Cementerio de deidades

CAPÍTULO NUEVE

Cuando los problemas se avecinan todos reaccionan de maneras diferentes. Unos con temor, otros con fingida indiferencia y unos pocos con una sed anhelante de victoria.

Arica reaccionó de la primera manera, el temor la visitó y se instaló  a su lado. Como si estuviera esperando a tomar un té y charlar con ella de la vida.

 

Toda la valentía que siempre la había caracterizado la abandonó en instantes, convirtiéndola en una pequeña niña con temor a la oscuridad.

 

En la noche del día que Claus había llegado, se dirigió apresurada junto con Nieve con Ruh en busca de un consejo, un cariño y palabras de esperanza pero todo lo que recibió fue lo contrario.

 

Lo que sintió desde el momento en que se enteró que no se había percatado de la presencia de nuevas personas en el bosque cobró sentido.

Ruh estaba débil, su poder se debilitaba a cada segundo que pasaba y el bosque, de manera casi imperceptible poco a poco, comenzaba a quedarse sin vida.

 

Fue allí con el corazón estrujado que Arica obtuvo las respuestas que siempre quiso, el porqué de su existencia.

 

—Sabes que hay alguien con mucho poder más que nosotras ¿verdad? —le cuestionó Ruh hablándole en su mente a su pequeña niña de cabellos blancos, a causa de que no podía hablar abiertamente.

 

—Si, es quien te ordenó crearme.

 

—Exacto mi niña...nadie sabe su nombre, solo se sabe que es la Diosa y Madre de todas las criaturas sobrenaturales del mundo —mientras platicaban Ruh acariciaba y tejía el pelo de Arica decorandola con pequeñas flores— Una vez cuando estaba en este mismo lugar apreció frente a mi. Era una mujer completamente hermosa con un cabello gris y una piel tan pálida que incluso Ruh creyó que podría reflejarse en ella.

 

Se había quedado sorprendida al verla, la mitad de su rostro estaba oculto tras un manto de hielo que poco a poco se convertía en ramas las cuales adornaban su largo vestido.

 

—Tengo una misión muy importante para ti, querida Ruh—le había dicho la mujer con un tono dulce— Te daré el poder necesario para ello. 

 

>>De tus raíces crearas una niña poderosa, incluso más que yo. Serás la encargada de criarla y prepararla para su misión. Debes decirle su destino cuando el momento adecuado llegue, tú sabrás en qué momento hacerlo.

 

Cuando las flores se marchiten y el veneno se esparsa entre los humanos,

cuando a las aves se les arranque las alas y los niños ya no rían.

 

Cuando los amores desaparezcan y sean cautivos de la oscuridad,

ella deberá brillar y liberar a su pueblo.

 

Luego la Diosa se marchó sin más y Ruh no volvió a verla, desde ese entonces protegió y amó con todo su ser a esa pequeña niña que de sus raíces había nacido.

Le enseñó lo que era el valor, el ser fuerte pero también le enseñó a ser bondadosa, amable y agradecida.

 

Y ahora que el momento había llegado, sus raíces vibraban de terror preocupada por aquella mujer y su destino inevitable.

Fue allí en los brazos de su madre que Arica comprendió cuál era su verdadero motivo para vivir. No era proteger el bosque, eso había sido solo una minúscula parte de lo que debería hacer.

 

Su misión era liderar la batalla contra los humanos, liberar a su especie.

 

Se dirigió al centro del pueblo con paso firme y la frente en alto. Cuando llegó ya todos la estaban esperando, ella había convocado a una reunión de todo el pueblo. Debía ser una buena líder y para ella, eso implicaba  hablarles con la verdad.

 

—Se que muchos de ustedes se han dado cuenta de que algo está ocurriendo —dijo mirando al frente, deteniendo la mirada en cada uno de los cambiaformas que se encontraban expectantes a sus palabras— Ruh se está debilitando, su poder ya no es tan fuerte y es por ello, que si alguien traspasa la barrera ya no lo sabremos.

 

Sus palabras causaron un gran alboroto por todo el lugar, ante aquello Teodoro se estremeció preocupado por el bienestar de ese amor no correspondido para él.

 

—Pero eso no es todo —sus siguientes palabras provocaron que el lugar se quedara en silencio— Los humanos tramas algo, muchos de nosotros están desapareciendo de la mañana a la noche sin dejar rastro y por fuentes cercanas sabemos que los están secuestrando, enjaulados como animales y torturandolos. No sabemos para qué, pero sí sabemos que no vamos a quedarnos de brazos cruzados. Estaremos más atentos y a partir de ahora las cosas comenzarán a cambiar.

 

Desde ese día el toque de queda se instauró en el bosque, a partir de las nueve de la noche nadie podía vagar por el lugar por su seguridad hasta que el sol saliera mientras que las guerreras se encargan de patrullar todos los límites del bosque día y noche, atentas a que nadie los traspasara y también se creó un bunker con el poder de Arica.

A pesar de estar hecho de ramas este era sumamente resistente y lo suficiente amplio como para que todos se resguardaran dentro de ser necesario. 




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