lo hace tan bien, que un orgasmo se forma en mi vientre y comienzo a retorcerme hasta que voy a explotar sin poder contenerme. No deja de besar mi sexo hasta llevarme al maximo punto de placer y un grito se cuela en mi garganta por el orgasmo que se apodera de todo mi ser.
Creo que me desmayo, porque me cuesta volver a mi , para cuando abro los ojos él ya está sobre mi mirándome con esa sonrisita egocéntrica llena de orgullo por haberme desbaratado y vuelto a juntar, tan solo con su boca.
Editado: 21.06.2024