Cazando tu corazón

Capítulo Doce:

Emily

¡Esto no me podía estar padando jodidamente a mi!

Respiré profundo tragando cualquier sentimiento, Logan estaba frente a mi, algo más maduro, su semblante taciturno, parecía feliz de verme, estaba nerviosa, habían pasado cinco años de la última vez que le vi. Martinson tenía la mandíbula tensa, de seguro pensaba que era mi amante, el silencio estaba siendo demasiado largo, debía hablar, decir alguna palabra, fue Martinson quién aminoró el ambiente.

-Hola, soy Billie Martinson, su novio.- recalcó lo último, reí disimuladamente, será idiota. Logan también sonrió de forma burlona.

-Un gusto Billie, soy Logan, un viejo amigo...- dijo notando mi incomodidad.- Rose, me estoy hospedando en un hotel, te dejaré mi nuevo número, por favor, llámame ¿sí? .- asentí, le entregué mi teléfono, algo en mí se estaba rompiendo, se despidió de nosotros y fue a su mesa junto a su acompañante. Sabía que no me dejaría en paz hasta que le llamara, mis manos temblaban, mi corazón latía de forma veloz, subí al auto intentando aparentar calma, traté de colocar las llaves, mas estas se cayeron, sabía que Billie me observaba atento. Me sentía ahogada, necesitaba desahogarme o esta angustia me consumiría, traté de colocar las llaves nuevamente pero no conseguía atinarle, Martinson me las quitó, estaba molesto y a la vez preocupado, me corrí al asiento del copiloto, manejó hasta mi departamento, estacionó el auto en el subterráneo, sentía su mirada, mis mejillas estaban empañadas de lágrimas silenciosas, necesitaba de James, sin embargo, no olvidaba su traición, necesitaba un abrazo, ¿qué había de malo con eso? Solo un abrazo para calmarme.

-Emi...- su tono era preocupado, sin saber si tocarme o hablarme a distancia.- ¿qué ocurre? ¿Quién era ese sujeto?- preguntó tomando mi rostro con una de sus manos obligándome a verle. Mi llanto se volvió algo exagerado sin poder controlarlo.- oh nena, calma.- y lo hizo, gracias a diosito, me abrazó. Sollocé en su hombro, mientras acariciaba mi espalda tratando de confortarme. Trataba de calmarme, había tanto dentro que dolía. Lloraba de vergüenza, de rabia, de pena. Comencé a respirar para detener los suspiros, y lo conseguí, me separé de Billie, tenía su chaqueta mojada.

- Lo siento... por esto... yo....-limpié mi rostro con ambas manos.

-Vamos, debes calmarte, me tienes preocupado Em... jamás te vi así.- salimos del auto, subimos por el elevador en silencio tomados de la mano, abrió por mi, aún temblaba. Abrió la puerta del baño y me jaló hacia él, preparó la ducha para mi.- Anda, toma una ducha caliente, te prepararé un te ¿vale?- asentí, se estaba ganando mi completo aprecio. Me desnudé lento, con el pecho aún doliendo y apretando. Despejé mi mente, tenía que recomponerme, Billie querría una explicación. Me coloqué el pijama, un pantalón de algodón y una polera de tirantes, salí de mi habitación con el cabello envuelto en una toalla. Billie tenía una taza de té de jengibre en la mesita del living, llegué a su lado, me senté en el sofá sin saber qué decir. Sus manos acariciaron las mías. -¿Te encuentras mejor?- preguntó intentando transmitir su calma hacia mi, asentí.

-Gracias, gracias por estar aquí.- susurré regalándole una sonrisa sincera. Él asintió abrazándome, recosté mi cabeza sobre sus piernas acomodándome de lado mientras él acariciaba mi cabello, mis ojos empezaron a cerrarse, traté de luchar contra ello, pero con sus caricias se me hizo imposible. Sentí como me cargaba hasta mi habitación, me acurruqué contra la almohada, iba retirarse cuando sostuve su mano, no quería estar sola, no hoy. Iba a disfrutar de su compañía por última vez.

-Quédate, por favor, prometo contarte todo mañana.- susurré, Billie se quitó los zapatos y la ropa, se colocó una de sus poleras que tenía en mi armario y se acostó abrazándome..- te quiero Billie, nunca dudes de ello.- susurré entre su oído y su cuello para dormirme.

A la mañana siguiente desperté entre sus brazos, eran las seis y estaba amaneciendo, odio cuando despierto a deshora, me quedé mirando el techo pensando en mi pasado...

Sentí su teléfono sonar, debían ser las siete ya, lo apagó de mala gana y se acurrucó contra mi cuerpo, una de sus manos acarició mi mejilla delicadamente.

-Emily, quiero que me cuentes qué pasó realmente.- susurró acomodándose bien en la cama, suspiré, si Logan no hubiese aparecido, si Cassie no me hubiese ofrecido justicia contra Leon, si... si nunca hubiese pedido a Tomas que me llevara a comer comida Thai... yo no estaría tratando de buscar las palabras para confesarle todo esto a Billie... maldito Billie.




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