Cazando tu corazón

Capitulo Dos

Billy

A penas Mike me subió al auto, me acomodé en el asiento, por suerte el auto era blindado, sonreí, en cuanto la chica estuvo cambiándose de ropa logré colocar cámaras en el departamento, ¿Psicópata? No, ella se lo buscó, había escuchado de Emily Hawking hace años, mi padre dijo que solo era una niña codiciosa, debemos tener la misma edad, o quizás ella sea unos años menor que yo, solo había escuchado leyendas de esa mujer, que era una caza fortunas, que no sabías cuándo iba a atacar, había solo un detalle por el cuál nadie la había descubierto, siempre cambiaba de apariencia, sin embargo para esta vez, uso su encanto natural, era hermosa la verdad, no cae duda que yo hubiese caído en su trampa si no hubiese sido un fiel seguidor de las advertencias de mi padre, siempre me advirtió que me cuidase de las cazafortunas. Por eso siempre me liaba con chicas de una noche, o algo relativamente pasajero, y cuando supe que esta chica me había buscado, averiguándome por completo, eliminé mis registros dejando solo lo esencial, había luchado demasiado como para que una simple don nadie me robara todo, le haría creer que estaba completamente loco por ella y cuando menos lo esperase la golpearía por la espalda, aunque debo admitir que es demasiado agradable estar con ella, parecía tan natural hoy que no sabía si era ella real o la versión de conquista que tenía para mí, cuando dejó caer su bolso leí su identificación, "Rebecca Amilatos" Buen nombre, sabía que su primer movimiento sería buscar un empleo cerca de mis al rededores, era tan obvia de repente. Al llegar a casa cogí un vaso de Whisky con hielo y me senté en el sofá masajeador, esto iba a ser realmente divertido, la quería presa, por la memoria de mi padre.

Cuando llegué a mi habitación conecté la computadora a las cámaras, iba a descargar la app en mi teléfono cuando noté que no lo traía, mierda, espero esa puta no lo esté revisando, conecté el pc lo antes posible, observé el lugar por completo, las cámaras solo estaban en la sala, cocina y pasillo, a su baño no iba a entrar y menos a su habitación, vi algo de movimiento, pero nada ocurrente, solo fue por comida, creo que era más aburrida de lo que me imaginaba.

Lo primero que hice apenas desperté fue llamar a mi teléfono y revisar las cámaras, quería comprobar si la putita era lista o no, eran las seis y media, por lo que mi alarma aún no sonaba. Observé de abajo hacia arriba sus piernas, llevaba una polera y unas bragas simplemente, mi amigo comenzó a despertar, su cabello desordenado, no encontraba el sonido y parecía molesta, el teléfono estaba sobre la mesa y cuando lo halló lo apagó descaradamente tirándolo lejos, lección número uno, jamás despertar a esta chica. Reí, necesitaba una ducha fría. Considerando ese genio, iría a la tarde y la invitaría a almorzar, ella creerá que me tiene en sus manos. Bajé a desayunar, Orlando tenía mi tocino listo, amaba el tocino con huevo por la mañana, era algo que jamás dejaría de comer, acompañado de un jugo de mandarina por supuesto. Alisté mi ropa tranquilamente, hoy tenía una reunión por la mañana, así que usaría la corbata roja, no, demasiado invasivo, creo que la azul dará un buen aspecto, sonreí, si bien no era Brad Pitt, tenía mi cuerpo trabajado, mi sonrisa coqueta y una fortuna irresistible.

-Buen día señor Martinson. – Saludó mi secretaria, sé que la colocaba nerviosa mi presencia, además de subir su falda cada vez que iba a mi oficina, eso era algo a lo que yo le digo "desesperación" no puedes arrastrarte a alguien que no te da ni la hora, pero si fuese amable, creerían que uno es coqueto.

- ¿Hay algo para hoy? – Pregunté, ella se levantó buscando unos papeles. – Cuando lo sepas, vas a mi oficina, en una hora es mi reunión con Chuck y luego quiero que canceles todo lo que tenga. – informé entrando a mi lugar de trabajo, estaba tranquilo, solo, relajado, y podía observar sin culpa a la sexy, pero maldita Emily. Chuck debía estar en una hora, así que fingí seriedad mientras observaba la pantalla de mi notebook. Ella estaba echada sobre el sofá bebiendo una cerveza mientras veía televisión, reí, qué estilo. Realmente no pensaba husmear en mi teléfono, creo que es más estúpida de lo que pensé o tiene otras tácticas. El timbre de su casa sonó, se levantó a abrir y nuevamente dejó a la vista su bonita figura, se notaba que ejercitaba, tenía todo en su lugar.

- ¿Interrumpo? – Preguntó alguien entrando

- ¡Chuck! Pero que susto, toma asiento. – dije tranquilizándome, estaba tan al pendiente de lo que hacía que no noté cuando apareció, Chuck y yo éramos más que socios, nos conocíamos de la universidad, ambos estudiamos administración con la diferencia que yo heredé la empresa de mi padre a penas este falleció, mi amigo prefirió ir por su camino. Luego de dos años, vino a mi empresa para asociarse, obviamente acepté, un negocio hotelero era demasiado bueno para estar conectados.




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