Celestial (luz de medianoche 2)

Infernal

Capítulo 41:

Infernal

 

Dess                                            

La razón de que los rebeldes estén reunidos en una plaza es por unos jóvenes que han denominado infernal.

No puedo verlos a todos, ni siquiera sé con exactitud cuántos han cruzado al mundo terrenal, pero estoy segura de que son más de tres y uno de ellos se ve aturdido, en ninguno momento ha alzado la mirada, con el torso desnudo y cubierto con un tatuaje que abarca toda su ancha espalda, tiene un parecido con el sello que posee mi piel, pero estoy segura de que no se trata de uno de nosotros.

De él se desprende un aura cargada de malicia, que evoca el estremecimiento del cuerpo. Tengo la sensación de que he visto ese intrincado diseño de líneas que se cruzan entre sí sobre su espalda en alguna parte, y no ha sido en la tierra. De eso estoy muy segura. Un símbolo que proviene del infierno, si tan solo estuviera un poco más cerca para detallarlo podría deducir de qué se trata.

El tiempo en que estuve siendo torturada por el príncipe de las tinieblas y sus secuaces vi muchos escudos representativos entre los generales, los mismos que marcaban en sus soldados, y lo que ese chico lleva en la espalda podría tratarse de uno de ellos.

Es todo lo opuesto a un celestial, lo que significa que el príncipe de las tinieblas no ha estado perdiendo el tiempo después de que los celestiales regresáramos, aunque algunos se desviaron en el camino justo en su dirección, ha tomado sus previsiones. Me sorprendería que no lo hubiera hecho.

El muchacho apenas lleva puesto unos pantalones de lino holgados, de alguna manera se ve recién salido de la tumba, pálido aunque su tono de piel es trigueña. Al igual que como lo estuve hace meses atrás, pasarán algunos días para que de alguna manera se adapte a su nueva vida en la tierra, y todo lo que implica ser una criatura infernal.

Lo tienen sentado en una banqueta, él no parece tener las fuerzas suficientes para sostenerse. El general del infierno, hijo de Geraldine, sostiene uno de los brazos del chico. Se ve como un tipo normal, con un pésimo gusto para vestir. ¿Quién le habrá dicho que esa camisa con grandes palmeras, en un tono naranja y negro que asemejan un atardecer está de moda? A mi parecer se ve ridículo, pero claro, es un demonio que hace unos pocos días abandono su acogedor hogar.

La multitud ha comenzado a disiparse un poco para darles espacio, y al tiempo, Arnold se aleja en la dirección que hemos abandonado, asumo que en busca de sus acompañantes. Apenas y nos dio tiempo de salir del edificio sin que se dieran cuenta de nuestra presencia y ahora observamos desde la cercanía de una pequeña muralla de arbustos florales que están justo detrás de ellos. Definitivamente hemos encontrado una habilidad para no ser detectados o algo más está sucediendo aquí.

—No le mintieron completamente —digo en un susurro.

—¿Le conoces? —pregunta Erick.

—Creo que es el mismo chico al que le rajaron la garganta con la promesa de regresar siendo un celestial, solo que ha vuelto…

—Siendo un infernal —termina de decir Leonardo.

Asiento.

Todavía puedo recordar como la hoja se deslizaba por su cuello arrebatándole la vida con su consentimiento. Lo que no imagine era verlo de regreso y convertido en un arma en nuestra contra, aunque, eso no debe sorprenderme. Nada debería conseguirlo, los rebeldes son capaces de hacer lo que sea para que el príncipe de las tinieblas concrete su reinado sobre la tierra.

—Nuestras dos puertas se han vuelto una ranura en el espacio —dice el chico aun encorvado sobre sus rodillas.

Ha funcionado. Lo hemos conseguido.

—¿Qué dices? —gruñe el general.

—Que hemos perdido las dos puertas, y tu ejército no podrá cruzar —responde el chico con la voz tosca, llena de rabia, ira.

Eso es, el símbolo en su espalda es la representación de la ira. Uno de los siete pecados capitales, eso no es bueno. Nada de lo que provenga del infierno puede ser bueno.

—Ha llegado el momento de irnos —susurro.

Esa noticia hace que todos entren en conflicto ante las inesperadas palabras del chico y la desesperante búsqueda de los dos desertores. Aprovechamos el momento para alejarnos en la dirección que se ha ido la sin alma. No durará mucho tiempo en que se den cuenta de que los dos sellos han sido eliminados de sus portadores, y en ese preciso momento cuando se darán cuenta de que estamos en la zona.

La calle, a diferencia de la anterior está custodiada por sabuesos y las pocas damas del infierno que lograron escapar de las habilidades de Gabriel. Es difícil saber con exactitud que custodian, puesto que se encuentran dispersos.

Dimas me agarra del brazo y me arrastra hasta doblar la calle, desde aquí no nos podrán ver, pero la herida de su brazo sigue abierta y la sangre ha traspasado la tela del vendaje, lo que nos hace presa fácil. El gruñir de las bestias no se hace esperar, nuestra única opción es correr, ¿en qué dirección? Si regresamos hacia la plaza nos topamos con una buena cantidad de rebeldes, del otro lado de la calle están los sabuesos y de este lado una avenida, pero Sandra… Me cubro los idos cuando una fuerte explosión se desata en algún lugar. Por lo menos eso es lo que pienso hasta que observo parte del edificio de los sin almas cubierto por símbolos en un intenso y brillante color amarillo, también se le une el resplandor de un tono rosa. Eso tiene que ser obra de Leonardo y Erick.




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