Cazando mentiras

Aquellos que no tienen a quien amar y quien los ame sufren un destino peor que la muerte.

La insertidumbre siempre fue parte de sus vidas, excepto que ella tenia un hogar mientras que el por dentro se marchitaba sin esperar la cura a sus males, rindiendose y convirtiendose en lo que todos le llamaban sin cesar ni dudar "traidor a la sangre".

Ambos peleaban por el control absoluto de sus vidas, ambos eran tan impredecibles como una tormenta y ambos arrastrarian al otro a la locura y el profundo enojo.