Emily
Desde que me fui de casa de Martinson los minutos parecen avanzar lento, no es que lo extrañara, pero sentía que fallaba en mi trabajo, si Cassie se enteraba de seguro estaría amenazándome, lo cual me extraña, no me ha pedido reported diarios, los cuales hago día a día en mi computadora, podría hasta escribir un libro.
La tarde del lunes Maggie me llamó preguntando si iba a ir, le expliqué que habíamos discutido al nivel de dejarlo, mas insistió en que era una tontería, esa mujer me adoraba, más ahora que las gallinas empezaron a poner huevos, la verdad se me daba fácil lo del adiestramiento animal, siempre sabía lo que realmente querían. Y bueno... resultados, solo era darles atención a esas pobres gallinas. Le pregunté sobre las llamadas que ha estado recibiendo, dijo que no me preocupara, mas si lo hacía, ella era como una madre que nunca tuve, iba a solucionar esto. Me vestí con un buzo y zapatillas, necesitaba hablar con uno de los conocidos de Vic que estaban en la cárcel, pasé por la revisión, esperé paciente hasta que lo trajeron, sostuve el teléfono móvil.
-Qué tal golondrina... ¿ha pasado algo con Vic?
-No, está derrochando una fortuna quizás donde, lo quitaron del mapa de buena forma... te visito por un favor
-¿Qué es lo que podría hacer por ti?- preguntó amable, Gustav era el mejor amigo de Vic, sin embargo, por malas desiciones acabó en la cárcel.
-Hay un hombre que está acosando a una amiga, está en este lugar, ingresó hace poco.- dije.- es un violador, le pagaron por secuestro y abusó de eso.- informé, él asintió, pasé un papel con el nombre, la poli no debía saberlo. Él asintió, le dejé algo de comida con marihuana de regalo, salí de allí, ese malnacido no volvería a molestar a Maggie. Enfermo. Al día siguiente me volvió a llamar, esa mujer sí que se había encariñado conmigo, me alegró saber que el sujeto no la volvió a molestar, me sorprendió llegando a mi casa, el chofer sabía dónde vivía. Preparó un postre para mi, creo que me podría acostumbrar a esto... ella realmente me quería.
Pero no todo era color de rosa, esa misma noche el conserje me llamó, Hector Segovia quería subir, mi corazón se aceleró, le dejé pasar, estaba nerviosa, Martinson no podía saber esto, corté la electricidad del departamento y quité todas las cámaras, las pisé para asegurarme, cuando la energía volvió Hector ya estaba en mi puerta, tocando, respiré profundo y fui a abrir, lucía nervioso, llevaba unos pantalones azules y una chaqueta café, era su traje de la suerte... Caminó hasta la sala esperando por mi, cerré con cuidado y me acerqué.
-¿Quieres un vaso de agua?- negó, mis manos estaban temblando, su silencio me mataba.- ¿Cómo... me encontraste?-pregunté rascándome la nuca. Se sentó en el sofá, se veía calmado, tratando de saber qué decir. Maldito Martinson, si Hector me había localizado, quizás los otros también... maldición.
-¿Qué importa? ¿Cómo estás?... te ves bien, el rubio te queda
-Importa... ¿qué quieres?
-¿Por qué estás tan a la defensiva? Es por tu nuevo juguete ¿no? - bajé mi rostro, ¿qué le decía? De todos los hombres con quién me metí, este fue uno de los que mejor me conoció, pudo ver a través de cualquier máscara, además de tener una viña y caballos, él fue uno de mis favoritos, jamás peleamos, jamás nos enfrentamos, parecía ser demasiado perfecto. - Ese chico Martinson... él no te quiere, está planeando humillarte, gracias a la prensa muchos le han contactado advirtiéndole de ti, y... se van a reunir para planear algo
-Hector detente, ¿Por qué me dices todo esto?- pregunté angustiada, sabía que Martinson sabía de mi, por eso llegó enojado, maldito. Me senté a su lado, había tensión en el ambiente.
-Porque pese a todo... aún quiero salvarte... podrías haber tenido todo conmigo, ¿Por qué querías más? No entiendo para qué seguir en esto, ¿es un juego para ti no? Quiero respuestas Ann... o como sea que te llames
-Hector, por favor, no te hagas más daño, deberías olvidarme, deberías haber encontrado a alguien en estos años...
-¿y cómo? ¿Cómo podría estar con una mujer cuando la única que ocupa mi cabeza eres tu?- acarició mi mejilla lento, una lágrima cayó de mi ojo, dios, este chico era tan bueno... me estaba volviendo blanda.
-Si lo que quieres es hacerme sentir mal... no vas a lograrlo.- tenía que ser cruel para alejarlo
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Editado: 02.07.2019