Celda De Diamante

Cap. 10. El misterio de Hailey Bill (Parte 2)

—¿De dónde has sacado esa cosa? —Jadela señaló la muñeca de su hijo—, ¿por qué te lo pusiste Erick? Quítatelo ahora.

—No te lo quites —Helmer aparentó estar escribiendo sobre una hoja, conocía a la perfección la cámara Gesell y sabía lo peligrosa que esta podía llegar a ser, sobre todo si había oficiales observándolos al otro lado del espejo—. Cuando esa agente regrese y te cuestione sobre la prenda, le vas a inventar una historia de cómo la conseguiste.

Erick se le quedó mirando un par de segundos.

—Tu madre me lo ha contado todo, y si quieres salir de aquí más te vale no poner resistencia y ayudarme.

—Antes de llegar —Jadela habló y su hijo se volteó hacia ella—, encontramos a la hermana de Sara. Traía en las manos una caja grande de juguetes para perro.

—¿Roxana Allen? Conque Roxana sabe que estoy aquí, y al parecer está buscando a Hardy.

Elaine regresó al cuarto.

—Collins —Erick le mostró una sonrisa—, ¿puedo hacer una llamada?

Todos lo miraron.

—¿Una llamada? ¿Para qué quieres una llamada si aquí están tu abogado y tu madre?

—¿Me estás negando el derecho que me corresponde?

En la expresión de Elaine era claro que no demostraba agrado, sin embargo y obligada a cumplir con los derechos del hombre, pidió a Martha Susan que le trajera el teléfono.

—Solo puedes hacer una, y que sea rápido.

Erick marcó los números, pegó el auricular a su oído y esperó que al otro lado Rubén le contestara.

—Diga.

—Badat Tipsem 10, 12, 06—y colgó.

2

Rubén gritó como nunca lo había hecho. No necesitó más para comprenderlo todo, lo sabía, Erick estaba detenido y eso anunciaba una enorme desgracia para los cuatro. Así que tomó el teléfono y se comunicó con Steven.

—Está preso, Erick está preso.

—¿Qué acabas de decir? —Steven terminaba de bañarse, y cuando atendió la llamada, la sorpresa le hizo soltar la toalla de su cintura.

—Lo que acabas de escuchar; Erick está en la comisaría.

—¿Eso significa que la policía lo sabe? Maldita sea, Rubén, ¿lo sabe? ¿Saben que nosotros asesinamos a Elizabeth y que enterramos su cuerpo?

—No del todo. Por lo que tengo entendido, la policía posiblemente ya encontró el cuerpo, y según las palabras de Erick antes de que se lo llevaran preso, quería matar al perro porque él la encontró.

—¿Qué perro?

—Sara tenía un perro que al final terminó detestando a Erick.

—Bueno, lo del perro es lo de menos. ¿Qué va a pasar con nosotros?

—Por el momento, nada. Recuerda lo que Erick dijo; no existe ni una sola prueba que pueda incriminarnos, y si las llegara a ver, nosotros haríamos dos cosas: tratar de eliminarlas y negar todo —suspiró—. Erick me ha llamado, y lo único que dijo fue Badat Tipsem 10, 12, 06.

—¿Qué? ¿Entonces cómo demonios sabes que está preso si ni siquiera te lo ha dicho?

—Porque al decirme Badat Tipsem 10, 12, 06, sabría que lo iba a entender todo. Tal vez por eso prefirió llamarme a mí.

—¿Y qué mierda significa eso?

—¡La canción, Steven, la canción! ¿¡Ya la olvidaste!? Ellos vienen, y yo no los puedo ver…

—A ver Rubén, si es la canción que estoy recordando, entonces Hailey Bill está muerta, Sara está muerta.

—En este caso Hailey Bill no está representando a Sara.

—¿Entonces?

El hombre lo pensó, y vaya que se tomó su tiempo para responder.

—A Roxana Allen —sus ojos brillaron—. Hailey Bill está representando a la hermana mayor de Sara.

—Y Erick quiere que lo hagamos, ¿verdad?

—Erick no, pero el pacto sí.

3

—¿Qué? —Elaine y al parecer todos dentro y fuera del cuarto quedaron igual de confundidos—. ¿Qué dijiste? ¿¡Qué fue lo que dijiste, Erick!?

Dos palabras, un par de números y nadie tuvo en claro lo que significaban, ni siquiera su madre que se apretaba la tela del vestido.

Elaine salió al pasillo, miró a su padre y al grupo de oficiales que se hallaban cerca.

—Que alguien me repita lo que dijo.

—No te preocupes, el interrogatorio está siendo grabado, le pediré a los encargados que nos hagan llegar la cinta de video.

—Papá, encárgate de esa cinta, yo seguiré con mi interrogatorio.

—Usa toda tu inteligencia, porque si solo sigues haciendo preguntas irrelevantes, el abogado tendrá toda la libertad de llevarse a Howard con él.

Elaine volvió al cuarto, miró detenidamente a los tres y suspiró.

—Veo que no tiene nada más qué decirnos, señorita agente. ¿Podemos retirarnos?

—No tan rápido abogado, quiero saber de dónde fue que Erick consiguió ese brazalete.




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