Emily
Me había quitado el vestido que Cassie me regaló para la fiesta, era precioso, realmente tenía buen gusto esa mujer, me quedé en bragas y una camiseta de mi amante, siempre dormía con ella, aún conservaba su olor, reí, recuerdo cuando se la quité, me quedaba tan bien, pero él decía que esa no porque era su favorita, así que yo me la coloqué diciendo que desde ahora en adelante sus dos cosas favoritas en una, él me bajó de la cama sonriendo y nos amamos, como siempre... no estaba enamorada, solamente le quería, él me daba paz, cariño, era todo lo que me gustaba y necesitaba, pero aun así no era suficiente para dejar de hacer esto. Suspiré, el estúpido estaba cayendo, pero había algo en él que me hacía desconfiar, no sabía cómo actuar, me buscaba y luego actuaba de una forma sospechosa, apenas noté que había algo extraño en mi televisor supe que había instalado cámaras, no las iba a sacar, tenía que hacer que confiara en mí fue por eso que contacté a Vic de inmediato, no sabía quién estaba tras esto, pero lo que sabía era que estafar a Martinson nos sustentaría a Vic y a mí de por vida. Ese mismo día me puso al tanto de quién era mi jefa, nada menos que la propia hermana del chico, vaya que lío, entendí el porqué de acercarse a mí, parecía fácil, ella solo estaba apurando mis jugadas. Me disponía a dormir cuando siento la cerradura, tomé mi arma y me escondí tras la puerta, un hombre de cabello caoba se asomaba, estaba todo oscuro a excepción de la luz que se colaba por la ventana debido a que no cerré las cortinas. Él pareció inspeccionar cada rincón, me buscaba, voltee el arma y cuando cerró la puerta le golpee, mierda, estúpido Martinson, escondí el arma en mi bolso, quería espiarme el desgraciado, realmente este caso me estaba hartando, me había salido difícil, lo detestaba. Tomé su cuerpo arrastrándolo hasta mi cama, por suerte tenía fuerza, no la suficiente para cargarlo, era un hombre grande y ejercitado, pesaba de todas formas. Tomé aire y le observé, ¿Qué hacía ahora? ¿Lo mataba? Reí, no podía, aunque tampoco lo deseaba, había algo en él que me encendía. Observé el reloj en mi velador, eran tan solo las tres de la mañana, coloqué un paño húmedo en la parte afectada, le había sacado sangre, dios, me van a retar si se enteran. Traté de curarlo con cuidado, comenzó a removerse, eso era bueno... creo...
-¿Martinson? – pregunté dudosa, coloqué la mejor cara de culpa que pude encontrar. Él se incorporó rápidamente y me observó asustado mientras tocaba su cabeza. – Hey, soy yo, lo siento, creí que entrarían a robar.
-Loca – susurró molesto cerrando los ojos, creo que lo había golpeado fuerte.
-¿Por qué ibas a entrar sin permiso a mi habitación? – soné molesta, él bufó, ¿cómo se atreve? Quería patearlo, paciencia Emy.
-Me equivoqué de suite, abajo me entregaron esta y solo subí porque tenía frío. – explicó, pero qué mentira más grande, si hasta había ido al quinto para cambiarse de ropa, hice como que le creía, me comportaría como una dulce y buena chica. – Si quieres me voy para que puedas descansar, lo lamento linda
-No es tu culpa. – claro que lo es idiota, malnacido, actual lindo Emily...- puedes dormir aquí si quieres, dormiré en el sofá. – sonreí
-Estás demente, no hay frazadas y está helando, prometo no tocarte. – dijo sonriendo
-Es la peor escusa que he escuchado. – dije riendo, que va, no se la dejaría tan fácil pero sí hacía frío, demasiado, nos acercábamos a noviembre. Me acosté tapándome hasta el cuello acurrucándome conmigo misma - ¿Te sientes bien? – pregunté al ver que arrugaba la nariz.
-Estoy bien, solo algo mareado, pegas fuerte. – susurró, yo reí, volteé para observarlo reiterando mi pregunta, él asintió recostándose más, quedando frente a frente, sus ojos miraban mis labios, vaya que me tenía ganas este hombre. Susurré unas buenas noches y voltee, no me tendría tan fácil, aunque mi cuerpo lo deseara. Cerré los ojos y no me di cuenta cuando me dormí, lo único que sé es que no cerré la cortina, yo y mi mala costumbre, la luz entraba apuntando hacia la cama, bufé, me voltee descaradamente cubriendo mi rostro, podía ver su bulto, jo-der... salí de mi escondite, él seguía dormido o eso aparentaba, me voltee hacia el otro lado, mi cuerpo empezó a sudar, saqué una pierna y luego la otra, quería seguir durmiendo pero no lo conseguía, me quejé en silencio de esta frustración hasta que sentí una mano reteniéndome. - ¿Quieres quedarte quieta? – dijo con voz rasposa, sonaba sexy, como sacado de película. Suspiré, me estaba enojando. Observé la hora, diez de la mañana, espero la piscina no esté con gente, hoy solo estarían los invitados de ayer y desde el lunes comenzaría el ingreso de turistas y gente normal, creo que me agradaba ese tal Chuck. Me removí hasta liberarme de su agarre, me encerré en el baño y tomé una ducha relajante, la necesitaba. Escogí uno de los bikinis que había traído y me coloqué un vestido encima, salí sonriente, sus ojos recorrieron mi cuerpo, ugh, hombres, son tan fáciles. Salí de mi habitación ignorándole, creo que no sería tan difícil seducirlo. Llegué a la piscina, necesitaba refrescarme, aunque el clima estuviese frío, este hotel tenía una temperatura ambiente de maravilla, me quité el vestido y me lancé, nadaba tranquilamente cuando veo unos pies a la orilla de la piscina, salí para ver quién era y me encontré con el pequeño Nick mirando dudoso el agua.
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Editado: 02.07.2019