VICTORIA
Arthur compró muchos libros de maternidad porque somos unos ignorantes en el tema, así que todas las noches antes de dormir ambos leemos algo importante de uno y luego intercambiamos información que nos parece valiosa.
—Al final de la semana 8, es decir, el final del segundo mes, tu pequeño deja de ser un embrión y pasa a ser un feto, en términos médicos; el tamaño del bebé será de aproximadamente 1,3 cm, similar al de una frambuesa. — leo en voz alta para que mi esposo escuche. —¿Puedes creer lo pequeño que es?
Es dificil de creer aún que mi cuerpo está formando vida y por eso todo el proceso me tiene maravillada.
—Es la frambuesa mas perfecta del mundo.
Responde besuqueando mi vientre con cariño.
—Arthur, deja de besarme la panza.
Aunque cuando me enteré estaba aterrada y al borde de un colapso, ahora cada cosa que aprendo del proceso me emociona mas y mas.
—No tienes panza, estás muy plana, aun no se nota.
Es cierto es pronto para que se note, pero otras partes de mi anatomía si que están creciendo con rapidez.
—Me han crecido los pechos y ya no quepo en mi jeans.
—Mas para mi.
Él ha estado mas cariñoso que de costumbre, no para de consentirme y cuidarme, cosa que disfruto demasiado, me encanta cómo hace todo lo posible por malcriarme.
—¿Que quieres que sea?
—Me gustaría que fuera un niño y también que se llame como mi padre.
Se que a pesar de que su padre murió cuando el era muy pequeño, mi esposo conserva recuerdos memorables del tiempo que pasó con el y que quiera ponerle su nombre me parece un hermoso homenaje a su memoria.
—Está bien, pero si es niña yo elijo como llamarla, quiero que tenga un nombre poderoso como el de Simone de Beauvoir o Marie Curie.
—Alguien ha estado haciendo su tarea.
Nunca pensé que estudiar o aprender sería algo que iba a disfrutar tanto, de hecho todo se lo debo a que él ha sido una influencia positiva en mi vida, quien lo haría adivinado, el vago sensual y prostituto, me convirtió en una persona de provecho.
—Solo necesitaba un estímulo, me casé para ser una mantenida y tu me empujaste para que me formara, ahora no puedo parar de aprender, gracias esposo.
Me pongo a horcajadas sobre el y lo beso, amo su boca y lo que hace con ella y el disfeuta de mis explosiones de afecto.
—Creo que esto es un sueño, han sido 8 meses irreales, no pensé que las cosas se desarrollarían de esta manera.
Se que se refiere al hecho de que la noche que hicimos nuestro pacto, jamás imaginamos que nos enamoraríamos o que construiríamos una verdadera familia, porque eso es lo que somos una familia de verdad y también somos una unidad indestructible y a prueba de todo.
—Yo tampoco, pero estoy muy feliz de que las cosas cambiaran.
—Al final todo salió bien.
Voy a darles un consejo que espero no se les olvide, nunca se confíen, la vida es como un boomerang y tarde o temprano todo vuelve a nosotros y por ello la calma, solo augura tormenta sobre todo cuando se tiene tanto karma acumulado por pagar como nosotros.
*** ***
Nuestros días transcurren como siempre, trabajamos, vamos a casa, pasamos tiempo de calidad juntos, hacemos el amor casi a diario y nos levantamos a trabajar como locos de nuevo; debo decir que le agarrado mucho el gusto a la cosa del sexo, así que no me molesta ni un poco el apetito voraz de mi marido. Por otro lado trabajar y gestar al mismo tiempo la nueva generación Mitchell no ha sido fácil, porque los malestares del embarazo han cobrado vida y me han atacado con fuerza, nauseas, vómitos y cambios de humor encabezan la lista de mi sufrimiento.
Ya estoy a mitad de mi cuarto mes y hoy no es la excepción para los malestares, así que salgo de mi oficina en busca de una bebida caliente para apaciguar mi estomago; hoy no ha querido colaborar, nada se queda dentro de el, aunque estoy segura de amar a mi pequeño, odio las nauseas matutinas y la vomitera, Arthur está preocupado porque dice que en lugar de subir, estoy perdiendo peso, pero ¿que esperaba? soy una debilucha y quienes dicen que los primeros mese son los mas duros, no mienten.
