Celestial (luz de medianoche 2)

Temible oscuridad

Capítulo 19:

Temible oscuridad

 

Dess

Me toma unos minutos orientarme en la realidad, después de que Santiago me dejará del otro lado de la calle. El edificio en ruinas es el panorama con el que se encuentran mis ojos, además de Romina cargando con el nuevo celestial tan desorientado como lo estuve yo a escasos minutos.

De esa manera transcurren unos buenos treinta minutos en los que los dos vampiros se encargaron de sacar a todos de las ruinas. Nadie dice nada respecto a lo ocurrido, solo nuestras respiraciones agitadas es lo que se puede percibir en tan desolado lugar. No puedo dejar de pensar en lo cerca que estuve de hundirme de nuevo en las garras del mal, quizás a pocos pasos de cruzar una puerta sin retorno.

—Es momento de regresar a la academia —dice Daniel recordándome la razón por la que hemos venido.

Inmediatamente Romina levanta al nuevo celestial sobre su hombro, como si de un costal se tratara. Aunque el chico se rehúsa a que la vampira lo cargue hasta la academia, ella no le hace caso. Puedo imaginar lo que está pasando por su mente en estos momentos, y lo que sea se resume solo a un nombre: Dimas.

—Gabriel muévete —ordena la vampira, para luego dejar un visaje después de su partida.

Me levanto, y mis alas automáticamente se preparan para alzar el vuelo. Los argeles tienen la agilidad de un vampiro en condiciones de velocidad, por lo que Daniel y Geraldine rápidamente toman el mismo camino que la vampira, y Santiago lleva a cuestas al anciano.

—¿Qué ocurrió exactamente? —pregunta el demonio mientras sus alas emergen de su espalda con una luz cegadora y hermosa. Los demonios tienen rostro de ángel, tan hermosos como el Dios supremo los creo, y muchos de ellos con el alma tan podrida que opaca su belleza ante los ojos de la humanidad, siendo el rostro que muestran el de criaturas horrendas y hasta deformes.

Gabriel es diferente, aunque su origen proviene de un ángel desobediente que fue expulsado del cielo; él ha tomado un camino distinto.

—Encontraron a una mujer muerta con el cuerpo lleno de símbolos, la tenían en la enfermería y de un momento a otro sus ojos se abrieron y los símbolos fueron expulsados de su piel para apoderarse de las paredes —explico en resumidas palabras lo sucedido. Él frunce el ceño pensativo, como si nada de lo que digo tuviera sentido—. Ronald solo dijo que te buscáramos inmediatamente.

—Dimas estará bien —afirma—, quien me preocupa realmente es Ronald.

Y sin más explicación alza el vuelo. Sandra me mira extrañada, pero me encuentro en la misma situación. ¿Por qué Ronald es quien podría estar en problemas?

Mis pies dejan de tocar el suelo y mis alas se impulsan con ferocidad hacia el cielo.

***

El mal es representado de muchas maneras, pero ninguna se compara con lo que observan mis ojos en este momento.

La enfermería ha sido despejada por todos sus alrededores. Un sello ha emergido de la tierra: algunos montículos de tierra que forman un círculo que rodea toda la edificación, y del que no se tiene explicación. Geraldine ha estado parada a pocos metros de la entrada del recinto, su postura es un claro indicativo de una ira contenida mezclada con el miedo por la oscuridad que ha nacido dentro de los terrenos de la academia.

Se cree que es un sello de protección porque ha contenido la maldad que ha brotado del cadáver de esa mujer desatando una mortandad que ha consumido hasta la misma estructura. Todos lo que se encontraban dentro de la enfermería se han consumido en cuerpo y alma.

La muerte de Mary ha sido muestra de lo paso dentro, ella alcanzó a salir, pero el mal se esparció de una manera tan rápido que al dar tres pasos fuera del recinto la devoró: su cuerpo comenzó a deteriorarse, a pudrirse con cada uno de sus agitados respiros hasta que solo quedo una extraña y pestilente masa de sus restos. En cuanto a Mauricio, al parecer está bien. Aislado en estos momentos.

La edificación se ha tornado oscura una negrura pestilente que ha provocado asco y terror. Controlar el miedo entre los estudiantes más jóvenes ha sido imposible. Ocurrió tan rápido que no hubo tiempo ni siquiera de ingresar al recinto, mucho menos de comprender lo que ha pasado.

—Geraldine, creo que lo mejor es que desalojen la academia —sugiere Gabriel.

El demonio observa con horror e impotencia.

—¿Entiendes lo que ocurre? —pregunta Geraldine en busca de un rayo de luz entre tanta oscuridad.

—Han realizado un ritual de invocación a alguna entidad de las tinieblas, y lo que está ocurriendo ahora es su liberación sobre la tierra —explica Gabriel sin quitar la vista del recinto.

—¿Por qué se ha liberado aquí?, las tierras de esta academia están protegidas por muchos sellos, que se desaten las tinieblas en este lugar no puede ser posible —la negativa de Geraldine es desesperante.

Puedo entenderla, han ocurrido muchas cosas en un muy corto tiempo. Pero esto es demasiado.

—Mi teoría es que todo comenzó con la muerte del lobo, no tengo idea de los símbolos que se encontraban en su cuerpo, pero es muy posible que algunos coincidan con los que tenía este nuevo cadáver, al igual que esa mujer que encontraron tiempo después en la carretera. Ambos entraron a la academia, y quizás esas dos muertes debilitaron las protecciones de este lugar. Eso también explicaría todos los ataques que hemos recibido. Además, todavía tenemos dudas sobre el posible traidor.




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