Cazar o Morir.

Prólogo.

Cuenta la leyenda que la madre tierra estaba triste estando sola.

El mundo era vacío, sin forma, sin luz u oscuridad. Era la simple y fría nada.

Ella solo apareció en medio de esa nada, con la capacidad de crear vida hasta en el más recóndito lugar. El problema, era que no sabía hacerlo, y pronto se vio envuelta en la tormentosa nada que la rodeaba.

Un día, una mancha de luz apareció frente a ella, un producto de su propia imaginación. Le dijo, que al ser un ser de luz, debía crear un ser de oscuridad para que existiera el equilibrio. Así nació el día y la noche. La madre tierra cortó uno de sus hermosos rizos negros y lo lanzó al aire, y la nada lo absorbió, separando las tinieblas en luz y oscuridad. Al ver que podía crear algo tan hermoso como las estrellas, separó el día y la noche de dónde ella se encontraba sentada, así nació la tierra.

Una noche, vio a un ser precioso bajar del cielo estrellado, hecho de pura oscuridad, pero eso no lo hacía menos hermoso. Él era la noche, lo contrario a ella, que era el día y todo lo creado por la luz. Él se llamaba Lott, y era perfecto. Estaba hecho de los pensamientos de Soledad y dolor de la madre tierra, fue la personificación de lo que ella, ahora llamada Dim, no podía dejar salir de su interior. Eso no impidió que Dim se enamorara perdidamente de Lott, y él de ella. Ellos crearon el deseo carnal y el fuego de la pasión.

Semanas después, se dieron cuenta que la Gran Dim, estaba embarazada de Lott. La madre tierra había descuidado su labor de creación, y saber que esperaba un bebé, la hizo continuar con su propósito. Creó árboles, ríos, mares, flores, todo tipo de plantas y biomas en la tierra. Volcanes, desiertos, montañas hechas de hielo y cubiertas de nieve, iceberg y bosques. Muchísimos escenarios para que sus hijos pudieran ser felices en un futuro.

Pero, faltaban los seres vivos.

Dim sabía que ella podía crear vida, y con ayuda de Lott, tomó corteza de un árbol y tierra fértil del suelo y creó a los humanos. Mujeres y hombres, con las mismas edades y diferentes apariencias poblaron la tierra. Eran muchísimos, y muy débiles, propensos a morir de frío y de hambre. Muchos humanos perecieron por inanición, ya que no sabían que podían comer de los árboles, y beber de los ríos. La madre tierra, al ver que sus creaciones estaban muriendo, creo los animales, y con ello, la cadena alimenticia. Ellos eran los principales depredadores. Lott, les dio el conocimiento de la caza, y les dio el fuego para que se mantuvieran calientes y crearan armas para defenderse de los nuevo peligros que poblaban la tierra.

Viendo que sus creaciones estaban rebosantes de vida, se relajó en su reino, en lo alto de una montaña tan alta que tocaba el cielo, y espero por el nacimiento de sus hijos.

Llego el día del nacimiento, y los gemelos fueron recibidos con amor, y felicidad. Los gemelos eran idénticos, a excepción de sus ojos. Los ojos de Bajir eran brea pura, sin iris ni pupilas; los ojos de Meliah eran puro oro, rebosantes de bien y tranquilidad. Eran lo contrario. Eran el bien y el mal encarnados. Crecieron con demasiada rapidez, y mientras que Meliah era una chica ejemplar, Bajir creaba discordia entre los humanos. Dim y Lott no sabían que hacer con el mayor de sus hijos, descarriado del camino que su madre y su padre habían impuesto.

Al llegar a la edad adulta, Bajir llegó a su hogar en la colina con la noticia de que una humana esperaba un hijo suyo. Se desató literalmente el caos en el Vályx, el castillo de sus padres, pues no sabían a qué se estaban enfrentando. La menor de sus hijos, Meliah, llegó a la conclusión de que debían dejar nacer al pequeño y ver que pasaba.

La mujer humana no tenía idea de porqué su embarazo era fuera de lugar; sentía que su energía era drenada, y tres meses después de que se enterara de su embarazo, murió a manos de su propio hijo, que llevaba en su vientre. La criatura sobrevivió, y era un híbrido, una abominación. La criatura estaba sedienta de sangre, y cuando su padre, Bajir, lo sacó del estómago de su madre, lo mordió a un lado de su cara. Bajir, a pesar de que su propio hijo mató a la mujer que amaba, no pudo hacer nada en contra de él, y lo ocultó en el bosque al cuidado de unas Warert —creaciones de su padre encargadas de proteger el fuego sagrado—al ver las intenciones que su familia tenía en contra de su hijo. 

Ryn creció muchísimo más rápido que su tía y su padre, y mató a las dos Warert que aseguraban su crianza. Hizo una masacre en el mundo humano, asesinó a muchos hombres y mujeres desangrandolos, y bebiendo su sangre gracias a la deformidad en su cuerpo; sus colmillos. Él contaba con una fuerza descomunal y una rapidez indescriptible, y Lott y Dim no podían con él. Los humanos que murieron por su mano, regresaron a la vida convertidos en lo que él era, un vampiro. Las historias corrieron por el mundo humano, y pronto se creó la leyenda de los Rynerers, convertidos por Ryn que al volver a la vida, continuaron matando al perder el sentido del bien.

Ninguno de los cuatro dioses —Bajir, Meliah, Dim y Lott— lograron detenerlo, y se les agotaban las ideas. El mundo humano se llenó de pánico gracias a la creación de Bajir, que más adelante fue apodado el mismísimo miedo. Con permiso de sus padres, Meliah bajó de Vályx en todo su esplendor, a un claro en tierra de nadie, donde solo se encontraba un leñador, su esposa y sus dos hijos. Meliah era hermosa, la personificación de la perfección y la belleza, y el leñador quedó asombrado ante tanta divinidad. La Diosa le contó sobre todo, de cómo fue creado el mundo, y de lo que estaba sucediendo.

Le pidió al leñador su ayuda, y a cambio, le iba a dar poder a él y a toda su familia. Él aceptó, y al hacer un pacto de sangre con la Diosa, fue provisto de un increíble regalo; la sangre de los Dioses corría por sus venas y por las de su familia, convirtiéndolos en los primeros Lairfic, portadores de sangre divina, o cazadores. Él sería el encargado de asesinar a Ryn, sin importar el costo que esto tuviera en su vida. Él cazador cumplió su tarea; asesinó a Ryn con ayuda de los instrumentos que Meliah le había entregado, una daga, un elixir para purificar a las futuras generaciones de Lairfic y un libro rojo. El libro contenía todo acerca de su nuevo trabajo, la forma en que iban a entrenarse los cazadores y los rituales que debían llevarse a cabo.




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