En mi camino hacia la cafetería veo a una mujer muy guapa caminar muy determinada por el pasillo rumbo a la oficina de mi esposo y de inmediato me pongo alerta, cuando veo que entra sin tocar a la oficina de Arthur de inmediato quiero saber quien diablos es y que quiere con mi hombre, así que me acerco a la puerta que casualmente está entre abierta para espiarlos.
—¿Zara? ¿Que haces aquí?
Escucho a mi esposo preguntar con tono de sorpresa.
—Hola Arthur, ¡mi amor! Estoy tan feliz de verte, por fin puedo estar junto a ti de nuevo, te extrañé demasiado.
¿De nuevo?¿Mi amor? ¿Quien diablos es esta zorra? Mi primer impulso es entrar en la oficina y agarrarla de las greñas y arrastrarla a la salida por resbalosa, pero me aguanto y me quedo en mi lugar esperando porque quiero escuchar la respuesta de mi esposo.
—Zara, por favor mantén la distancia, ahora estoy casado y enamorado de otra mujer, lo siento, pero no eres bienvenida.
Toma toda mi fuerza de voluntad no entrar a dar pelea, mas sabiendo que esa quiere encimársele de mas, pero soy la señora de la casa, no puedo rebajarme y necesito mas información antes de armar un buen pleito.
—Pero, tu me amabas, uno no olvida tan fácilmente, yo no te he olvidado, mi amor.
—Era muy joven, un chico, ahora soy un hombre y este hombre no siente nada por ti, por favor vete.
Es la ex sirvienta, estoy casi segura, debo intervenir de inmediato antes de que se me alborote el espectro, así que abro la puerta y entro caminando con seguridad como si no supiera que ella está ahí.
—Amor, necesito que me ayudes a solucionar un pequeño inconveniente… —Me detengo en seco al ver que la cualquiera está un pelín demasiado cerca de mi marido, se nota que el estaba tratando de quitársela de encima y eso me hace hervir la sangre, pero no dejo ver mi enojo. — Y esta ¿quien es?
Pregunto sin darle mucha importancia, como si solo fuera otra arpía mas que no merece un segundo vistazo.
—Hola, soy Zara, la ex de Arthur.
Responde levantando la barbilla de forma orgullosa, quiero saltarle encima, pero hago un esfuerzo y le respondo tranquila.
—¿La ex novia sirvienta de Arthur? Cariño eres historia, ten dignidad y no molestes a mi esposo.
El hombre sabe que soy una bomba de tiempo en un día bueno, así que aprovecha que la mujer tiene su atención en mi y se aparta a una distancia prudente de ella.
—Te sientes muy segura ¿no es así?
Su tono burlón me descoloca, pero sigo manteniéndome serena, no voy a darle el gusto de verme fuera de mis casillas, eso voy a guardarlo para mi esposo mas tarde.
—Lo estoy, el me ama, nada tienes que buscar aquí.
Ella muestra su sonrisa mas falsa sin moverse ni un centímetro de donde está parada, tomo una respiración profunda para contenerme porque estoy a nada de sacarla a empujones, Arthur parece notarlo y de inmediato interviene.
—Vitto, ve a tu oficina y déjame solucionar esto, luego hablamos.
—No, la que se va es otra. — levanto una ceja hacia ella esperando que comience a caminar fuera, pero la muy perra no quiere poner de su parte así que dejo salir mi lado cabrón.
—Mira mujercita, Arthur es mi marido, somos muy felices y si crees que tienes alguna oportunidad con el, estás muy equivocada, así que recoge el rabo y lárgate, ¿te vas o te saco? ¿Que prefieres?
—Zara, no tenemos nada mas que hablar, por favor vete y no vuelvas, yo no tengo nada que ver contigo.
—Eso está por verse.
Responde sin ápice de vergüenza, pasa por mi lado contoneándose y la tomo del brazo antes de que se vaya, para darle una advertencia.
—No quieres meterte conmigo, te prometo que soy peor que Olga.
Editado: 21.06.2024