El sudor que me recorría la frente se había convertido en mi orgullo, una muestra de mi perseverancia, de mi compromiso en convertirme en más que un simple medico mas de la familia, no iba a desperdiciar el don de mi abuelo no detrás de las medicinas.
Me rehusaba a las constantes suplicas de mi madre por mantenerme en su linaje de médicos reales a modo de protección, yo no quería esa vida, la sangre que hay en mis venas me decía que mi destino era ser libre.
Esos eran mis pensamientos desde que tengo memoria, todo sería más fácil si mamá no se preocupara tanto, no la puedo culpar estamos en estado de paz momentáneamente y sé que eso la asusta tanto que no admite, el llamado de mi hermana me saco de mis pensamientos.
—Lilith, deja de sudar como puerco y ven, mamá te esta llamando desde hace media hora
—Ya voy Irene, deja que me bañe primero.
No podía quejarme, mi vida es cómoda, desde pequeña he tenido lo que quería pero siempre tenia un costo o al menos eso lo que mi padre le repetía a mi madre, jamás lo entendí, hasta ahora sigo sin entender completamente a que se refieren cuando dicen eso.
El agua recorrió cada centímetro de mí, era un gran alivio para mi cuerpo cansado y pesado, sabia a que me enfrentaría pero no me esperaba iniciar tan temprano.
Bajé las escaleras para dirigirme al comedor, los grandes vidrios eran atravesados por los rayos solares de la mañana tan pacifica, así fue hasta que en mitad del desayuno les dije que mis pruebas para entrar al ejército, específicamente a los nebe.
—Deja ese capricho tuyo! No iras a entrenarte como cerdo al matadero, vales mucho más que ellos.
—Madre, soy como ellos, también merezco estar ahí.— odio que mi madre me mire como si fuera de porcelana, que solo estaba hecha para ser vista.
—No entiendes, ellos no valen nada tu vida vale más, no dejare que mates a mi linaje solo por tu capricho de niña rica!
Tal vez había algo de razón en eso, quería demostrarles a todos que los Alarie no éramos solo médicos cobardes y protegidos del rey, les demostraría que soy capaz de cambiar eso sin importar el costo, pensaba llegar lejos.
— Eso es lo que te molesta que no siga tu linaje? eso es totalmente egoísta y ridículo madre!
—Quieres morir? Entonces lárgate a las puertas del infierno, dejaras de ser mi hija en cuando te inscribas a eso.
—Madre, no puedes…
—Observa como tu insensatez y arrogancia te deja sin madre
Lo esperaba todo, insultos, amenazas e incluso golpes, jamás creí a mi madre capaz de hacer eso, se que le enfurecía que quisiera irme a los batallones, pero no con el extremo de no reconocerme o quitarme el título de hija.
Baje la cabeza, aprete los puños para tratar de detener el sentimiento de tristeza e impotencia que rodeaba mi rostro, agarre toda mi valentía y abrí la boca para poder decirles que lo lograría.
—Te demostraré a ti, a papá y a mi hermana, que soy tan capaz como los demás de pasar ese examen.
—Que harás? Curar y pedir que te protejan a cambio? – el tono tosco e irónico de Irene me hizo voltear a verla, ahí estaba con su mirada burlesca. Siempre dispuesta a arrastrarme cuando me equivocaba.
—Basta! Ustedes tres cálmense, si Lilith quiere hacerlo, que lo haga, mientras no deshonres nuestro apellido.
Ahí estaba papá, nuevamente protegiendo lo único que era valioso para todos los demás nuestro apellido, lo único que teníamos y nos hacía mejor que el resto según él, me levante de la mesa, no estaba dispuesta a escuchar esa absurda platica sobre mi futuro.
A partir de esa noche los días se volvían cada vez mas largos y tortuosos con los reclamos constantes de mi madre, las burlas de Irene y la sobre exigencia de mi padre.
—Si harás algo que sea para honrarnos, no seas débil, deja de ser inútil e inservible por una vez en tu vida, niña caprichosa.
Si alguna vez creía que a mi padre solo le importaba el dinero y la familia, estaba muy equivocada, a el no le importa si muero o si gasta en el funeral, solo le interesa que no lo deje en ridículo frente al rey y los comandantes , prestigio, honor y orgullo era lo que lo movían, odio el hecho de que yo no soy diferente a él en ese aspecto.
Aun podía oír la risa burlona de mi hermana en el oído, odiaba esa sonrisa arrogante que dibujaba su cara, como si disfrutara viendo como era tirada al suelo una y otra vez, mi agonía parece que le alegraba su amargada vida, ella siempre dijo que gozaría verme lastimada, jamás pensé que era verdad.
Habían contratado un guardia personal que además me entrenaría durante el tiempo necesario, me sorprendí al saber que era Mark uno de mis amigos desde que gateaba, era alguien fuerte y capaz de matarme si así lo quisiera, no lo haría por una sola razón lógica, le pagan más por mantenerme con vida que asesinándome, a través de las semanas había notado las cicatrices que había adquirido, marcaban sus brazos hasta llegar a su garganta, era como tener a un ex convicto, el no parecía serlo era mayor que yo por unos 2 años.
Mientras era consumida por mis pensamientos no note que Mark se acercó lentamente, para cuando reaccioné era demasiado tarde en ese instante el lanzó un golpe directo hacia mi rostro. Logré esquivarlo, pero no anticipé su siguiente movimiento: una patada lateral que me golpeó en el costado. El impacto me hizo tambalear y caí al suelo con un golpe sordo. Irene se quedó en silencio por un momento, espere con atención su risa pero no apareció. Me levanté rápidamente, tratando de ocultar mi sorpresa y dolor. Pero Mark no se detuvo; continuó atacando con una serie de golpes precisos. Intenté defenderme, pero cada vez que bloqueaba uno, otro venía desde una dirección inesperada. Mi mente se nubló por la presión y la frustración.