Cazando el Heredero Millonario

42–SED DE VENGANZA

VICTORIA

 

 

Realmente no pensaba decirle cosas tan horribles al hombre que amo, pero necesitaba purgar el dolor y que se fuera para poner en orden mis pensamientos y llevar a cabo mi plan, porque lo único que me ha mantenido viva desde que desperté en el hospital, es la sed de venganza, hacerle pagar a esa mujer lo que hizo y cuando ejecute mi plan podré morirme tranquila; por eso me esforcé el triple para ponerme bien y esperé paciente hasta recuperarme de las heridas lo suficiente como para tener la fuerza para enfrentar a mi némesis y cóbrale lo que hizo, porque la única justicia que deseo, es la que voy a impartirle yo.

Saco del bolsillo mi teléfono cuando estoy segura de que estoy sola y marco el numero del investigador que contraté de inmediato salí del hospital para que rastreara a la susodicha, me escribió temprano que tenía noticias para mi, así que cuando responde pregunto sin saludar.

—¿La encontraste?

No quise poner una denuncia por lo sucedido, mi tía estaba vuelta una fiera, pero le dije que esto era algo que sólo yo podría solucionar, nadie mas, ni la policía ni un juez, solo yo; mas sin embargo aunque quería hacerse cargo y se lo prohibí, me ayudó a encontrar al ex policía corrupto que contratamos para rastrearla. Fue mas difícil convencer a Arthur de dejar las cosas así, por que el no quiso desistir de la denuncia en contra de la mujer y al ser buscada por la policía hizo que esta se escondiera de nuevo y fuera mas difícil dar con su paradero.

—Está escondida en una cabaña en una zona boscosa a un par de horas de la ciudad, está sola, mi contacto la estuvo vigilando y me aseguró que no hay nadie con ella ni se ha movido del lugar, así que voy a acompañarla y luego que todo esté hecho, nadie jamás sabrá que usted estuvo ahí.

No quiero testigos de lo que pienso hacer, así que el hombre me llevará y me dejará en el lugar y yo me encargaré de todo.

—Estoy en el cementerio, necesito que me lleve de inmediato.

20 minutos mas tarde pasa por mi y me lleva a enfrentarme a la persona que me hizo tanto daño, me subo al auto con la mente en una sola cosa, hacer pagar a esa mujer. Luego de 3 horas de camino en auto y una larga caminata en el bosque de 30 minutos, llegamos cerca a una vieja cabaña que parece ha visto mejores días, el hombre me entrega un filoso cuchillo que le pedí especualmente que me trajera y lo escondo dentro de mi chaqueta, le digo que no lo necesito mas, que me espere en el auto en la carretera así que asiente y se va; camino hacia la casa escondiéndome entre los arbustos esperando por un buen tiempo hasta que por fin la diviso, viene del otro lado del bosque con unos pedazos de leña entre los brazos, la sangre me hierve porque quiero saltarle encima, pero me contengo y no me muevo de mi lugar, cuando va a abrir la puerta es el momento perfecto, así que salgo de mi escondite y la la sorprendo por la espalda, saco el cuchillo que traía escondido dentro de la chaqueta y lo pongo en su cuello.

—Voltéate, quiero mirarte a los ojos cuando te mate.

Ella grita asustada y cuando se voltea aún con los trozos de madera en sus brazos, terror pasa por su cara porque sabe a lo que he venido y que sólo una de las dos va a sobrevivir el día de hoy.

—Hola cariño, ¿me extrañaste?

Saludo sonriendo de forma maniaca, quiero que toda la locura que he reprimido salga a flote sin ninguna restricción.

—Victoria, ¿como me encontraste? 

Me acerco y le respondo mientras paso el cuchillo por su piel tratando de intimidarla mas.

—El dinero todo lo puede, tenía que mírate a los ojos mientras me respondías si disfrutaste haber matado a mi hijo.

Quiero ver si es capaz de mentirme, quiero saber hasta donde llega su cinismo.

—Quería matarte a ti, no a el.

La paciencia comienza a agotárseme, no olvido sus palabras antes de lanzarme por las escaleras, la odio y quiero verla muerta.

—¡No es cierto!, querías arrebatarme a mi pequeño, lo hiciste a propósito, mataste a mi hijo a sangre fría y ahora debes pagar el precio.

Respondo amenazándola con el cuchillo que tengo empuñado con fuerza en mi mano.

—No te tengo miedo Victoria, ¿que crees que puedes hacerme? No creo que seas capaz de matarme. 

Deja caer los pedazos de madera a mis pies poniendo ambos brazos en jarra y levanta la barbilla para enfrentarse a mi. Soy consiente de que aun estoy maltrecha y que si me golpea en el lugar correcto puede desarmarme, por ello hago lo que mejor se; mentir y manipular.

—Bueno, pues hay dos hombres apuntando hacia ti desde los arbustos, si yo no puedo hacerte nada, ellos lo harán por mi, ¿crees que soy tan tonta como para venir sola? De ninguna manera vas a salir de aquí con vida.

Ella mira hacia todos lados tratando de saber si en verdad está rodeada o estoy inventando todo.

—Ya te dije, quería matarte a ti, que desaparecieras para siempre de la vida de Arthur, tu eras quien debía morir.

Su explicación es tan ridícula como ella, por lo que ignoro sus palabras y le devuelvo las que me dijo aquel día, se las repito para que sea lo ultimo que quede en su cerebro antes de irse de este mundo.

—No te parece un poco Karmico, tu y yo, la una frente a la otra de nuevo, y ahora he decidido que si yo no seré la madre de los hijos de Arthur, tu tampoco, nos vemos en el infierno maldit4 zorra. 

Levanto el brazo y chasqueo los dedos como si diera una instrucción a alguien detrás, lo que la hace apartar su atención de mi y voltear a ver hacia el bosque buscando al falso tirador, aprovechó que está distraída mirando a otro lado y entierro sin piedad el cuchillo en su vientre bajo justo donde supongo debe estar su matriz. 

—Que demon… 

Sin darle tiempo a nada y sin piedad, entierro el cuchillo en el mismo lugar un par de veces mas, ella grita de dolor y luego de la 5ta puñalada cae al piso llena de la sangre que brota de su cuerpo sin control, yo la miro respirando aceleradamente por la adrenalina y sintiéndome satisfecha porque al fin, he vengado la muerte de mi hijo; la miro tirada en el piso tratando de presionar las heridas, quejándose y pidiendo ayuda y sonrío satisfecha por la imagen, ahora estamos a mano, todo termina aquí, así que le doy la espalda mientras ella ruega y ruega por clemencia y yo simplemente me voy y la dejándola ahí sufriendo, esperando a que se desangre y muera muy lentamente. 
 




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