Capítulo 14:
Secuestro de Daniel
Dimas
No me ha quedado más que decirle toda la verdad a Romina, ella es muy persistente. Por lo menos ha prometido mantener el secreto. Ahora solo queda hablar con Paula para que nos cubra con la mentira.
Algunos no nos importa el daño que Ronald causo en el pasado, yo que estuve allí cuando lo sacamos del orfanato vi el horror en su mirada, también todo el tiempo que se llevó para sanar sus más profundas heridas, para ser quien es ahora. Sin embargo, sé que algunos lo cuestionarán, juzgarán sus actos y lo que realmente espero es que si su verdad en algún momento sale a la luz Anastasia no lo vea como un monstruo. Que su amor por él sea tan fuerte como para no dejarlo caer en la oscuridad.
Romina está dormida sobre mi cama, su cabello que ha crecido un poco esparcido sobre la almohada, el azul va desapareciendo dejando un degradado de tonalidad casi blanquecina. Su respiración es lenta, apenas y puedo percibir el subir y bajar de su pecho. Por una razón la humanidad siempre ha creído que los vampiros siempre estuvieron muertos, pero son los que pierden su alma los están en realidad. En cambio, ella está tan viva como un bebé recién nacido. El tono de su piel es blanco casi pálido, una de esas personas que por más que se exponga al sol no logran tomar un poco de color.
Acaricio su tobillo y ella se mueve, pero no se despierta. Han sido días difíciles y muy pocas horas de descanso, cuando pensamos que todo está bien es porque ocurre algo mucho peor que lo anterior.
Dentro de tres horas será la pira funeraria. Entre todo el proceso de rescate del anciano algunos lobos murieron al ser atacados por sabuesos del infierno, la manada ha tenido muchas bajas, sin contar las que hubo cuando los rebeldes perpetraron la academia.
El silencioso ataque a la academia donde secuestraron a Daniel todavía no tiene sentido para mí. O bueno, lo único en que he podido pensar es que en efecto alguien está dándoles pase libre a los rebeldes en nuestro territorio. ¿Quién puede ser?
Me recuesto al lado de Romina, envuelvo mis brazos alrededor de su cintura ella se remueve un poco hasta que se adapta a mi cuerpo, nuestras piernas entrelazadas. Cierro los ojos, pero no en busca de dormir, de descanso, sino un sueño revelador, una señal que hace algún tiempo no recibía.
Es inmediato, como una puerta abriéndose. El lugar es oscuro no entra ningún tipo de luz, me cuesta un poco ubicar el espacio, pero parece un galpón abandonado con paletas de madera, montones de ellas amontonadas por el lugar, trozos de lo que alguna vez fueron máquinas que no alcanzo a detallar.
Mi atención va dirigido a la pequeña reunión que tienen los rebeldes, son pocos, entre ellos se encuentra Arnold que al parecer ha tomado el puesto de líder. No puedo escuchar nada de los que dice, sin embargo, puedo hacerme una idea de lo que está por suceder.
Daniel está entre ellos, atado a cadenas en una de las paredes y lo están cubriendo con símbolos, sí, como aquel chico lobo que fue asesinado cuando Dessire llegó a la academia. Eso tiene que significar algo, pero ¿qué? No lo han secuestrado para hacer que su hermana seda ante chantajes por parte de los rebeldes, buscan su muerte y algo más.
También hay una mujer, que ya se encuentra con toda la piel marcada de símbolos, llora desconsolada y aterrada por todas las criaturas que se encuentran a su alrededor. El aspecto de los sin alma es como ver un cadáver andante, y ni hablar de los vástagos del infierno que son sombras casi corpóreas.
La madre de Santiago, un sin alma se da vuelta y se queda mirando con sus oscuros en mi dirección, dudo que pueda verme. Ella viene hacia mí y su mirada va más allá, doy vuelta y encuentro la dirección de sus ojos. Puertas dobles tiemblan ante un movimiento exterior. Espero a que están sean abiertas en cambio soy expulsado de allí.
Abro los ojos, y estoy en la habitación con Romina más despierta que dormida.
—¿Pasa algo? —pregunta estirándose como un gato.
No estoy muy seguro de que lo que vi este sucediendo justo en este momento, o este por suceder. Lo que sí es que van a sacrificar a Daniel si no lo recuperamos antes.
—¿Conoces algunos galpones abandonados que no se encuentren tan lejos?
—Sí, la familia de Santiago tiene unos de esos —responde.
—Iremos hasta allá, van a sacrificar a Daniel y a una mujer allí —me salgo de la cama y comienzo a buscar mis zapatos.
—Geraldine ha salido en su búsqueda —me recuerda.
—Cierto, ¿pero si no llegan a tiempo?
—Vale iremos a buscarlo nosotros —se agacha por un lado de la cama y me lanza mis zapatos, los atrapo en el aire—. Apúrate, que los galpones están un poco lejos.
Para cuando termino de calzarme los zapatos ella esta lista, esperándome en la ventana. Vale, parece que saltaremos. ¿Por qué tiene que ser tan rápida? Agarro mi chaqueta, y salto detrás de ella. No hay nadie por la zona así que nos escabullimos en el bosque con facilidad.
***
Una línea de seis galpones cubiertos de maleza a un lado de la carretera es donde supongo tienen a Daniel. Hemos tomado prestado el auto de Santiago. Me salgo de la carretera hacia el monte, entre la alta hierba y algunos arbustos se mantienen muy bien ocultado. Apago el motor, y permanecemos en silencio unos minutos. No hay movimiento por delante de los depósitos, tampoco ha pasado ningún otro auto por la carretera eso no significa que esta zona sea solitaria, a unos trescientos metros más adelante hay un pequeño pueblo.
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Editado: 27.07.2021