¡Algo golpeó mi ventana suavemente!.
¡Están tirando piedrecitas!.
—¡Pis!, ¡Pis!, ¡Pis!
¡Céline!.
¿Que haces aquí?.
—Vine por ti ¿Qué no ves?.
Son las 10 de la noche, es muy tarde.
—No vamos a ir muy lejos. ¡Ven!.
¿A dónde vamos?.
—Aún no lo puedes saber. ¡Baja!
¿Y si caigo?.
—No lo harás confía en mí.
Está bien, espera un momento.
...
¿A dónde vamos?.
—¡Shh!
Pero...
—¡Shh!, Espera un poco.
...
¿Para que me traes aquí?.
—Es mí lugar favorito; cuando descubrí que Marión me engañaba vine aquí durante varias noches y me sentí muy bien.
¿Qué haces cuando vienes aquí?.
—Pienso.
¿En qué?
—Lo bueno, lo malo y que hacer para superar mis problemas.
Un silencio incómodo nos invadió, de nuevo ví tristeza en su rostro.
...
¿Alguna vez has querido cambiar tú destino?.
—Jamás he pensado en eso. ¿Por qué?
Ya estoy cansada de todo esto, quisiera ser igual de importante que los hombres.
—¿Importante?.
¡Si!.
Digo... Si tú puedes estudiar ¿Por qué yo no?, si puedes elegir quien gobernará el día de mañana ¿Por qué yo no?.
—Tengo razón.
¿Qué?.
—Tengo razón eres increíble.
¿Por qué?
—Nunca me había topado con una mujer que pensara igual que tú.
No solo las mujeres deberían pensar como yo, también los hombres deberían hacerlo.
—Desde muy pequeños nos enseñan que el poder lo tienen los hombres. Es casi que imposible cambiar el pensamiento de un hombre al cual le inculcaron que él es quien manda.
¡Exacto!. Casi, pero no imposible.
...
Entre charla y charla se hicieron las 12, 1, 2...
Hasta quedar dormidos; nunca había ido a la calle sola y mucho menos había dormido.
Llegando a casa mamá me abordo con miles de preguntas, insultos y regaños.
—¿Dónde estabas?, ¡Ya empezarán las habladurías!, ¡Eres una cualquiera¡, Deberías dormir siempre en tú cuarto ,etc.
De eso se preocupan todas las señoras de sociedad; del ¿Qué dirán?. ¡Por Dios!, deberían preocuparse más de sus vidas y por un momento ser feliz.